En un allanamiento que hicieron las Fuerzas Militares en 2015 a Dairo Úsuga, alias Otoniel, en una finca situada entre la alta montaña cerca a la vereda de Turbo donde para ese entonces se escondía el capo, quien fuera el máximo cabecilla del Clan del Golfo y capturado este sábado en el Urabá antioqueño, perdió a Chapolo, un perro fino que era su fiel y preferida mascota.
En medio de un intercambio de disparos, helicópteros que recibían fuego y fuerzas armadas que intentaban ingresar al sitio donde estaba Otoniel, quien ya se había escapado en una mula, los ladridos de un perro desconcertaron a los uniformados cuando ingresaron al lugar. Sin embargo, el sabueso estaba desorientado y no sabía por dónde moverse debido al sonido de los disparos, relata la revista Semana.
Luego, como una estrategia de la Policía, dejaron que Chapolo recobrara la orientación y su atención en el olfato, una característica distintiva de ese tipo de razas, para darle seguimiento a su amo que luego de tres horas de búsqueda se rindió a la orilla de un río.
Es así que Otoniel, en cada operativo militar cuyo objetivo era la captura de este capo, iba dejando rastros de su afecto; en uno mataron a su hermano Juan de Dios Úsuga David, alias Giovanni, y en esa ocasión, el turno fue para su amando Chapolo, quien con su olfato casi consigue la “victoria” de aprender a quien fuera el máximo cabecilla del Clan del Golfo como un trofeo para las Fuerzas Militares.
Finalizado el operativo, la Policía decidió adoptar al perro con el nombre de Oto, quien se subió tranquila y amigablemente al helicóptero que se lo llevó del Urabá antioqueño. Posteriormente, se rebautizó como Pecas, en honor a la piel de este canino, y finalmente se quedó como Chapolo dado a que así se conoce popularmente esta raza.
Pero si este perro fino era el consentido de Otoniel y lo adiestraba rigurosamente para su protección personal, podríamos pensar que Chapolo tenía el mundo a sus pies: baños y juguetes lujosos, niñeras, entrenadores personales, gimnasio, masajes, talcos y comida de la más alta calidad incluidos filetes. Comodidades que difícilmente podrían darse en la Policía, ya que bien es sabido la vida estricta y el tipo de comida que es suministrada por parte de esta institución y a la que seguro también le tocó adaptarse Chapolo.
Y es que Chapolo es la única raza canina de este tipo que tiene Colombia, según un estudio de la Universidad Nacional, y llegó al narcotraficante por un pedido específico, el cual se enmarcaba en un perro con fino olfato que fue comprado en Medellín por un lugarteniente del capo. Fue entrenado durante varias semanas en Apartadó y luego finalizó su adiestramiento en la finca Blanca Madrid, se lee en la revista Semana.
Cuando llegó del Urabá antioqueño tenía pulgas, garrapatas y estaba regular de salud, por lo que lo desparasitaron y cuidaron en la Escuela de Guías y Adiestramiento Canino de la Policía, tal como le contaron las autoridades a la revista Infobae.com
A Chapolo lo postularon para que fuera entrenado en la búsqueda de personas pasivas y lo adiestraron en varios terrenos, ya que es una raza que se destaca por su excelente olfato. Fue trasladado a Bogotá a hacer el curso de guía de rastreo en conjunto con ejercicios de rapel y perteneció al grupo de servicio aéreo.