"La comarca invisible y otros relatos" del Albeiro Arciniegas

"La comarca invisible y otros relatos" del Albeiro Arciniegas

"Encontrarán cuentos que son de un realismo crudo y directo, pero al mismo tiempo centrados en el drama humano de la vida y la muerte, del amor y el odio"

Por: William Fernando Lucero P.
junio 12, 2017
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Desde la publicación de “Los Decadentes y otros cuentos” y “5 – 12, Operación Cauterio”, Albeiro Arciniegas busca una voz narrativa que le procure un espacio en la literatura colombiana, trabajo que realiza alejado de las corrientes literarias del centro del país, a través de un manejo del lenguaje propio, construyendo ficciones que si bien parten del ámbito de su tierra natal, a la que ha preferido llamar Santa Elena de Valdivia, no renuncian a la universalidad que persigue toda obra de arte.

Con su nueva creación, “La Comarca Invisible y otros relatos”, esa particular voz narrativa marcada por la precisión de la palabra que se aparta de cualquier exceso retórico y que suma a la prosa una cadencia musical y efectiva, presenta un primer conjunto de cuentos cuyas tramas giran en torno al dolor de la existencia, mostrando en una galería descarnada los sufrimientos y miserias inherentes a la sociedad del tercer mundo: la pobreza, la violencia, la ignorancia, la corrupción endémica de la clase política; males todos ellos expuestos con cierta nostalgia y algunas veces con ironía.

Quienes se aproximen al libro encontrarán cuentos que son de un realismo crudo y directo, pero al mismo tiempo centrados en el drama humano de la vida y la muerte, del amor y el odio como “Damasco”, “En las horas del fuego”, “Ave negra”, “La boca de Judas y “Cerdos & Peces”, relatos que dejan en la mente la angustia y el oprobio, la vileza y la derrota moral de sus personajes, seres atrapados en infiernos muy personales, muchos tan próximos a nosotros, que impresionados vemos desfilar taras congénitas brutalmente cobradas; la impotencia de los inocentes frente a la obra salvaje de las armas; agonías en medio de la soledad y el abandono; deseos carnales y egoísmos desmedidos que culminan en la muerte e historias de poetas que se consagran en el arte del coraje para vengar a una mujer.

Mientras cada página revela la geografía de Santa Elena de Valdivia es inevitable pensar en los paisajes del sur de Nariño y en la disposición arquitectónica de sus pueblos centenarios, pero también es innegable que ese lugar de la ficción, bien puede remitirnos a cualquier sitio de América Latina, porque ha sido urdido por el autor con amplitud de matices y de horizontes, guardando una coherencia argumental que le da a toda la obra de Arciniegas un sustrato físico ilusorio, pero tangible como el que construyeron Onetti, Rulfo y García Márquez.

Esta cualidad se detecta en todo el conjunto y más específicamente en cuentos como Marisela Escalante, Habacuc y Conspirados, textos donde el aire trágico de la narración se combina con la ironía mordaz que pone en evidencia la idiosincrasia clasista, el pensamiento retrógrado y patronal, la hipocresía, la corrupción y la “lambonería recíproca” de mequetrefes arribistas y politicastros que hacen de las suyas con el pueblo sometido y engañado, como si fueran casuales reflejos de nuestra diaria realidad política y social.

La parte final del libro (la más importante) contiene la nouvelle que le da título, “La Comarca Invisible”, texto que estilísticamente hablando es el más original y el más arriesgado, porque Arciniegas enfrenta al lector con varias voces narrativas, recurriendo también a experimentaciones estructurales y a giros en la trama, que le permiten al narrador entrar y salir del relato, contar y ser a la vez personaje. La historia fusiona ciencia ficción, suspense y relato policial, en tanto se trata de una investigación que busca localizar al grupo Nazi denominado “El Círculo Rojo”, creador y custodio de una inteligencia artificial o programa informático “capaz de generar saltos cualitativos en la escala evolutiva y de perfeccionar el espíritu del hombre alcanzado niveles de pureza”, para volver realidad el ideal de perfección y superioridad racial, en nombre del que se cometieron las atrocidades del Tercer Reich Alemán durante la Segunda Guerra Mundial.

Hay implícita en esta novela corta un cuestionamiento a la dependencia humana de los avances tecnológicos e informáticos, las personas viven bajo la sombra de aparatos y sistemas que sustituyen la experiencia y las esclavizan sutilmente con fantasías y sucedáneos como las redes sociales; de manera que el lavado cerebral colectivo cobra cada vez mayor eficacia sin que se pueda percibir su alcance verdadero. Por eso se ha dicho con acierto que “los mass media hoy en día construyen relatos que producen modos de vida, y que la publicidad es el cuento de hadas de la edad moderna, son maquinaciones de las cuales es difícil escapar y que influyen en el comportamiento individual y social. Como lo sugiere esta ficción “formamos parte, en mayor o menor grado, de una comarca invisible”.

El comentario que hizo alguna revista especializada sobre el escritor imaginario Juan Diego de García, autor de la novela “El edén de los leprosos”, aplica también para Albeiro Arciniegas: “Estructuras complejas, persuasivas, exigentes para la mayoría de los lectores. Es un autor que no se va por los caminos de la prosa desmañada, ni conoce de entreguismos. Sus anécdotas bucean en el fracaso del hombre occidental y su amargura. Su lenguaje, saturado de nostalgia, le da un tirón de orejas a los escritores comerciales”. Es decir que “La comarca invisible y otros relatos”, por su riqueza y calidad, viene a demostrar que en la provincia se puede producir literatura que está al mismo nivel de la que se produce en las metrópolis nacionales de la cultura. Los escritores Nariñenses que vengan después, verán en este escritor contemporáneo que “es posible un manejo propio, irreverente y original del lenguaje y de las tradiciones literarias centrales europeas y americanas, que podemos apropiarnos del universo desde un suburbio del mundo.” Si el autor le da continuidad a su trabajo creativo, no solo habrá madurado un estilo singular, reconocible y personal, sino que muy seguramente llegará el día en el que Santa Elena de Valdivia reivindique la grandeza cultural del sur colombiano, del cual es metáfora y espejo.

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