El fallo de la Corte Constitucional que derogó el artículo 37 de la Ley 685 del 2001 --el cual prohibía a los entes territoriales negarse a proyectos mineros que se desarrollan en sus territorios-- fue el obstáculo definitivo que descarriló la locomotora de Santos y le quitó el dictatorial derecho de enajenar el territorio nacional a su antojo. Con esto, los contratos de exploración y explotación petrolera en el Caquetá quedaron en el aire, toda vez que existe un profundo rechazo a este tipo de explotación, tal como lo ha demostrado la alcaldesa de El Doncello Sandra Milena Lozada Floriano, quien ha liderado la defensa de los intereses de su pueblo desde el mismo día de su posesión.
Ahora la pelota quedó en manos del gobernador Álvaro Pacheco Álvarez y los 16 alcaldes del departamento, quienes muy seguramente escucharán el clamor popular pidiendo la protección total del ecosistema que es la puerta de entrada de La Amazonía y por ende, la entrada del último pulmón que le queda al mundo.
La decisión pone entre la espada y la pared al gobernador quien había hablado de solicitar al gobierno una consulta popular sobre el tema, pero que hasta ahora nada ha hecho al respecto; ahora la Ley le abre un inmenso boquete a la política petrolera del Presidente Santos y le brinda una oportunidad de oro para cumplir su promesa, así le duelan los recursos que potencialmente se perderían por regalías.
La mayoría de los 16 alcaldes del departamento están con su pueblo en la idea de no permitir la explotación petrolera que acabaría con las riquezas naturales de sus municipios, en especial las alcaldesas de El Doncello, El Paujil y los alcaldes de La Montañita y Belén de Los Andaquíes, quienes en sus declaraciones a los medios han manifestado su total apoyo al rechazo de sus comunidades a cualquier tipo de intervención petrolera.
El fallo de la corte Constitucional, que redactará la magistrada Gloria Stella Ortiz, es sin lugar a dudas un fallo histórico porque salva de la destrucción total al Caquetá y a la Amazonía, toda vez que sus gentes tienen claro que explotación petrolera significa desertificación, corrupción, contaminación, desolación y muerte para las comunidades.
Lo que viene ahora es una agresiva política de proyectos ecoturísticos en todo el Caquetá, que le permitan a la región obtener los recursos que necesariamente le negará el gobierno por regalías; que no se tienen productos turísticos, claro que no se tienen pero se pueden construir, que no se tiene una infraestructura adecuada de servicios públicos, claro que no se tiene pero se debe trabajar en ello.
Abrir el camino con incentivos tributarios a empresas ecoturísticas que quieran invertir en El Caquetá, es una forma de iniciar la apertura que la región necesita en este campo. Así comenzó el Eje Cafetero que no tiene ni la centésima parte de las riquezas naturales que tiene El Caquetá. El ejemplo ya lo dio San José del Fragua que con su malecón está llenando el pueblito de turistas los fines de semana y es el momento de aprovechar el descarrilamiento de la locomotora minero energética de Santos, para comenzar a construir política económica que no riña con los recursos naturales.