Colombia sigue política, moral y vergonzosamente migrando de la tradicional práctica de compra de votos con comida, a otra igual de cuestionable con el mismo objetivo y las mismas miserias: la compra de firmas, una actualización del tamal que se convierte en partido de eliminatoria al mundial y –diría yo- podría terminar en X-box, lavadora, etc., cual fastuoso premio de venta popular en Chapinero.
Pero esta situación no se queda ahí. Se dice abiertamente que ya hay toda una organización que cobra $800 por la recolección de cada firma y con garantía de que esta pasa en la Registraduría. Multipliquen ochocientos por más de diez millones… ¡El negociazo! Y lo peor, no hay restricción legal para que una misma persona firme en diferentes listas, a este tipo de apoyos populares. Es un derecho político que no puede ser vedado.
Y ahí no para esto. Contaba esta mañana el registrador general Juan Carlos Galindo en Mañanas Blu, que frente a la opción de los candidatos a la presidencia de salir de las filas de sus partidos (por los señalamientos de corrupción y otras razones) para alcanzar su aval a través de firmas, tiene que pedir recursos adicionales al Ministerio de Hacienda para poder contratar 400 personas extra a su planta de personal, que analicen la millonada de firmas producto de esa situación.
Estamos frente a la continuidad de las malas prácticas de los partidos
trasladadas hoy a la recolección de firmas
con rifa, con ñapa… ¡Sin pudor!
Estamos frente a la continuidad de las malas prácticas de los partidos trasladadas hoy a la recolección de firmas con rifa, con ñapa… ¡Sin pudor! ¿Qué les parece como quienes quieren orientar el país están educando en política, en ética a sus jóvenes seguidores? ¡No les da vergüenza! Tan es así, que con la cara dura salen a pedir firmas sin sonrojo alguno, a sabiendas de lo señalados que están sus propios partidos por corrupción… Y siguen en las mismas, pero comprándolas. ¡El total descaro!
El registrador concluyó en su intervención radial que esta situación debe llevar a los colombianos a una reflexión política poselecciones, de cara a la revocatoria. Agregaría yo que de cara a todo, porque ese traslado de la viejas prácticas de los partidos, le da continuidad a la corrupción y a todo lo que nos tiene aburridos de la clase política de este país, donde sin duda la opción no es quien hasta el momento va ganando las encuestas, pero tampoco los políticos tradicionales. Difícilmente se salva tal que cual, y esto debe ser motivo de otro análisis cuidadoso.
“Querido candidato, se le tiene la firma a $800”, o “Venga chino, recoja firmas que yo lo premio con fútbol o lo que más le guste”… Qué poco les vale el país… Qué poco les importamos quienes vamos a votar. ¿Acaso quién paga para trabajar por el bien de un país, como es la política, como es su esencia? ¡Solo les vale sus intereses propios, el botín en sus bolsillos! Definitivamente… ¡El diablo entra por el bolsillo!
¡Hasta el próximo miércoles!
