Aunque no lo parezca Carolina Leconte Mejía lleva 20 años en la industria del entrenamiento. Estudió comunicación social y periodismo en la Universidad de La Sabana, embrujada por la magia de la televisión que la acompañó desde que era una niña del barrio Santa Bárbara de Bogotá. En un principio quería informar, pero su criterio la llevó a buscar nuevos caminos en la producción de series. Y entonces, en Caracol, obtuvo en el 2007, siendo una veinteañera, su primer triunfo absoluto: la adaptación de Rosario Tijeras, la novela de Jorge Franco.
Desde ahí la racha para esta hija de un belga no paró: vinieron biografías convertidas en miniserie como la vida de Amado Carrillo, el narcotraficante conocido por su apodo, el de El señor de los cielos, quien transportó toneladas de cocaína a los Estados Unidos hasta su extraña muerte, mientras se sometió a una operación estética con la que buscaba cambiarse su cara para no ser reconocido jamás. Paquita la del Barrio, fue otra de sus producciones que la llevarían a comienzos del 2019 a Netflix.
Una de sus grandes ideas fue comprar los derechos para contar la vida del último gran cantante de México, Luis Miguel, en una serie que abarcaría desde sus inicios, al lado de su papá, el controvertido Luisito Rey, hasta sus años oscuros, en los que cayó atrapado en el alcohol y la misantropía. El éxito de la serie fue de tal proporción que le alcanzó a Luis Miguel para resucitar su carrera, embarcándose en una super gira por toda Latinoamérica en donde cobraba un millón de dólares por presentación y que sólo sería interrumpida por la pandemia.
En 25 años de carrera, Carolina Leconte Mejía sólo ha tenido que soportar una crisis profesional y fue la de la imposibilidad de grabar nuevas series debido a las restricciones por las que optaron los gobiernos para frenar el demoledor avance del Coronavirus. Netflix, como tantas otras empresas, no sabía a lo que se enfrentaba. Contra todo pronóstico, durante el primer semestre del 2021, la empresa tuvo ganancias en el continente por USD$836 millones. Este envión le permitió a Netflix asumir riesgos tan ambiciosos como hacer realidad el viejo proyecto de la miniserie sobre la vida de Vicente Fernández.
Desde el pasado domingo 12 de diciembre sólo se habla de una cosa en el continente, la muerte de uno de los más grandes intérpretes de la ranchera, Vicente Fernández, quien murió a los 81 años después de una enfermedad que lo tuvo en una clínica en los últimos cinco meses. Ya está todo listo para que se inicie una producción que tendrá 36 capítulos y que será filmada en México. Es la primera vez que una producción de Caracol se filme en el país Azteca. La mayoría de actores serán mexicanos. El cerebro de todo esto es Leconte quien logró, por fin, fusionar a dos de los grandes del momento, Caracol y Netflix.