Si bien todos sabemos que la pandemia ha afectado a millones de personas, la misma llegó a complejizar con diferentes síntomas, de menor y fácil contacto, que poco a poco científicos especializados daban al descubierto y prevenían a la comunidad internacional de ello. Las personas debían acatar dichas órdenes, esto con el fin de mitigar el nuevo virus y la reproducción del mismo. Sin embargo, hay otro gran problema que enfrenta el mundo y la misma OMS: la salud mental. Millones de personas que no solo han perdido a sus seres queridos, sino que a su vez han presentado diferentes síntomas que conllevan a demostrar un trastorno mental o una causa que afecte su tranquilidad mental.
En este sentido, esto es lo que se ha vivido de la pandemia, lo que han mostrado los medio de comunicación en todo el mundo, el contagio de grandes personalidades, el alto número de decesos, todo relacionado con el autocuidado y el hecho de aprovechar cualquier tipo de noticia para hablar de una posible vacuna que hará que todos vuelvan a la normalidad, que de hecho es un aspecto positivo, puesto que las personas se puedan acercar a aquellos detalles que se resaltan a lo largo del mundo, pero asimismo existen miles de contingencias que el mundo no entiende y nunca estuvo preparada para ello y es la salud mental, como se mencionó anteriormente.
La salud mental es algo que las personas desconocen o no se atreven a profundizar, puesto que el argumento principal es: esto solo afecta a personas que tiene problemas o incluso denominaciones inapropiadas como personas locas. Por lo que dicho esto se puede comprender que no existe un conocimiento propicio para entender el verdadero interés de este nuevo fenómeno, por lo que no se pretende hablar de forma crítica, dado que el objetivo es pensar en usted como lector que se tomó el tiempo de leer esta columna de opinión y que tan bien se siente consigo mismo; sin embargo, este encierro obligatorio generó que muchas personas se sintieran de diferentes maneras, y cambiaran sus hábitos de vida, formas de pensar y las relaciones con aquellas personas con las que conviven, entre otros.
Por lo que su personalidad en lo posible dejó de ser la misma, dado que su lugar de tranquilidad era la calle, las fiestas, el cine, ir a comer con sus amigos entre otros pasatiempos, lo que para algunos se denominó felicidad y que se tuvo que dejar de hacer, por el cuidado no solo suyo sino de quienes ama. Esta pandemia cambio a todas las personas, sin que las mismas sean conscientes del mismo, siendo así me atrevo hacer varias indagaciones y deseo que usted como lector las responda en un cuaderno o en su propia mente. ¿Su personalidad sigue siendo la misma que la del año pasado? ¿Las personas que usted tanto amaba y/o confiaba persisten con usted? ¿Cuántas personas llegaron a su vida en esta pandemia? ¿Qué tal es el comportamiento de sus profesores o jefes cumpliendo sus obligaciones desde casa? ¿Y qué me dice de su autoestima?, ¿se ama usted lo suficiente para dejar a los que tanto ama a un lado?
Después de hacer estas pequeña pero importante reflexión sobre su salud mental, posiblemente tenga su mente algo cargada de emociones de efectos encontrados, por lo que si usted considera que es necesario que alguien lo escuche, busque ayuda profesional, la psicología, al igual que el trabajo social, son aquellas disciplinar, que se enfocan en el manejo de las emociones de las reacciones que se pueden tener como las personas que lo rodean al igual que los lugar o espacio donde se desarrollan distintas actividades del diario vivir.
A modo de conclusión, la pandemia de la COVID-19 ha dejado y dejará grandes consecuencias en la salud mental de todos, por lo que se piensa que sentirse triste, llorar, estar cargado de problemas es algo normal cuando y en realidad no lo es, dado que son signos de alerta que indican que la salud mental de la persona está teniendo problemas e incluso esté trayendo consecuencias graves para un futuro de las personas. Asimismo, la invitación queda abierta a dos cuestiones: la primera, buscar la felicidad de manera propia o incluso con ayuda de profesionales de la salud, quienes son expertos en este tipo de problemas; y la segunda, si conoce a alguien que crea que se siente mal y triste, apóyelo, a lo mejor puede que usted sea la única persona en la que él o ella confié y se sienta mejor.