Sin haber terminado de firmar el decreto por medio del cual el jefe del estado Nicolás Maduro convocaba una Asamblea Nacional Constituyente, ya la derecha internacional y la oposición venezolana la descalificaban y en contravía reiteraban su decisión de seguir planteando la ruta de la violencia de calle y el derrocamiento del presidente legítimamente elegido hasta el 2019, actitud esta por demás de soberbia política al creerse los únicos mandatarios de la voluntad popular y de irresponsabilidad social al involucrar a la población en una ruta violenta que solo conducirá a una guerra civil, guerra civil que estaría amparada en su favor por la intervención de fuerzas extranjeras, sin reflexionar en el costo de vidas de los venezolanos.
No han esgrimido los opositores, propuestas de cambio diferente a la retórica de salida del Maduro, ese es el eje fundamental de su diatriba política, manifestando de paso su incapacidad intelectual para organizar un discurso estructural e ideológico que permita percibir algún modelo social o económico al cual adherirse como sociedad, quizás si lo tengan, pero no se atreven a exponerlo porque correrían el riesgo de ser rechazados por rememorar un pasado que Venezuela ya superó.
Ahora bien desde el punto de vista de la propuesta de maduro, es necesario hacer algunas acotaciones que sin duda los medios en Colombia nunca dejaran exponer.
En primer lugar hay que reafirmar que desde la teoría clásica burguesa y liberal, la voz del soberano, es decir la voz del pueblo, es la voz suprema de la sociedad y que le da su carácter de constituyente primario; el cual, desde el debate a través de una Asamblea Constituyente se da una carta fundamental o constitución política que es la hoja de ruta de la dinámica política y cultural de la sociedad, en términos de esa democracia burguesa.
Por tanto, no existe gesto más democrático que convocar una Asamblea Nacional constituyente donde se llama al pueblo en general a debatir el rumbo de su destino.
El mecanismo que permite ese debate, en la teoría clásica burguesa liberal, se desarrolla desde los postulados de la democracia representativa, es decir a través de la elección y mediante el sufragio directo y universal de voceros que integran la asamblea. Este papel de representantes del pueblo es lo que le da vida y es el origen de los políticos, agrupados en partidos políticos con una mancomunidad de intereses éticos, culturales, religiosos, económicos y políticos manifiestos en una determinada ideología, que es la forma de percibir el entorno social en su dinámica de desarrollo y coexistencia.
Sin embargo, un análisis más a fondo de la estructura como funciona la sociedad, en la posmodernidad, da cuenta que ella se agrupa en una diversidad de sectores, cuya referencia vital se determina por factores de integración grupal en el tejido social más allá de la familia y que mantiene intereses comunitarios relevantes determinados por aspectos culturales, laborales, religiosos, económicos, políticos, de pertenencia de género, raizales, etc.
En consecuencia en el acontecer de la sociedad vemos estudiantes, trabajadores, deportistas, artistas, mujeres, comunidad afro, lgtbi, empresarios, comerciantes, banqueros, personas con discapacidad, y un sinúmero de referentes grupales directos. Esta amalgama de sectores suele ser invisibilizada cuando se trata de la categoría política donde se diluyen los intereses específicos de cada grupo en un todo universal manejado y orientado por la clase política desde la ideología y desde la democracia representativa que les hace acceder al poder y al manejo del estado.
Así las cosas, la constituyente esbozada por Maduro avanza en el sentido de dar representación de forma directa a esos sectores, conservado el mecanismo de elección popular, voto directo universal y secreto
Para tal efecto la Asamblea Nacional Constituyente contará con dos grandes categorías de constituyentes:
Constituyentes sectoriales (250): elegidos por el voto popular directo, universal y secreto entre los distintos sectores de la sociedad, es decir que estudiantes tendrán su vocero propio, igual trabajadores, mujeres, empresarios, banqueros, deportistas, artistas, comunidad afro, lgtbi., sectores de las iglesias cristiana, católica, etc.
Constituyentes regionales (250): elegidos por el voto popular directo, universal y secreto desde la estructura de la división territorial del estado, es decir en los estados que componen la federación venezolana con candidatos que seguirán la mecánica tradicional de elección desde la órbita política y de los partidos en debate.
Si el cambio de este paradigma electoral nos es democracia, no entiendo que es democracia. Es salir de la perversa dinámica de la politiquería que aunque se funda en representar la voluntad popular como una verdad formal en la verdad real el soberano o el pueblo sigue sometido a la acción de los partidos y de los políticos convirtiéndose solo en una cifra más de vital importancia en proceso de elecciones y un problema a la hora de gestionar sus necesidades, porque de fondo lo que prevalece es el intereses particular y subjetivo de grupos de presión que detentan el poder desde la manipulación electoral el poder de la riqueza y del control de los medios.
En ese escenario es posible recoger y debatir las propuestas de la sociedad de una forma más puntual y mas efectiva a sus protagonistas, por ahora dejo la reflexión ahí, en otra nota se puede abordar el contenido de las propuestas que pueden dinamizara la sociedad la economía, la cultura, el modelo económico desde los intereses reales de la sociedad