Existe una expresión popular que puede sonar muy dura, que dice: “hay que hablar con el dueño del circo y no con el payaso”, y en caso de Venezuela el dictador Nicolás Maduro no alcanza a ser el payaso, pues apenas es un títere de Raúl Castro y de la camarilla comunista cubana, ya que indudablemente el vecino país es una colonia de la isla, comenzando desde el punto de vista militar con un ejército de ocupación de cerca de 15 mil hombres.
En el plano económico al igual que en la colonia en donde España se llevaba nuestras riquezas, Venezuela le tiene que pagar tributo a La Habana diariamente con miles de barriles de petróleo, además desde lo social la patria de Bolívar es una colonia, porque el gobierno cubano orienta el método de distribución de alimentos, la educación, la salud y la vivienda, y no se diga nada en el aspecto político e ideológico en donde el régimen de Maduro recibe órdenes de Castro para reprimir y asesinar a la población, o para montar una Asamblea Nacional Constituyente de bolsillo.
Queda claro que Raúl Castro es el dueño del circo con el que tiene que dialogar el bloque de los gobiernos de países latinoamericanos, que hicieron una declaración en Lima-Perú el pasado 8 de agosto en contra del gobierno sanguinario de Venezuela, porque hay que saber ¿cuándo Cuba le va a dar la independencia a Venezuela? O es que definitivamente anexaran a esa nación a La Habana; y aquí habrá que recordar al presidente de EE.UU. Ronald Reagan el 12 de junio de 1987 cuando frente al muro de Berlín le exigió al líder soviético ¡Derribe esté muro, señor Gorbachov! Cosa que ocurrió en noviembre de 1989 con una insurrección popular, de la misma manera los gobiernos de la región le deberían exigir a Raúl Castro la liberación de Venezuela.
Las declaraciones del actual presidente estadounidense Donald Trump, acerca de no descartar una acción militar en Venezuela, le ha servido de munición para que los seguidores de esperpento marxista leninista metan sus acostumbrados alaridos, creyendo en una posible invasión de marines norteamericanos, cuando sabemos que no necesariamente para USA esa es la única opción, y ya lo vimos recientemente lanzándole misiles crucero sobre una base área siria en represalia por un ataque de ese régimen a la población civil con químicos, o en abril de 1986 cuando el ejército norteamericano atacó a los palacios presidenciales en Trípoli de Muammar-Gaddafi mandatario de Libia, y como estos hay varios sucesos de acciones militares de USA en diferentes partes del planeta que no han sido necesariamente invasiones territoriales.
Así que no hay que tomar las palabras de Trump como una amenaza de invasión a Venezuela, más bien sabiendo que ese país lo ha convertido la camarilla castro-chavista en la autopista de la cocaína, lo que sí se puede presentar es una interceptación de los aviones que salen de Venezuela con droga para Europa y EEUU, lo demás es producto de las mentes calenturientas de lo que llaman izquierda radical.
Dentro de esas mentes febriles esta la del presidente de Bolivia Evo Morales, quien sale con sus sandeces creyendo en una invasión a Venezuela, cuando lo que debería responder primero sin ambigüedades, es: ¿Por qué en su país en 2003 se cayó el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, por unas protestas en donde hubo la cuarta parte de los muertos que han habido en Venezuela en los últimos días, y el genocida de Nicolás Maduro todavía está en el poder? Claro que Evo Morales jamás se referirá a ese interrogante, pero la respuesta es sencilla: porque Maduro hace parte de la secta marxista leninista que es una demostración de barbarie y vandalismo, que considera a los seres humanos como simples cosas para satisfacer los apetitos burocráticos de la camarilla comunista.
Además a la élite comunista poco le importan los muertos en las protestas, ya que el marxismo tiene implantado el crimen en sus genes, sin olvidar que el comunismo totalitario le ha regalado a la tierra en el último siglo cerca de 150 millones de asesinatos; entonces para los depravados marxistas leninista, 140 muertos en Venezuela no son nada, ante la historia genocida de su engendro, de ahí que Gonzalo Sánchez de Lozada ante los muertos en las protestas de Bolivia en 2003, renunció por vergüenza, mientras que Maduro como fiel marioneta de Raúl Castro continua masacrando al pueblo venezolano.
Definitivamente el futuro de Venezuela pasa por el colonialismo cubano, quien es en ultimas el que decidirá la suerte del país petrolero, paro no entrar en una guerra civil que necesariamente será de liberación, por ello para evitar esa confrontación, Raúl Castro como jefe del colonialismo cubano al igual que las potencias imperiales en la década de los sesenta y setenta del siglo pasado que le dieron la independencia a sus colonias en África, le debería conceder la liberación a la patria de Bolívar y así poder creer realmente en la autodeterminación de los pueblos, que no es como la entiende el exalcalde de Bogotá Gustavo Petro.