Dos declaraciones del presidente de la Corte Suprema de Justicia y del fiscal general de la Nación han salido a los medios, aunque no lo suficiente al debate político.
Ambos expresan que nuestro sistema penal es deficiente. ¿Qué le puede pasar peor a un país o ser más grave o más diciente del caos que vivimos que el hecho que las cabezas y responsables de la Administración de Justicia nos digan que no es confiable? En especial cuando se trata de la Justicia Penal.
El Dr. Gómez Méndez en un artículo de El Tiempo dio una buena explicación de cómo llegamos a esto, al dar el paso de la Justicia Inquisitoria a la Justicia Acusatoria: fue una importación medio desfigurada de una institución americana que fue plasmada en la Constitución del 91; los intentos de corrección no han ido a la raiz del problema sino a las ramas; y esto ha producido un engendro cada vez más complejo e ineficiente.
Esto tiene a su turno una explicación más de fondo: al copiar el sistema que aplican en otras partes (en este caso EE.UU.) no tuvimos en cuenta la diferencia con la idiosincrasia de nuestro pueblo, ni con la naturaleza de nuestra institucionalidad.
Nuestra historia, nuestra cultura, nuestra mentalidad y nuestras instituciones se formaron alrededor de principios normativos y morales: el Derecho Romano, el Código Napoleónico, la Iglesia Católica, todos son sistemas que aspiran a lo deseable por la vía de la normatividad (preceptos y leyes).
El sistema anglosajón es eminentemente pragmático: su objetivo es la eficiencia y en consecuencia su metodología es flexible y es ajena a cuestiones de valores (por eso el sistema jurisprudencial, figuras como la negociación de penas, el sistema de jurados, etc.).
Parte de esta mala tendencia a importar lo ajeno fue el ‘Modelo Neoliberal’, entendiéndose por esto que no solo es una propuesta económica sino aún más una propuesta política y social.
Entre nosotros una persona importó tanto el ’modelo neoliberal’ como el ‘pragmatismo’, fue César Gaviria.
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Con maniobras a veces legales y a veces ilegales, se apoderó del mando de esa colectividad, toda su tradición, desconociendo su ideología, destruyendo su capital político, alejando a todos sus líderes
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Así hizo desaparecer el Partido Liberal con el abandono de los valores que había defendido históricamente esa colectividad. Con maniobras a veces legales y a veces ilegales, se apoderó del mando de esa colectividad, negando toda su tradición, desconociendo su ideología, destruyendo todo su capital político, alejando a todos sus líderes. Hoy Gaviria es un personaje tan desprestigiado que bajo su nombre el Partido Liberal es rechazado por todos los sectores, y por quinta vez consecutiva no logra ni siquiera presentar candidatos a la Presidencia.
Pero también hay otros males que paralelamente nos trajo, porque su responsabilidad va más allá de lo que hizo con el Partido Liberal: importó como ya se dijo el Modelo Neoliberal; al acabar con el Partido Liberal acabó con nuestro sistema de partidos, volviéndolo uno de minipartidos que hoy no constituyen sistema político alguno y son solo vehículos de ambiciones personales; al bombardear a traición a Casa Verde (la sede del Secretariado de las Farc) el día mismo de las elecciones para la llamada ‘Constituyente de la Paz’ eliminó la posibilidad de cualquier negociación con ellas y nos sentenció a seguir la guerra indefinidamente; ante Pablo Escobar renunció a la extradición, y, quitándoles a mafiosos, traficantes y paramilitares la única amenaza que existía contra ellos, abrió una caja de Pandora.
La Constitución del 91; el modelo neoliberal; la guerra indefinida con las Farc; la protección contra la extradición para la gran delincuencia; el fin del sistema político democrático de Partidos; el ejemplo del ‘pragmatismo’ como ética política;
Con todo eso contribuyó Cesar Gaviria al ‘bienvenidos al futuro’ que es lo que hoy vivimos.
