El parásito de la corrupción se ha enquistado y expandido por todos los escenarios del sector público; esta conducta ha llegado a practicarse desde los actos más simples, hasta los más complejos en cada rincón del Estado colombiano.
Estrenando gobiernos departamentales y municipales, el baile más llamativo es el "tape-tape" baile que consiste en esconderle los "pecados" a su antecesor.
La contratación pública resulta sumamente amplia, atractiva y llamativa, para la comisión de actos corruptos, esto, producto de las 'abultadas' cantidades de dinero destinadas, las facilidades para adquirirlo y las altas probabilidades de que dichas conductas queden en la impunidad.
En Colombia esta práctica corrupta parece no tener exentos y esto debido a las mínimas normas para combatir el parásito de la corrupción.
A diario nos enteramos que aún cuando se han "empleado" escasas políticas para combatirlo, no han logrado un resultado exitoso; por el contrario, se ha incrementado, el índice de percepción de la corrupción pública, por parte de los gobernantes, según lo expuesto por Transparencia por Colombia.
El funcionario corrupto, sabe a la perfección el método que -debe- de utilizar, para que los que tienen que investigarlos, «coman callados» es entonces cuando la "justicia" 'presuntamente' (digo) se convierten en «minusválidos judiciales» ningún sentido les funciona, no oyen, no ven y, mucho menos se les abre la boca.
Preocupa el "maridaje" entre las Personerias Municipales y algunos mandatarios, que les impide ser verdaderas 'vigias' de la moralidad administrativa y la defensa de los intereses de las comunidades.
El gobierno del Presidente Petro ha querido vincular a su gabinete personajes que representan a otros partidos diferente al partido de gobierno. ¿Craso error? Puede ser que si, los resultados lo están demostrando.
Es el caso del exdirector de la UNGRD Olmedo López muy -cercano- a María Eugenia Lopera, Olmedo López, Julián Bedoya y Carlos Trujillo, representantes de los partidos Conservador y Liberal quienes guardan silencio ante la corrrupción en los procesos de contratación de los carrotanques para el agua de la Guajira.
Recientemente nos enteramos por boca de la directora del ICBF la doctora Astrid Eliana Cáceres Cárdenas, directora del ICBF, los "presuntamente" actos de corrupción en contratación y personal de nómina dentro de esa entidad.
Y en particular presumo que si se hurgare como se han manejado los recursos del PAE en muchas regiones encontrarán algo similar al encontrado en el ICBF.
