La crisis política acabó con los partidos

La crisis política acabó con los partidos

"Los mayoría son disfuncionales, aparecen para participar en los negocios electorales, vendiendo los avales que expiden"

Por: Martin Nicolas Barros Choles
octubre 26, 2017
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La crisis política acabó con los partidos

Los partidos políticos en Colombia son inexistentes, aun cuando gocen de personería jurídica, facultándolos para avalar candidaturas y listas en elecciones populares para cargos ejecutivos (presidencia, gobernación y alcaldía) y legislativos (congreso, asambleas y concejos); les cedan espacios televisivos para que se expresen y manifiesten públicamente en nombre de los partidos que representen.

Los mayoría son disfuncionales, aparecen para participar en los negocios electorales, vendiendo los avales que expiden. No tienen cómo certificar censo de militancia y carecen de orientaciones ideológicas que los caractericen. No disponen de sedes abiertas al público, ni de órgano de información. Tampoco de planes, proyectos y programas. Están supeditados a las circunstancias de acomodos y conveniencias en beneficio personal. Como no tienen ideología política que los identifique, en la ley de partidos implementaron la existencia de los mismos, en apariencias ocasionales, sujetando esta a la representación de elecciones de parlamentarios, por lo menos un miembro en Cámara o senado indiferentemente de cómo gane la curul, bien de manera lícita e ilícita, manipulando las elecciones populares, donde predominan: fraudes, clientelismo politiquero, en la compraventa de electores, sin sentido de percepción y pertenencia, que se ofrecen como productos o mercancías, en ofertas y acaparamientos.

El registro de antecedentes históricos de los partidos políticos no aparece porque no tienen memorias, ni pensamientos, ni mucho menos informaciones básicas. Además, falta comunicación con el pueblo que los elige, generando resultados omisivos, improductivos e inmorales que los desacredita. De nada sirven los partidos sin ideales, posicionamiento, ni confianza; operados sin organización directiva, administrativa, ni contable; que rindan cuentas y propongan alternativas de los hechos y las acciones que emprendan en educación y obras de interés y beneficios comunes.

La estabilidad de los partidos políticos,no debe depender de la elección de congresistas, sino del pensamiento ideológico que profesen, prediquen y practiquen quienes los conforman y militan, con acción, vocación y devoción; divulgando, los planes, proyectos y programas a consideración y gusto de los participantes que se vinculen. Partidos, organizaciones o movimiento político, constituye de hecho, una sociedad democrática y deben regirse por los fundamentos básicos, cumpliendo los requisitos de una sociedad mercantil para los efectos legales y formalidad de manejos ordenados.

Frente a la crisis institucional que padecemos por la corrupción que nos carcome, muele y destruye —por responsabilidad atribuible de manera directa a los partidos políticos que gobiernan y legislan— se requieren transformaciones, antes que continuar en favor del “yo” me apropio, acaparo y adueño de lo ajeno, en detrimento del patrimonio público.

El hecho de que los aspirantes a la presidencia de la república se desliguen de los partidos en los que militan y desprecian es la mejor demostración para calificar el estado crítico que padecen. Germán Vargas Lleras fundador director único del Partido Cambio Radical lo desechó y se lanza, al igual que 26 aspirantes, a buscar firmas para avalar las inscripciones de la candidatura.

Los partidos tradicionales liberales y conservadores que han sobrevivido, amamantados por la burocracia, han perdido la fortaleza que los distingue y diferenciaba, con los colores de las banderas, que orgullosamente flameaban, quedando archivadas en el baúl de los recuerdos. Militantes desertan de los partidos y algunos aspirantes a la presidencia de Colombia se inscribirían con firmas.  Hasta ahora solo dos de las múltiples candidaturas a la presidencia de la república serían avaladas por partidos políticos. Uno de ideología de izquierda, patentada en el Polo Democrático y otro de derecha plasmada en el Centro Democrático, dirigido por el expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez. El partido de la “U” financiado con mermeladas, con el mayor número de senadores elegidos, se desarticuló y desmembró, con tendencia a desaparecer al finiquitar el período en postrimería.

Contradictoriamente la nueva ley de reformas políticas, persigue acabar las inscripciones de candidatos con firmas, cuando los que están han acabados, son los partidos políticos, que avalan candidaturas y listas, para elecciones populares.

 

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