En las últimas semanas hemos visto como el café se ha puesto otra vez de moda en Colombia.
Cada mañana aparece una nota relacionada con el tema (CAFÉ) que van desde análisis económicos muy acertados acerca del sector hasta las opiniones de los cafeteros de todas las regiones del país, que son los que realmente sienten y conocen a profundidad los bemoles de la actividad.
Una actividad generadora de la estabilidad rural es la que más irriga ingreso en la economía rural del país 548.546 caficultores, 23 departamentos, 603 municipios cafeteros, 2.500.000 empleos directos e indirectos, 15% de participación en PiB agropecuario, 0.5% de participación en PIB nacional, gran dinamizadora de la economía nacional.
Hoy todas las voces pronostican una gran crisis en el sector, enmarcada en menores ingresos para los cafeteros para los próximos años, debido a factores como cambio en la cotización en bolsa de NY (U$1.50-U$1.60) tasa de cambio afectada por la revaluación (COP$4.000) y disminución de diferencial (U$0.20), así mismo con unos pronósticos de clima nada alentadores.
Hasta los más entusiastas y optimistas coinciden en que los próximos años serán muy difíciles para el sector, pero esta coyuntura no se dio de imprevisto, ni mucho menos de un momento a otro, desdé finales del año 2019 se viene gestando la crisis, y la coyuntura del año de pandemia 2020, no permitió actuar responsablemente en los años 2021 y 2022.
El incumplimiento de los contratos de café a futuro y la falta de reacción oportuna por parte de las Cooperativas y FNC (Federación Nacional de Cafeteros), son el primer detonante de esta crisis que se avecina, unas finanzas del FoNC (Fondo Nacional del Café) resentidas, una pérdida de confianza de las partes, un endeudamiento externo innecesario (Banco Sumitomo-Japón) y el deterioro patrimonial del ahorro cafetero nacional conforman el escenario ideal.
El efecto inflacionario en los costos de producción, insumos y mano de obra constituye otro de los factores que influyen en la crisis.
Así, el panorama no es nada alentador, pero se venía venir y nadie se preparó, un ahorro cafetero disminuido por la descapitalización de las cooperativas cafeteras, una dirección comercial de FNC (Federación Nacional de Cafeteros) totalmente alejada de la realidad nacional y una equivocada independencia gremial con el Gobierno nacional.
Abocados a una crisis del sector, se asume que el fondo de estabilización de precios, creado para proteger el ingreso cafetero está listo para empezar a operar previa implementación de las herramientas financieras y de los costos de producción para su funcionamiento.
Ahora bien, le corresponde al gremio cafetero y a su institucionalidad FNC (Federación Nacional de Cafeteros) afrontar la crisis que se avecina con responsabilidad y políticas acertadas de reestructuración en todos los frentes (Oficina Central, Cenicafe, Servicio de Extensión, Comités Departamentales, Cooperativas, Almacafe) y administración del FoNC (Fondo Nacional del Café), en beneficio de los caficultores de este país y conscientes que la independencia del gobierno no es posible ni en épocas de bonanza y mucho menos de crisis.
La crisis cafetera estaba anunciada y no se hizo nada...
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