En los últimos días ha sido noticia en los medios informativos el anuncio de la BBC de Londres que señaló que prohibirá a sus periodistas de planta dar a conocer sus opiniones personales a través de sus redes sociales. El debate está puesto sobre la mesa con esta naciente normativa de un medio tan importante y tradicional del periodismo en el mundo.
Entendemos esta solicitud de la BBC a sus colaboradores de la sala de redacción. Es que hoy en día la frontera es muy delgada entre el discurso que se maneja en redes sociales y el que se mantiene en la lucha constante por la objetividad en los medios tradicionales. Fácilmente el periodista que maneja una intención de contenido en el medio tradicional en donde labora se “descubre muchas veces con pasión o con marcados intereses políticos y personales” cuando de manera mediática o sopesada decide opinar “libremente” utilizando su Twitter, Facebook o red social de su predilección.
El seguidor de las redes, que al mismo tiempo acude para el servicio de la información al medio habitual, detecta cómo el firmante de un artículo de carácter noticioso es el mismo que a través de sus redes da a conocer una posición totalmente diferente, quitándole la cobija al caparazón que mantiene en el medio acostumbrado, generando confusión y desconfianza, y perdiendo objetividad en el contenido informativo y editorial. Adicionalmente, impactando negativamente y creando una nube de duda, prestigio y credibilidad al medio de comunicación en donde labora el periodista.
Quizás esta medida adoptada por la BBC contribuye, entre otras, a disminuir la atmósfera de polarización y a veces incendiaria de los contenidos en redes que algunos líderes de opinión se encargan a diario de cultivar, en donde matriculándose con tendencias se salen fácilmente de la ecuanimidad y la mesura.
La pregunta es clara y directa: ¿será que si los medios informativos de gran prestigio impusieran esa medida esta serviría para oxigenar ese enfrentamiento que pulula en redes?, ¿los líderes de opinión o periodistas renunciarían a sus empleos en medios tradicionales en aras de tener la libertad al garete para opinar en sus redes sociales?, ¿cuántos periodistas en Colombia estarían decididos a acatar esta medida de la BBC?
Considero que para el caso nuestro las respuestas a esta inquietudes no son difíciles. A la gran mayoría de los líderes de opinión en nuestro medio se les ve la sed de opinar y lanzar mensajes en donde dan a conocer su posición frente a una realidad, incrementando así la peligrosa polarización. Así pues, ellos no van a sacrificar esta ventana, cueste lo que cueste… son numerosos los que están ya anclados, identificados y señalados (justa o injustamente) por los ciudadanos amantes de lo virtual en el continuo enfrentamiento de carácter político que incrementa no solo sus intereses partidistas sino en casos concretos su ego enfermizo.
Personalmente, siendo periodista y comunicador profesional de vida y convicción, y teniendo en cuenta el ambiente perjudicial que se respira en las redes sociales, me parece correcta la medida impuesta por la BBC. En el delicado oficio de la comunicación no se puede engañar, confundir a los lectores o a la comunidad virtual. Debemos ser uno solo con la coherencia, además la transparencia debe primar sobre las pasiones, rencores, fanatismos o simplemente intereses o preferencias personales.
O se está en redes sociales proliferando abiertamente una visión del mundo, educando u afectando la calidad de contenidos e incrementando la tensión o se toma la alternativa de ser parte de un grupo de trabajo, manejando el respeto, la ética, la objetividad y la responsabilidad en un medio de comunicación de gran reputación.
El disfraz ha concluido… nos llegó la hora de escoger y ser uno solo aquí o allá.