El comandante de las AUC, Carlos Mauricio García conocido como alias Rodrigo Doble Cero quien terminó asesinado por orden de su viejo rival Don Berna, organizó el primer grupo de 300 hombres en la región de San Roque. Un ex capitán del ejército quien perteneciente a una familia tradicional de Medellin, fue acogido y formado por los fundadores De las Autodefensas Unidas de Colombia Vicente, Fidel y Carlos Castaño. Su tío bisabuelo, el general Laureano García, fue senador y durante la Guerra de los Mil Días defendió los colores de los conservadores. Julio César, su abuelo, fue historiador, rector de la Universidad de Antioquia, fundador de la Universidad La Gran Colombia y director de El Colombiano. Sus papás, Carmenza Fernández y Antonio García, se graduaron de abogados y siempre estuvieron vinculados a la Universidad de Antioquia como profesores. Nunca entendieron por qué a Carlos Mauricio le había dado por alistarse en el ejército.
Curtido con las armas y crítico de la manera como el ejército llevaba la guerra contra las FARC, el ELN y el EPL que no había producido la victoria esperada, se unió al clan de los Castaño. Sus historias de vida coincidían. Fidel Le contó que había estudiado hasta tercero primaria, que cuando tenía 15 años lideró una banda que robaba bancos en Pasto, que a dos de sus hermanos se los tragó el Amazonas mientras traficaban con coca en la zona. Le contó de sus años felices en París, viviendo a cuerpo de rey gracias a los rodos de dineros que le enviaba Vicente, el primogénito de los Castaño. Y también de la tragedia familiar por el secuestro y posterior asesinto de su papá en Amalfi, donde crecieron.
Nadie como Dobloecero conoció a los Castaño y nadie como él conocía los recovecos del Oriente de Antioquia. Junto a José Miguel Gil Sotelo, alias Federico, un ex guerrillero de las FARC, ayudó a entrenar a los primeros paras del Bloque Metro. Debían prepararse para enfrentar al Bloque José María Córdoba de las FARC y el Frente Carlos Alirio Buitrado del ELN, involucrados en la quema y ataques de haciendas como Guacharacas, la de la familia del entonces gobernador de Antioquia Alvaro Uribe Velez en 1995 y el derribamiento de 23 torres de energía en el municipio de San Luis entre octubre y diciembre de 1996.
Su aparición fue nada menos que en la Universidad de Antioquia con panfletos que decían: “Fuera terroristas de la Universidad de Antioquia responsables de ataques en fincas del Oriente”. Y en el campo cientos de labriegos advertencias: “campesinos aléjense de la guerrilla, guerrillero ustedes o nosotros. La guerra sin cuartel ha comenzado”.
En 1997 el Bloque Metro ya se proyectaba como uno de los más sanguinarios. En Medellín reclutaron a jóvenes gatilleros de la Banda La Terraza, el grupo en donde habían caído los sicarios de Pablo Escobar que habían sobrevivido a la encarnizada guerra contra los PEPES. Mientras en la ciudad hacían “inteligencia contrasubversiva” señalando, torturando y desapareciendo a líderes de barrios o intelectuales comprometidos, en el Campo arrasaban con masacres y se iban quedando con cientos de hectáreas de tierras productivas. Le cobraba vacuna a los propietarios de estaciones de gasolina y comerciantes. La guerra por recuperar el Oriente debían financiarla todos. Entrar a Medellín le significó pisarle los talones al temible Don Berna, un duro gatillero formado como chofer de Kiko Moncada uno de los narco rivales de Pablo Escobar. Se creyó blindado por los Castaño y en especial por Carlos, el menor de los hermanos.
Pero no resultó asi. Don Berna le declaró la guerra. Con el apoyo de la policía y el ejército y trabajando conjuntamente con el Bloque Central Bolívar y con las fuerzas de H.H que llegaban de Urabá lo fueron cercando. Eran 2.000 hombres contra cinco acompañantes que se mantenían junto a Doblecero. Creyó encontrar protección entre las autodefensas de Puerto Boyacá pewro finalmente lo traicionaron y le pusieron un caballo para que huera solo. Atravesó el cañón del Río Nus hasta Puerto Berrío en donde tomó, desarmado y sin hombres, un bus hasta Bogotá y de allí salió escondido en un bus que lo llevó hasta El Rodadero en Santa Marta.
Cuando llegó al apartamento que tenía en el balneario llamó a la familia. Vendió lo poco que tenía a la mano, un Montero y un Daihatsu. Se encerraba días leyendo historia de Colombia, una de sus pasiones. Se levantaba temprano, antes del amanecer, a correr por la playa. Estuvo varios días con Mónica su esposa, con su hija Sara y su hermana Beatriz y mantuvo contacto con el escritor y periodista italiano Aldo Civico al que le alcanzó a contar toda su historia. El 26 de mayo del 2004, mientras salía de su apartamento en el Rodadero un sicario se le acercó y le metió cinco tiros en la cabeza. Don Berna se la había cobrado al fundador del Bloque Metro.
El mismo grupo armado que ronda a los hermanos Santiago y Álvaro Uribe Vélez, por una presunta relación comprometedora, que el senador Iván Cepeda, se ha propuesto documentar. Según los testigos Juan Guillermo Monsalve y Pedro Herna Sierra –fundador del grupo Pipinta- los hermanos Uribe habrían facilitado la finca Guacharacas para conformar y entrenar el Bloque Metro. Alvaro Uribe ha insistido en la falsedad de esta información y la búsqueda de pruebas para demostrarlo y desvirtuar estos testimonios considerados por él calumniosos, terminó ernredandolo y siendo llamado a rendir indagatoria para explicarle sus actuaciones a la Corte Suprema de justicia. Doble Cero ya no está para contarlo. Habría sido el testigo clave