Julio César Klinger Hernández, magíster en microbiología e inmunología de la Universidad de Louisville de Kentucky (Estados Unidos), comunicó que el próximo jueves estará en Mocoa (Putumayo) con el ánimo de promover la prevención y cura de la COVID-19, una enfermedad que en este departamento cobra más de 750 contagiados y lleva alrededor de 24 fallecidos en forma oficial al día de hoy.
Luego de una reunión con Buanerges Rosero Peña, gobernador del Putumayo, efectuada en la ciudad de Popayán (Cauca) el pasado lunes, Klinger Hernández aceptó la invitación del mandatario para que adelante un trabajo de campo en cuatro municipios del departamento, iniciando por Leguízamo.
Este médico internista de la Universidad del Cauca, que además cuenta con una excelente hoja de vida desde 1994, viene tratando a sus pacientes con problemas de salud con un medicamento llamado Interferón sublingual, con el cual ahora dice estar atacando la COVID-19.
“Un proyecto que buscaba inicialmente dar Interferón a pacientes positivos sintomáticos y asintomáticos y a personal priorizado, especialmente trabajadores de la salud, y a través de recolección de información administrar el tratamiento”, señaló Klinger.
Según el facultativo, en medio de la pandemia del coronavirus ha tenido tres escenarios para demostrar que el medicamento sí sirve para la prevención y cura de la enfermedad mortal. Un primer escenario fue en la ciudad de Popayán donde, según él, se curaron 30 personas, en su mayoría funcionarios de la alcaldía. Un segundo escenario fue en varios países del mundo donde varios colegas suyos han utilizado el Interferón en pacientes COVID-19 que se han curado. El tercer escenario, y más llamativo, fue en Barbacoas (Nariño) donde, según se experiencia, se redujeron los casos en casi un 70%.
Con estos antecedentes y ante la emergencia sanitaria que vive este departamento selvático al sur del país (con una débil red hospitalaria y con una sola unidad de cuidados intensivos), este médico quiere aportar a la prevención y cura entre sus habitantes.
Según él, este medicamento se le puede suministrar desde un recién nacido hasta personas de más de 100 años y no tiene contraindicaciones ni para personas con diabetes e hipertensión.
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El producto ha comenzado a tener alta demanda de consumo por parte de los putumayenses, quienes ponen la fe en él, a pesar de que el gobierno nacional no lo avala aún.
En un mensaje enviado el pasado 26 de mayo por Judith del Carmen Mestre Arellano, directora técnica de Medicamentos y Productos Biológicos del Ministerio de Salud, a Roy Galindo Wehdeking, director del Grupo Unidad de Reacción Inmediata del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), se habla de un derecho de petición presentado por algunos ciudadanos en el que advierten sobre la “presunta comercialización del medicamento Interferón sublingual para el tratamiento preventivo y curativo de la infección SARS-CoV-2 o enfermedad de COVID-19 por parte de la Fundación Klinger, ubicada en la ciudad de Popayán”.
De acuerdo con la funcionaria, después de haber revisado la información que reposa en ese instituto, se pudo establecer que si bien es cierto existen registros sanitarios otorgados a medicamentos que contienen Interferón como principio activo, “ninguno de ellos tiene indicaciones aprobadas para el tratamiento preventivo o curativo de la infección por SARS-CoV-2 o enfermedad de COVID – 19, ni están previstos para su uso vía sublingual”.
Además, en la comunicación reitera que “es posible afirmar que el medicamento objeto de investigación no cuenta con registro sanitario, constituyéndose un producto farmacéutico fraudulento”. De hecho, la funcionaria emite su concepto técnico conforme lo establecido en el Decreto 677 de 1995 y sostiene en el documento que quedan pendiente de resolver nuevas inquietudes que puedan surgir acerca de este controvertido tema.
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Según lo ha explicado el médico caucano Julio César Klinger, su medicina antiviral pone una especie de barrera en las células y evita que los letales virus se reproduzcan en el organismo humano.
Así mismo, pone de presente que a la persona que resulta infectada con el nuevo coronavirus únicamente se le coloca una gota debajo de la lengua, lo que genera una barrera para que no ingresen más virus y asevera que se trata de una molécula de la que no tiene ninguna duda que “es la esperanza para prevenir y curar el COVID-19" y que "sí es fantástica porque hace las dos cosas que no hace ninguna otra medicina en la actualidad”.
Sobre su reciente experiencia en Barbacoas, población localizada en la Costa Pacífica de Nariño, el especialista en microbiología asegura que sus ensayos con el medicamento arrojaron resultados muy favorables en la comunidad, más si se tiene en cuenta que lo aplicó entre 500 a 600 pacientes con COVID-19, los cuales mostraron un significativa mejoría en su salud. “Encontramos a este pueblo todo alarmado, habían de 15 a 20 pacientes diarios que se remitían a Tumaco o a Pasto, muchos de ellos regresaban muertos”, indicó el galeno.
Por su parte, el gobernador del Putumayo, tras haber dialogado con el médico el pasado lunes, intercedió ante el gobierno nacional para que escuche sus planteamientos y avale su medicamento. “Estamos gestionando todo lo que sea necesario para evitar que el virus SARS-CoV-2 siga contagiando a los habitantes del departamento y por ello es que acudimos a los conocimientos del médico Klinger, para que nos ayude a contrarrestar la enfermedad”, puntualizó. Y de paso aclaró que de forma oficial su administración no puede invertir un solo recurso público para tal fin hasta tanto el gobierno nacional no dé el aval para el uso del Interferón.
Así mismo, Rosero Peña señaló que lo que se quiere es que el Invima pueda estudiar con evidencias claras esta clase de medicamentos, los cuales pueden ayudar a la prevención y curación de la COVID-19.
Además, Carlos Ardila, representante a la Cámara, le solicitó al gobierno nacional que apoye la iniciativa de la investigación del doctor Klinger para poder tener una circunstancia importante cumpliendo todos los temas legales que se exige por parte del Estado y ante la ausencia de una vacuna para curar esta enfermedad respiratoria aguda, a veces graves.
