Ya hace un mes el padre Francisco de Roux, en el marco de su función como presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, se reunió con Álvaro Uribe Vélez, expresidente de Colombia con complejo de emperador, promotor de las extintas Convivir y admirador de las AUC —sobre quien, de ahora en adelante, nos referiremos como el Innombrable—, como lo ha hecho con otros expresidentes y figuras políticas con el propósito de escuchar y recibir los aportes de estos, para posteriormente someterlos a análisis y contraste, como se hace con todos los testimonios que se han dado a la CEV en el marco de su misión de esclarecer la verdad o verdades del conflicto.
La Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, o simplemente CEV, forma parte de un conjunto de mecanismo que integran el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición,[1] creado en el Punto 5 del acuerdo final de paz firmado en La Habana, Cuba, entre el Estado colombiano en cabeza del entonces presidente Juan Manuel Santos Calderón y las antiguas guerrillas de las Farc. Junto a la Jurisdicción Especial para la Paz, que tanto odia y desconoce el Innombrable y a la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, tienen la función de garantizar los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición estipulados en el acuerdo.
La CEV es un mecanismo extrajudicial, que tiene como mandato específico presentar un informe al país que permita “conocer la verdad de lo ocurrido en el marco del conflicto armado y contribuir al esclarecimiento de las violaciones e infracciones cometidas durante el mismo y ofrecer una explicación amplia de su complejidad a toda la sociedad”. [2]
En ese sentido es que expresidentes, exmilitares, personalidades políticas y sociedad civil se han presentado voluntariamente a la CEV para presentar su verdad de los hechos acaecidos en el marco del conflicto, tanto en calidad de víctimas, así como de responsables de las decisiones que otros pudieron tomar en el desarrollo de sus funciones como servidores públicos.
Llama enormemente la atención que el Innombrable haya decido dar testimonio a la CEV, así sea de manera informal, después de que ha desconocido y descalificado tanto los acuerdos en general y el sistema en particular.
Desde la firma, el uribismo ha hecho todo lo que ha estado a su alcance para hacer trizas los acuerdos, como lo dejaron claro desde el principio, y honestamente, a casi cinco años de la firma en el teatro Colón y de casi cuatro años de la política de gobierno de Duque, la cual denominó 'Paz con legalidad', como si hubiera alguna paz ilegal, lo que ha logrado sobrevivir de los acuerdos, además del texto original, la adecuación normativa que se logró con el mecanismo de Fast Track y los mecanismos del SVJRNR, es poco. Podría decirse que han cumplido su propósito, han hecho trizas los Acuerdos y con ellos, la tan anhelada paz de las y los colombianos, si no, miren donde estamos. Pero bueno, ese será tema para otro episodio.
El punto es que el Innombrable odia el sistema, odia la JEP, odia la CEV, por lo que realmente no logro entender del todo su sombrío propósito al decidir hablar con el padre de Roux.
Una pensaría que lo que buscaba era hacer la puesta en escena que hizo, mostrarse como el emperadorcito que cree que es. Es evidente que el Innombrable y su séquito de adoradores están preocupados por el escenario electoral de 2022 y quieren aprovechar cualquier plataforma que les permita viralizar su discurso de Gran colombiano, de padre de la patria, de única alternativa posible para salvar a el país de los que lo quieren destruir, que, según ellos, somos todos los que pensemos diferente a ellos.
El encuentro con la CEV no fue más que una propaganda del uribismo. No aportó nada en términos de esclarecimiento de la verdad, no reconoció nada, solo se justificó y se victimizó como siempre lo hace. Pobre viejecito del que todo el mundo se ha burlado, desde los mal altos cargos del Ejército Nacional hasta su coordinadora de Unidad de Trabajo Legislativo en sus tiempos de congresista.
Vicky Dávila, la adoradora número 1 del Innombrable y quien a menudo hace memorables puestas en escena, para alabar y exaltar su imagen, para hacer de abogada y de jueza, de directora de campaña, de jefa de prensa... mejor dicho, hace todo lo que esté en sus manos para mostrar su enfermizo amor al innombrable, hasta exculparlo de sus pecados, desde el pasquín que dirige y que ha puesto también a su servicio, al parecer se siente molesta por la forma diferente en que fue tratado Su presidente en el diálogo con la CEV, en relación con el expresidente Juan Manuel Santos.
Yo me atrevería a preguntarle a la señora Vicky si ella entiende el concepto de reciprocidad. El expresidente Juan Manuel Santos nunca ha desconocido ni descalificado las instituciones que resultaron del acuerdo de paz; muy por el contrario, las ha defendido y promovido. Ni él ni su familia nunca han irrespetado a los funcionarios de estas instituciones; el Innombrable, sus adoradores y sus hijos sí. Y lo más importante de todo, el expresidente Santos accedió dar testimonio en la CEV de manera voluntaria y con la intención de contribuir al esclarecimiento de la verdad, participó de un acto formal y protocolario, donde tanto él como el padre de Roux tuvieron la misma dignidad, Santos acudió a donde lo citaron, desde el reconocimiento y respeto hacia el otro.
Muy por el contrario, el expresidente de Vicky, desde la adveración que le tiene a las instituciones creadas por el acuerdo, no formalizó el encuentro; por lo tanto, no hubo protocolo, solo a una visita informal a la finca de un egocéntrico que hasta en la disposición del espacio para el diálogo, dejó ver su arrogancia y falta de respeto, no solo por la institución, sino por sus interlocutores. Es normal la tensión existente en ese encuentro cuando de entrada ves que tu interlocutor no te reconoce.
Y ni qué decir de la estirpe del Innombrable, creo que todos hemos oído y visto las imágenes de tan desafortunado incidente donde los herederos del linaje Uribe dan muestra de lo que le espera a todo aquel que no sea de sus simpatías; si estos principitos llegan a entrar en el escenario político colombiano estoy segura de que el legado del papá les quedará en pañales.
No mostraré nada sobre ese momento por respeto con el padre de Roux, la comisionada Lucía González y el comisionado Leyner Palacios.
Queda como lección, no solo a la CEV y demás instituciones del Sistema, sino a todos los que sabemos que no se puede confiar en el innombrable, que ¡no se puede confiar en el Innombrable! No se le puede dar papaya, porque la sabrá aprovechar como lo hizo.
Además de dedicar cinco horas de diálogo a limpiar su imagen, también dejó mal parada a la CEV al usar sus redes sociales y no las de la institución. Para difundir un diálogo que él mismo había pedido que fuera privado, puso el ritmo de la discusión todo el tiempo, y permitió que su hijo Tomás agrediera a la comisionada Lucía frente a miles de personas que seguían la transmisión, y a pesar de todo esto, Vicky Dávila se atreve a decir que la Comisión no trato con respeto a Uribe. ¿Lo pueden creer?
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[2] Acto Legislativo 01 de 2017, el Decreto 588 de 2017