Como el término está de moda y fue inspirado, idealizado, patentado por el común por ese sumo artífice de la moral y la lingüística colombiana donde lo que él diga ahí mismo se repica, no cabe duda reconocer que ese “HP” —honorable patriota— de la lengua y la dicción tiene toda la razón, de que su sistema de salud idealizado iba a ser igual o peor que lo que significa la unión de dos apellidos presidenciales. Ese bendito castrochavismo nos arruinó, nos enfermó y nos mata cada vez más con una salud de mal en peor. Esos castrochavistas de Gaviria, Samper, Pastrana, doblemente Uribe y doblemente Santos tienen más muertos encimas que el propio conflicto militar, interminables colas, desplazamiento forzado: cuando un paciente tiene que deambular de una clínica a otra, violación a los derechos internacionales: cuando te tienes que acostar en el suelo porque no hay cama o camilla para atenderte. Es sumamente grandioso echarle la culpa al vecino de nuestros propios males y lo que es peor, que muchos se lo comen completico.
El cierre de la clínica Cardiovascular en Santa Marta, y posteriormente de otras que también vienen anunciando la fatal decisión, sumado a ello el incumplimiento de entrega de puestos de salud que venían siendo remodelados por la administración distrital, nos coloca en un alto riesgo de una crisis general de la salud; esa que ya estaba pero que se ha venido agudizando gracias a nuestro Maduro colombiano donde ha hecho con la Ley 100 lo mismo que hace el gato con sus cagadas, las tapa con tierra.
Más de 26 millones de colombianos afiliados a entidades que se encuentran en medidas especiales de la Supersalud, como intervención; liquidación o vigilancia. ¡Maldito castrochavismo, dictadores! Parte de las dificultades que han enfrentado posibles reformas al sistema de salud, obedecen a la permanencia en ese Ministerio del equipo que promovió y reglamentó la Ley 100.
La exsenadora y exministra Cecilia López lo define así: La esencia del mal del sistema de la salud actual está en el contrato establecido por el Estado y el sector privado. En el acuerdo actual, el primero pone los recursos y no modula el sistema, no lo regula y no lo controla, lo que ha llevado al segundo a manejar esos recursos púbicos a su leal saber y entender, con las consecuencias que todos conocen.
Pero ese modelo castrochavista impuso que el sistema de información el cual el Estado carecía fuera manejado por el sector privado, el Estado ha quedado en manos de lo que el sector privado le quiera informar. De ahí nacen los diferentes carteles que curiosamente son liderados por políticos de esa cuerda politiquera, clientelista y corrupta insertada en el Estado por ese castrochavismo.
A la operación de la Ley 100 en salud, le cayó la plaga del populismo, otro mal del castrochavismo: desde el 2002, el régimen subsidiado se amplió rápidamente, bajo la premisa loable de universalizar la salud, pero nadie sumó ni midió sus repercusiones financieras.
En ese momento, ya era evidente que las premisas sobre las cuales se construyó el sistema de salud en 1993 no se cumplieron: ni la economía creció en 5 por ciento, ni el trabajo formal que sostendría el régimen subsidiado porque el espejismo se vino a pique con una informalidad laboral superior al 50 por ciento.
Y el clientelismo, ese que pulula en el castrochavismo, invadió a miembros del Congreso en contubernio con el Minsalud del momento y se adueñaron de instituciones de salud, públicas y privadas, y empezaron a legislar en su favor y no en beneficio de la salud de los colombianos. Hospitales públicos, que atienden pobres, quedaron desfinanciados.
Como el castrochavismo es amante de crear exilios se acabaron los hospitales universitarios, se exprimió a los médicos, los especialistas no entran al sistema y la profesión pasó de la gloria al infierno y los trabajadores de la salud a ganarse la vida como pueda, fuera de su profesión.
En definitiva nos gusta criticar al vecino cuando en realidad no estamos tan bien librado. El abandono de la salud pública por parte del Gobierno y la errónea delegación de la prevención a las EPS convirtió el modelo de la salud en un sistema de enfermos, muchos, mal atendidos; y mendigando como cualquier ciudadano víctima del castrochavismo.