Otra de esas figuras que tuvieron una presencia rutilante en el mundo del arte fue Joaquín Torres García que nació en Montevideo el 28 de julio de 1874. Su padre era un catalán que llegó a América en busca de fortuna y su madre era una uruguaya con ancestros canarios. De esa forma, para Torres García, España era una segunda opción que tomó en 1891 cuando se fue para Barcelona a estudiar y buscar nuevas oportunidades. Se hizo amigo de Picasso y tuvo varias exposiciones con el inventor del Cubismo donde la perspectiva no existe. Así mismo será un principio que tomará Torres García como comienzo fundamental para su trabajo.
Torres García es uno de los grandes creadores de América Latina. Un precursor del arte moderno. Sensible a las preocupaciones de la época se lanzó a crear un mundo constructivo y universal. Y como todos los de su época, estuvo entre lo abstracto y lo figurativo.
Reloj sobre planos de color,1929
Desde muy temprano tuvo claro su destino. Frecuentó la Escuela de Artes y Oficios. Y, para ganarse la vida se convierte en profesor. En 1998 escribe un artículo que llamará El verbo artístico y donde nace su enorme vocación por la escritura donde produce el legado de conceptos filosóficos sobre su estética. Así dejó claro sus argumentos de vida, las razones de un método.
El verbo es una necesidad por convicción absoluta de su teoría para la Escuela de Sur donde la práctica pictórica es la síntesis de un análisis de una combinación que busca que América diera un arte inédito.
El Pez, 1928, uno de los 74 cuadros de Torres García que desaparecieron en un incendio en el
Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro en 1978
Uno de los grandes creyentes de su obra fue el crítico e historiador Eugenio D´Ors quien lo define como un alma platónica. Un artista enamorado de lo esencial. Y también afirma su gusto por lo monumental. Torres trabajó con Gaudí en vitrales. Pero los murales tuvieron un destino trágico. Se quemó la Iglesia de San Agustín y en cenizas quedó el mural que realizó para el Palacio de la Generalitat de Cataluña. Este mismo destino tiene su obra pictórica, cuando después de su muerte, se incendia el Museo de Arte Moderno de Rio de Janeiro.
Con Piet Modrian colabora en la revista Círculo y Cuadrado. Pero cada uno tiene su historia. La de Torres García es la de lograr el equilibrio a través de la proporción de los cuadrados donde no importa el lugar en que se encuentre. La línea vertical significa lo espiritual y la horizontal es la naturaleza. En la mitad está el hombre esquemático. Lo únicos colores son los primarios: rojo, azul, amarillo, blanco y negro. Y después viven en los símbolos esquemáticos como el pez de la religión, el barco en el que ha viajado o, el reloj siempre a las ocho menos diez del tiempo humano…
Figuras a cinco colores,1946
En 1923 se gana el primer premio de la Exposición Internacional en París y en 1934, después de haber vivido un tiempo en Nueva York, vuelve a Montevideo donde creó la Escuela del Sur con sus teorías del Universalismo Constructivo. Con eso constituye un legado definitivo para la historia del arte latinoamericano. Muere el 8 de agosto de 1939 mientras deja sus convicciones artísticas que buscan interpretar el tiempo del hombre, el orden fundamental, la armonía de la geometría y la esencia de lo fundamental.