La corrupción es peor que las Farc

La corrupción es peor que las Farc

"El cáncer de la corrupción se regó al impregnar a la mayoría de estamentos de la sociedad colombiana la cultura mafiosa que tuvo su máxima expresión con el auge de los carteles de Medellín y Cali "

Por: Leandro Felipe Solarte Nates
enero 18, 2017
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La corrupción es peor que las Farc

 

No hay reforma tributaria que los llene. Los daños que hacen las más de mil guerrillas asolando impunemente presupuestos públicos de ministerios para abajo, pasando por todos los municipios y departamentos, hasta calcularse lo desfalcado en aproximadamente 50 billones de pesos, según el contralor Edgardo Maya, hacen que los desmanes de las Farc, el Eln y otros grupos criminales, sean considerados como simples travesuras de adolescentes díscolos.

Y es que robos descarados y multimillonarios como los de Reficar, donde las elites evaporaron cerca de 4.000 millones de dólares, el de Bogotá, con aproximadamente un billón de pesos embolatados por la cuadrilla de los hermanos Moreno Rojas, y  escándalos como Interbolsa y  Odebrecht,  son máxima expresión del cáncer de la corrupción que hizo metástasis en todas las instituciones del Estado, los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial y en el sector privado, para convertirnos en un país de picaros, donde el que no roba es un animal raro, del que hay que salir: echándolo, matándolo o achacándole la culpa de los delitos que cometen los ‘vivos’, pavoneándose ante sus vecinos al exhibir lujosos autos y mansiones adquiridas gracias a ‘sus salarios’ y difundiendo el mensaje que ser deshonesto es la mejor fórmula de salir de pobre, aprovechando el cuarto de hora en la política y la administración pública.

En este ambiente no es de extrañar que la mayoría de obras sean adjudicadas en alcaldías y departamentos por “Contratación directa” fragmentando los contratos para no hacer licitación; pero cuando por el monto y la ley es obligatorio hacerla, ajustan los pliegos al ‘estilo sastre’, o sea a la medida del amigo o socios a los  que se la van a adjudicar para que por derecha se cobren los millones que invirtieron en la campaña y los multipliquen por diez mil, que por lo general son de la alianza de grupos políticos y empresarios legales y mafiosos que financiaron su costosa campaña con billetes regados el día de las elecciones para los almuerzos, comida y los 50 o 100.000 pesos que pagaron por cada voto.

El cáncer de la corrupción se regó al impregnar a la mayoría de estamentos de la sociedad colombiana la cultura mafiosa que tuvo su máxima expresión con el auge de los carteles de Medellín y Cali aliados con los paramilitares y se irradió a la sociedad civil, desde que en 1988 se inició la elección popular del alcaldes y a partir de la Constitución de 1991, los municipios y departamentos gozaron de mayores recursos nacionales y propios para manejarlos con mayor autonomía administrativa y financiera, además de poder crear sus propias ‘Contralorías’ a las que de repeso se les recortó la facultad de hacer el control previo de presupuestos destinados a programas y obras públicas ejecutadas por  Departamentos y Municipios, facilitándose con el control posterior y auditorias compradas, las condiciones para la ‘tormenta perfecta’ de la corrupción desbordada sin barranco que la ataje.

Donde más se evidenció las tropelías fue en el manejo de las multimillonarias regalías distribuidas por la Nación a departamentos y municipios, cuando el precio del petróleo, el carbón y el níquel estuvieron a tope. Obras emprendidas sin estudios ni diseños y lo peor: sin necesidad, sólo por afán de disponer del presupuesto para robarse una gran tajada dejándolas al final inconclusas, como monumentos a la deshonestidad, abundaron por todo el país y en especial en municipios petroleros y en la Guajira, donde iniciaron la construcción de velódromos sin ciclistas, piscinas de olas y acueductos sin agua, etc, como excusa para repartirse las millonadas entre los alcaldes, demás funcionarios y la mafia de políticos y contratistas que los financiaron.

Dando por descontado que el proceso de paz con las guerrillas de las Farc y el Eln llegará a feliz término antes que termine el actual gobierno, además del enfrentamiento a las disidencias y bandas criminales que continúen con el narcotráfico y otros delitos, los recién posesionados Fiscal general  Néstor Martínez y Procurador Fernando Carrillo se han comprometido con el Contralor General Edgardo Maya para integrar esfuerzos e información para combatir a las guerrillas de la corrupción administrativa que hemorrágicamente desangra a la Nación, Departamentos y Municipios. En entrevista con Yamid Amat en CMI, también  se comprometieron a movilizar a la ciudadanía para que denuncie y a contar con cooperación internacional para desencuevar sus dineros y bienes adquiridos ilícitamente. Ojalá sea verdad tanta promesa.

Posdata. Juan Restrepo. En la lluviosa tarde del martes, cuando fui a buscarlo en Disreal para disfrutar de su amena conversación, me enteré que en la mañana del lunes habían celebrado sus exequias. Gran señor de los de antes: correcto, trabajador y servicial, con vida emprendedora y sentido humanitario irradiando a quienes lo conocían. Acompañando a su familia y a todos los que lo extrañaremos.

 

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