El sociólogo Chileno Carlos Santamaría junto con el escritor Pablo Emilio Obando y los humanistas Harry Brunal y Alberto Quintero Arturo me han invitado a conformar un grupo científico y filosófico entorno al tema del coronavirus y sus incidencias en la humanidad.
En la primera sesión nos piden que planteamos un problema trascendente frente a este fenómeno que tienen en vilo al planeta desde todos los espectros; en primer lugar por supuesto la salud pública, la economía, la política, la sociedad, la supremacía de la vida por encima de cualquier otra consideración, las consecuencias sufridas por el planeta debido a la sociedad de consumo, el calentamiento global, la contaminación, el abuso en la explotación de recursos naturales, los límites territoriales entre especies, la deforestación, etc.
En las redes sociales y en la web circulan toda serie de artículos entorno a las enseñanzas que nos deja esta crisis, partiendo de la crisis del modelo Neoliberal que deja en evidencia la necesidad de fortalecer lo público por encima de los intereses personales, la necesidad de robustecer el sistema de seguridad social en especial el de la salud, la investigación, la ciencia y la tecnología, la unión solidaria, el orden mundial, la posibilidad de que las guerras económicas se pueden transformar en guerras biológicas, nucleares o de cualquier otro tipo; lo esencial de la prevención y la solidaridad, el origen de la hambrunas y las migraciones, el papel de los organismos multilaterales y su falta de independencia, entender que un acto de lesa humanidad es eso, una lesión a la humanidad y por lo tanto la envilece; entender que la corrupción y los modelos políticos tienen en crisis a las democracias, la excesiva acumulación de la riqueza en unos pocos, los terratenientes, la capa de rentistas y los banqueros le hacen daño a la humanidad; el bienestar general prima sobre el particular, entender que la tierra necesita un respiro, requiere un espacio; que nuestra madre es grande, fuerte y se regenera rápidamente, la necesidad de respetar a la naturaleza, estamos educando a las personas para sobrevivir y no para vivir, el cambio se debe realizar desde la libertad no desde la obligatoriedad, la vida es corta y se debe vivir intensamente, no somos seres aislados, nos debemos no solo a un núcleo familiar, a una comunidad y a una sociedad, sino a un ecosistema y más allá a un universo; somos una pequeña mota de polvo en el basto espacio, es imperativo dejar atrás el anacronismo, las empresas farmacéuticas requieren de un estricto control para evitar la contaminación viral. Al mismo tiempo que surgen interrogantes en torno a: Es este el mundo que queremos para nuestros hijos?, cual es el límite del poder y la riqueza frente a la civilidad?, Etc. Finalmente la muerte no distingue de razas, creencias, condición ni estratos sociales.
Entrando en materia debemos iniciar por decir que el empirismo ha sido a través de la historia de la humanidad el principal mecanismo de aprendizaje, el cual es significativo porque refleja nuestras experiencias y vivencias basadas en el error y el ensayo; bajo esta fuente del conocimiento entonces el aprendizaje se constituye en un avance que se traduce en superar una dificultad o un obstáculo producto de un ejercicio reflexivo acerca de lo que está bien o de lo que está mal. Podríamos decir entonces que la vida en sí misma es un experimento y ese proceso hace parte o es inmanente a la esencia del hombre.
Hecha esta reflexión el problema fundamental que plantearía es:
¿La humanidad aprenderá y acogerá todas las enseñanzas que nos deja esta crisis relacionada con la pandemia del coronavirus?
Como de igual manera el grupo de estudio nos solicita que no nos quedemos en la diatriba, se hace imperativo presentar al tiempo una propuesta de solución:
La solución que plateo a esta problemática se sustenta entonces en los procesos de normalización o normatización de las experiencias. Esto quiere decir qué los líderes mundiales, los organismos multilaterales y los libres pensadores del mundo, debemos acopiar todas estas experiencias que como se expuso abundan en las redes sociales y en la Web, para la toma de decisiones en la regulación de los ámbitos del modelo político económico y social que debe regir a la humanidad.
Se espera que como mínimo nuestros líderes mundiales y la humanidad entera, hayamos entendido que esta pandemia es una de las muchas advertencias que la naturaleza nos está dando.
Por ello debemos dejar atrás el individualismo, la ambición excesiva por el dinero y el poder, estas son cosas efímeras; llegó el momento de pensar en la comunidad, en la humanidad, invertir en lo público, la salud, la educación, los programas sociales, la infra estura debe generar bienestar, el mundo debe ser más solidario, debemos cuidar el medio ambiente y esto solo se logra con un acuerdo mundial que no puede seguir basándose en el poder de veto de las grandes naciones, sino en el establecimiento de un nuevo orden mundial de carácter multilateral, dejando atrás los profundos errores nacidos de la falta de independencia de estos organismos que afectan sus decisiones, así como la posibilidad de hacerlas efectivas.
No solo debemos buscar sobrevivir como especie sino también como sociedad.