En el último mes llegaron a Marte tres sondas espaciales que cruzaron al vasto espacio que nos separa, a través de una ventana que se abre cada dos años y se conoce como oposición. Por un lado, está el Rover Perseverance de los EE. UU., que buscará señales de vida pasada en suelo marciano. Lleva un pequeño helicóptero que volará en la delgada atmósfera marciana, y explorará las características geológicas subterráneas y la posibilidad de generar oxígeno a partir del dióxido de carbono. Por otro lado, está la sonda Hope, enviada por Emiratos Árabes Unidos, que explorará la atmósfera del planeta rojo. Los científicos creen que puede contribuir a comprender cómo el planeta perdió gran parte de su atmósfera y, con ella, gran parte de su agua. Así mismo, está la misión Tianwen-1 de China, "Preguntas al cielo", que entró en la órbita y aterrizará en tres meses con un robot para estudiar la geología de la región, en la superficie y debajo de ella. Con un mástil alto lleva cámaras para tomar fotografías y facilitar la navegación y cinco instrumentos adicionales le ayudarán a evaluar la mineralogía de las rocas locales en busca de hielo de agua.
A pesar de que Marte es el planeta más próximo a la Tierra, como todo lo que sucede en el espacio, es un lugar difícil de llegar. Hasta el momento se han realizado 56 misiones y solo 26 han tenido éxito. La primera fue la Mariner 4, lanzada por la Nasa en 1964, la primera en entrar en órbita fue la Mars 2, lanzada por Rusia en 1971 junto con la Mars 3, que logró soltar un módulo de aterrizaje que funcionó durante 20 segundos, ese mismo año Nasa logró ubicar la primera sonda orbital; sin embargo, las misiones más conocidas fueron las naves gemelas Viking, que en los 70 con un vehículo orbital y un módulo de aterrizaje obtuvieron las primeras imágenes detalladas de la superficie Marciana.
No obstante, la exploración de Marte se interrumpió durante más de dos décadas, en las que solo se produjeron intentos fallidos o logros parciales; Mars Global Surveyor fue la primera misión en veinte años y entró en órbita en 1997. El mismo año, la Nasa colocó a Mars Pathfinder en la superficie, en 2001, la Mars Odyssey de Estados Unidos entró en órbita con experimentos científicos diseñados para hacer observaciones globales, el año 2003 vio renacer el interés por Marte con un aumento de las misiones: ESA lanzó la Mars Express, con su módulo de aterrizaje Beagle 2, y la Nasa los dos vehículos todoterreno Spirit y Opportunity; posteriormente la Mars Reconnaisance Orbiter en 2005, el Curiosity Rover en 2011, Mangalyaan (Mars Orbiter Mission) de la India y la misión de Maven (Mars Atmosphere and Volatile Evolution Mission) en 2013, la ExoMars Trace Gas Orbiter, a través de una asociación entre la Agencia Espacial Europea y Roscosmos en 2016 y la InSight Lander en 2018, para estudiar el núcleo de Marte y observar la posible actividad sísmica en la superficie del planeta.
Actualmente, hay en funcionamiento en el planeta un módulo de aterrizaje (InSight) y un rover (Curiosity) junto con el recién llegado rover (Perseverance) y en órbita alrededor de Marte, hay seis satélites que proporcionan datos sobre el planeta
En el momento se planean varias misiones para las ventanas de lanzamiento de 2022 y 2024; pero la más importante de ellas es la de llevar seres humanos a Marte para la década de 2030 o 50, pero antes volveremos a reaprender en la luna: En palabras del Científico Alberto Quijano Vodniza, quien fue invitado al programa Sapiens del centro de Pensamiento Libre: “el elemento ético y la seguridad de los astronautas, demandan que este viaje se realice solo cuando estemos en capacidad de garantizar la vida y la salud de nuestros astronautas”.
La importancia de conquistar el espacio radica en que las estrellas como nuestro sol consumen su materia durante aproximadamente nueve o diez mil millones de años. Por eso, nuestro astro rey está aproximadamente en la mitad de su vida, por lo que le quedan alrededor de cinco mil millones de años; pero nuestra especie solo tendrá una longevidad entre 205.100 y 8 millones de años, por lo que si no colonizamos la galaxia, la humanidad desaparecerá como especie; sin embargo según lo expuesto por J. Richard Gott III, en su artículo “Implicaciones del principio de Copérnico para nuestro futuro”, esto nunca sucederá, toda vez según esta teoría es un error suponer que ocupamos una posición privilegiada en el universo.
Por ello, las principales dificultades para los viajes espaciales son las grandes distancias entre las estrellas, la más próxima Alfa Centauri se encuentra a 4,2 años luz (40 billones de kilómetros) y con las naves actuales tardaríamos en llegar unos 75.000 años. También están los altos costos, la necesidad de alimentación de los tripulantes y los altos riesgos de las misiones; dentro de los que se encuentran las posibles fallas mecánicas y los rayos cósmicos que atraviesan las paredes de las naves, causando daños en la piel y el ADN de los astronautas. Así pues, todo esto nos debe llevar a reflexionar sobre la necesidad de valorar y cuidar lo que tenemos, ya que por lo pronto la Tierra es el único planeta conocido capaz de sustentar vida. Entonces, a cuidar nuestra nave.