Ser el complejo lagunar más grande del país, con una extensión de 4.280 kilómetros cuadrados, además de ser considera como Reserva de la Biosfera declarado por la UNESCO y ostentar la categoría de Humedal RAMSAR, no han sido suficiente para garantizar la conservación de ecosistemas tan importantes y amenazados a nivel global como los manglares, el bosque seco tropical y la sostenibilidad de los servicios ambientales y productivos que brinda la subregión de la Ciénaga Grande de Santa Marta.
Uno de los problemas más graves que aqueja a la Ciénaga, entre tantos, es el intercambio de agua dulce que entra a esta zona por el río Magdalena y por los ríos que bajan desde la Sierra Nevada de Santa Marta. Este es uno de los aspectos más importante que garantiza la vida dentro de este sistema, puesto que gracias al flujo de agua dulce que entrar a la Ciénaga, es que se mantiene el oxígeno y permanecen estables los niveles de salubridad dentro de la misma.
Pero, ¿Por qué no está entrando la cantidad de agua dulce necesaria a la Ciénaga Grande de Santa Marta?. Es sencillo, las vías de entrada de agua dulce están cerradas o intervenidas. Los ríos que bajan de la Sierra y que deben alimentarla son desviados para el uso de las actividades agropecuarias de los grandes terratenientes en la zona o terminan siendo usados en distritos de riego. Sumado a esto, la construcción de vías es otro cáncer para la recuperación de la Ciénaga, puesto que es uno de los principales males ante el intercambio hidrobiológico que debe surtirse en el complejo lagunar y que afecta directamente los flujos de agua.
Ante todo esto, es evidente que la problemática de la Ciénaga de Santa Marta no es solo un problema ambiental, también es problema social y político, todo un juego de intereses detrás de esta preocupante situación.
La persecución de intereses de los dueños de tierras que colindan o están dentro de la Ciénaga usadas para el cultivo de palma, arroz y banano u otro tipo de actividad agrícola y ganadera, que sin ningún tipo de remordimiento o temor por la autoridad se convierten en autores del desvío de ríos y desecamiento de humedales para sus actividades económicas. Sin dejar de mencionar la puesta en marcha de la política de infraestructura vial del gobierno nacional con la construcción de la doble calzada Ciénaga-Barranquilla y de la Vía de la Prosperidad, sin medir fondo las consecuencias que trae consigo este tipo de proyectos si no se realizan los estudios necesarios y se toman las precauciones debidas para no empeorar los errores ya cometidos.
Al parecer, el cemento y la varilla, el bienestar y el dinero de unos pocos, tienen mayor importancia para un gobierno acostumbrado a solo proponer paños de agua tibia a situaciones que pueden perjudicar a quienes tienen parte del poderío económico y político del país, más aun, cuando empiezan a gestarse las estrategias camino a las elecciones del 2018.
Esperemos que los resultados de la visita de la comisión de expertos de la Convención RAMSAR sirva para la toma de decisiones de fondo y definitivas que garantice la puesta en marcha de soluciones efectivas para la recuperación de este complejo lagunar tan importante para la país.
