Una enfermedad ocasionó el confinamiento de la mitad del mundo, provocando el cierre de la mayoría de las actividades económicas, con excepción de algunos sectores de primera necesidad.
Latinoamérica es el continente más afectado por la cuarentena obligatoria, ya que es el más desigual y al mismo tiempo el más pobre; un lugar donde priman el trabajo informal y los bajos salarios.
Ahora bien, Colombia es uno de los países más afectados en esta parte del mundo, una nación que confió su salud y vida a los sectores privados que se lucran con un derecho universal, y donde hay un sistema sanitario de precarias condiciones que nunca ha podido atender a toda la población que lo requiere: las personas tienen que esperar horas infinitas en las puertas de los hospitales para ser atendidos.
En medio de ese panorama, el presidente Iván Duque implementó una de las cuarentenas más prolongadas que se han llevado a cabo en occidente. Esto provocó que la mayoría de las personas se vieran drásticamente afectadas; tanto los informales que viven del día a día sin tener derecho a pensión ni seguridad social, como los empleados que tuvieron que ser despedidos porque sus empleadores quebraron. Los analistas económicos predicen que no vamos a salir de las crisis hasta el año 2021.
Estamos ante una crisis que no quiere dejarnos en paz y una coyuntura que se transformó en un fenómeno de la economía.
