Resulta contradictorio que quien ejerza como periodista tenga que estudiar esa carrera para denunciar las desigualdades; o quien desea curar a otras tenga que estudiar algo relacionado con la salud, como medicina o enfermería. Esta es una de las muchas contradicciones del ser humano y que se acentúan en el sistema capitalista salvaje actual. Ante la pérdida de esa humanidad, quizá lo más doloroso es darse cuenta que profesiones como las mencionadas —que tienen que ver directamente con el ser humano—, no son ajenas al control económico y político.
Ya lo decía el presidente de Uruguay, José Mujica en su discurso para la ONU el 24 de septiembre de 2013: "Desbocada marcha de historieta humana comprando y vendiendo todo, e innovando, para poder negociar de algún modo lo que es innegociable; hay márketing para todo: para los cementerios, el servicio fúnebre; las maternidades, padres, abuelos y tíos, pasando por las secretarias; los autos y las vacaciones. Todo es negocio. Todavía, las campañas de márketing caen deliberadamente sobre los niños y su psicología sobre los mayores para tener en el futuro su territorio asegurado".
Un caso ejemplar de la crisis de las ciencias sociales y humanas, es el de una psicóloga del CTI en el documental ‘Impunity’ de Hollman Morris. La psicóloga, se suponía que debía tratar a las familias víctimas de la violencia (ver minuto 30). Es entonces, cuando al encontrarse con familias rotas por la ausencia del asesinato o la desaparición, se le ocurrió decirles a los adultos, que cuando sus niños preguntaran dónde estarían sus tíos, abuelos, hermanas, porque ya no los encontraban; les dijeran: "Dios lo quiso así, porque Dios quería a un ser tan querido como tu mamá, porque tu mamá es muy buena. Entonces fíjate que a ella se la llevó el Señor porque la quería mucho. Inculcarles ese tipo de valores y situaciones a los niños para que ellos entiendan que la justicia divina es perfecta, y que si ocurrió, fue porque fue un agrado de Dios, tener a esa alma y a esa señora allá en el cielo. Entonces explicarle de esta manera también a los pequeños".
Dios no tiene nada qué ver en el ser humano. Decir esto, solo disfraza la verdad y violenta la memoria de los muertos y los vivos. Decir que morimos por la justicia de un dios, es decir que no morimos por la acción legítima de un ser humano o un colectivo de personas que están en contra de una vida tranquila.
Pero la crisis no es solamente de las ciencias sociales y humanas, sino de la sociedad y su humanidad en crisis. Así como hay personas comprometidas con lo social; también hay otras comprometidas con lo antisocial: por eso hay sociólogos, psicólogos, antropólogos y todos los humanistas que uno se pudiera imaginar, trabajando en proyectos para la comprensión de la mente humana. Toda esta gente busca seguir lineamientos políticos con grandes inversiones financieras, donde el fin es intentar controlar al ser humano: que se vuelva una herramienta de producción y se le pueda manipular al antojo de los poderosos. Tal es el caso, por ejemplo, del sobrino de Sigmund Freud, Edward Bernays, quien se convirtió en el padre de las relaciones públicas modernas, particularmente en Estados Unidos. Uno de sus principales aportes fue una campaña en la que se invitaba a las mujeres a obtener clase, poder y libertad por medio del cigarrillo. Las mujeres que se sentían liberadas eran entonces las que aparecían fumando en comerciales: todas con poses de grandeza, exhalando el humo con suavidad y elegancia. Ahora las mujeres estaban atadas a un nuevo mercado destructivo e igual de violento y represivo que antes.
Lo dijo Jacques Lacan en una entrevista el 21 de diciembre de 1974: “Mi miedo es que por culpa de ellos, el real, cosa monstruosa que no existe, termine tomando la delantera. La ciencia está en tren de sustituir a la religión, con otro tanto de despotismo, de oscuridad y de oscurantismo. Hay un dios átomo, un dios espacio, etc. Si la ciencia o la religión lo logran, el psicoanálisis está acabado. (…) Hay una reviviscencia de la religión ¿no? ¿Y qué mejor monstruo devorante que la religión, una feria continua con la cual entretenerse durante siglos como ya ha sido demostrado?”. Y lo entendió a su modo el sobrino de Freud, quien utilizó los estudios del psicoanálisis para potenciar la publicidad gringa y doblegar la voluntad humana.
Para finalizar, comparto un último caso, donde en su época, los escritores y filósofos Albert Camus y Jean Paul Sartre estuvieron en la mira del FBI: "¿Eran la filosofía y las divagaciones una conspiración contra la sana mentalidad utilitaria de los americanos? Para J. Edgar Hoover, un abogado presbiteriano amigo de la acción y enemigo de las segundas lecturas, darle demasiadas interpretaciones al mundo sí era una eventual sombra sobre la seguridad nacional (...) Lo que se buscaba era un tipo de espía culto, letrado, en lo posible, capaz de leer en el idioma original del volumen sospechoso. La CIA y el MI6, cuyas cúpulas eran algunas de las mentes más brillantes de las universidades americanas y británicas, respectivamente, los tenían en abundancia” (ver noticia sobre el espionaje a los filósofos).
Los que más trabajan para el Nuevo Orden Mundial, son algunas de las personas más inteligentes del planeta; el resto son los mismos brutos de siempre, pero al final todos son los mismos animales peores que los animales. Vaya contradicción. De qué sirvieron tantos millones de años de evolución, si al final nos seguimos destruyendo. ¿De qué le sirven estas mentes brillantes al mundo? Si en vez de colaborar solo reprimen; en vez de prevenir problemas los castigan. De nada sirve la eficacia de la policía si antes no hay una ciudadanía consciente y sana física y mentalmente. La gente necia no aprende a los golpes.