A través de los medios de comunicación tradicionales a nivel nacional se ha divulgado una imagen, en su mayoría, negativa sobre la región del Catatumbo. Las noticias enfatizan en la guerra, la disputa del territorio por parte de grupos armados al margen de la ley que hacen presencia en la región, desplazamientos, secuestros y cultivo de coca. Visto desde una perspectiva nacional e incluso internacional, el Catatumbo es una zona donde solo habita la violencia.
Para otros con una visión de menor estigmatización es una región rica en recursos naturales. Es debido a esto que los bienes de la naturaleza han sido saqueados por diferentes instituciones con intereses particulares y personales, situación que ha generado consecuencias como: el desplazamiento forzado, donde grandes inversores que pusieron su mirada en la región del Catatumbo para su trabajo con la explotación de los recursos, obligaron a campesinos a abandonar sus tierras para generar extracciones de minerales a gran escala, y solo algunos recibieron una mínima remuneración por dejar atrás sus terrenos. Generó además contaminación, riqueza para los empresarios y pobreza para la comunidad.
Esta situación, sumada con la presencia de la guerrilla, el abandono estatal y la desigualdad celebrada por la oligarquía, desencadenó en una imagen negativa de la región que ha sido replicada por años a través de medios nacionales y locales.
Sin embargo, las personas deben dar otra mirada hacia el Catatumbo. La región es más que negativos señalados. Es historia, identidad, cultura, trabajo en el campo, lucha y resistencia. El Catatumbo está bañado de oro verde y aguas cristalinas, rodeado de miles de especies que dan vida a las montañas y a los lugares más recónditos de la región. El territorio es cuna de gente trabajadora, campesinado de cepa, que sueña con un país mejor y que anhela generar desarrollo a través de los conocimientos que han adquirido con la experiencia de un trabajo arduo y admirable.
Es aquí donde la comunicación popular juega un papel importante para visibilizar esa parte positiva que mitigue la indiferencia y el señalamiento.
“Esta práctica significa ir más allá de la mentalidad consumista, hasta acceder a la conciencia de la necesidad de expresarse y organizarse para usar los medios de comunicación social, por medio de una participación activa. Así se reconoce la exigencia de dar voz y escuchar a quienes por generaciones nunca han tenido voz, ni han sido escuchados, lo cual implica a su vez una reorganización de la sociedad en todos sus sectores, a partir de la teoría y la práctica de la comunicación popular”: La Piragua. Revista Latinoamericana de Educación y Política.
La comunicación popular en el Catatumbo permite una acción participativa donde la comunidad -en una pieza audiovisual o radial- se expresa, habla desde sus realidades y da a conocer a la población externa sus experiencias que no están marcadas por una violencia, sino por unas costumbres de unión, cooperación y trabajo digno. Esta estrategia debe iniciar con labores realizadas desde la academia, donde los actores se involucren en profundizar valores como el respeto, y la no estigmatización por parte de la comunidad externa a la región del Catatumbo.
Un gran ejemplo de los alcances de una comunicación popular es la serie documental Con los pies en la tierra, producida por el Comité de Integración Social del Catatumbo (CISCA), la cual muestra esa historia de lucha y resistencia contada desde la voz de tres mujeres, una lucha compartida con los demás habitantes de una región con un gran potencial cultural y de vida en el Catatumbo.
Véase serie documental “Con los pies en la tierra” en: