Varios después de las elecciones, en Bogotá y en general en Colombia se percibe optimismo después de los resultados en las urnas de las elecciones regionales que dejaron como gran perdedor al uribismo. Un cambio abrupto en el mapa electoral nos ha mostrado que la gente se manifestó democráticamente contra las clases políticas tradicionales —algo que podría atribuirse, en parte, al gobierno nefasto e impopular del actual presidente Iván Duque—. Y es que, una de las cosas más relevantes que nos quedó de esta jornada es la evidencia de que la estrategia de campaña política del uribismo de querer instalar en los cargos políticos “el que dice Uribe” y de recurrir al desprestigio de sus contrincantes, ya no funcionan —o tienen cada vez menos y menos efectividad—.
Pese a lo concluyentes que parecían las encuestas de intención de voto en casi todo el país, a la hora de los escrutinios se marcó una tendencia contraria. Cuando parecía que iban a ser “los mismos con las mismas” respaldados por el voto popular, Colombia demostró que, definitivamente, nada está dicho hasta que todo esté dicho… o al menos en política. Las grandes maquinarias políticas y empresariales que apoyaban a candidatos de familias eternas en el poder, y aún más, ellos mismos se llevaron una gran sorpresa al comprobar que no son los perennes gobernantes. La sociedad civil por fin le recordó a la maquinaria política el poder y la potestad que posee de cambiar el statu quo en las urnas.
En Bogotá, Claudia López del Partido Alianza Verde ganó las elecciones con un porcentaje del 35.21 % y un total de 1.108.541 votos, contra el 32,48 % correspondiente a 1.022.362 votos alcanzados por Carlos Fernando Galán, 440.591 votos (13.99 %) para Holman Morris y 426.982 votos (13.56 %) para Miguel Uribe. Esto no solo representa una victoria para la capital del país porque demuestra —una vez más— que Bogotá es una ciudad rebelde en las urnas, y en esta ocasión, con suficiente convicción como para generar un cambio de esta magnitud: La primera mujer alcaldesa en la historia de la ciudad, abiertamente gay, cuya bandera ha sido la lucha anticorrupción y que ha manifestado su apoyo a temas tan controvertidos como el aborto legal, la cultura ciudadana y la prohibición de las corridas de toros, entre otros; sino que reafirma que la disputa por la alcaldía no podía ser definida-reducida, únicamente, a la decisión del metro elevado o subterráneo. Había mucho más que eso en medio de la contienda política como, por ejemplo, las políticas de inclusión social, la lucha contra la violencia en todas sus manifestaciones, el cuidado del medio ambiente y la preservación de las reservas naturales.
No obstante, también plantea grandes retos en términos de gobernabilidad para la nueva alcaldesa y su equipo de trabajo. En primer lugar, es importante evitar potenciar posibles escenarios de cohabitación. No hay que olvidar que el Concejo es una pieza clave para tener margen de aprobación de proyectos y ejecución real de los mismos, con 13 curules aliadas de los 45 cabildantes que lo conforman, la concertación es una prioridad. En segundo lugar, las cifras de la oposición no son desestimables, Claudia no encarna la representación de todos los bogotanos, así que construir ciudad a partir de la diversidad de opiniones desafía a la nueva mandataria de la ciudad. Será con acciones que se ratifique su gestión.
Quisiera resaltar algunos otros resultados “sorpresa” de los comicios en otras ciudades a lo largo del país: Medellín —y Antioquia—, tierra del uribismo por excelencia, eligió a Daniel Quintero como alcalde y a Aníbal Gaviria como Gobernador, dejando en el segundo lugar a Alfredo Ramos y Andrés Guerra, respectivamente, candidatos del Centro Democrático. Por su parte, Cúcuta eligió a Jairo Yánez como alcalde y Turbaco, Bolívar eligió a Julián Conrado (excombatiente de las Farc). Además, el triunfo de Mercedes Tunubalá significa que por primera vez una mujer indígena ocupará la alcaldía de Silvia, Cauca y los frutos de las campañas de Andrés Cancimance para la Gobernación de Putumayo y de Luis Enrique Dussan para la Gobernación del Huila demuestra que es posible hacer política de manera realmente independiente, con los pueblos.
Para terminar, es posible decir que hoy se evidencia que el arribo de una tendencia de la contracultura es insoslayable, es el preludio de un cambio, entre otras cosas, en medio del momento coyuntural de nuestra América Latina.
Desde las ideas en las que creo y, desde el ejercicio de mi profesión, he defendido causas como la consulta anticorrupción y el plebiscito, así que hoy miro con ojos esperanzadores los resultados de estos comicios, pues me atrevo a aseverar que en esta oportunidad no fueron protagonistas las ideologías sino las causas, declarando que un nuevo país es posible.