Muchos hablamos de comunicación, de lo que nos enseñaron en las aulas universitarias, de cómo debemos realizar los mensajes de manera asertiva para que cumplan el objetivo que queremos, y es que en términos generales los medios tradicionales hacen alarde a la buena utilización de informar de manera respetuosa, incluso si tienen que hacer graves denuncias siempre se guardan los protocolos. Sin embargo, cuando entran los medios digitales a nuestras vidas es como si las barreras de la comunicación fueran diferentes y decir lo que queremos a toda costa rompe todos los límites de respeto.
Pareciera que lo único que importa es obtener más likes, el número de compartidos o comentarios de los seguidores a cualquier precio. Descargar todos nuestros odios con insultos directos como bombas de tiempo, cuando son previamente grabados con el celular y luego montados en las redes sociales como gran premio al irrespeto, está siendo una nueva tendencia.
Para ubicar de manera más cercana estas palabras, vayamos a casos recientes que indudablemente han tenido seguidores y detractores de manera fuerte:
1. Al expresidente y Senador Álvaro Uribe, quien había sido invitado a una Universidad en Cali, estudiantes de izquierda (seguidores de Petro) le gritan “paraco y asesino” por no estar de acuerdo con el líder del Centro Democrático, lo cual fue posteriormente montado a redes sociales y compartido por un sinnúmero de personas que se insultaban entre sí.
2. El caso de la pasajera costeña, que al subirse a un avión en viaje internacional y encontrarse con el expresidente Santos en clase ejecutiva se lanza en ristre contra él, con palabras soeces y sin reparos, al bajarse y verlo tomar un taxi, continúa con su descarga de irrespeto, grabando todo el proceso y luego montándolo a sus redes personales.
3. Martín el hijo de Santos, también ha sido atacado innumerables veces en redes sociales por los resultados finales de la Presidencia de su Padre, incluso una mujer paisa sale a su encuentro en Estados Unidos y se manda con un rosario de groserías que no vienen al lugar y él lo sube a través de su Twitter provocando más odio, pues la mujer es denominada por varios seguidores como “Paraquita la del barrio”.
Se me acercó esta amable señora a recitarme un poema. ¿Alguien la conoce? Favor RT pic.twitter.com/SEiEOcqajW
— Martin Santos (@MartinSantosR) August 30, 2019
4. El más reciente, el de los periodistas Daniel Coronell y Felix de Bedout en Miami quienes fueron agredidos verbalmente por hinchas de la selección Colombia, que asistían al partido amistoso ante Brasil, quienes les decían entre otras cosas que “habían vendido el país a la guerrilla y deberían vivir en Venezuela”.
Lo anterior es solo una muestra de la intolerancia que día a día manifestamos los colombianos, de cómo se agitan las pasiones en un país que se encuentra polarizado, pareciera que sacamos toda la carga de odios e inconformidades a través de redes sociales con comentarios, burlas e insultos, que son aplaudidos con más rabia por seguidores que parecen estar de acuerdo y que suben cada vez más el tono y la temperatura incontrolable de la ira.
En Colombia, país ad portas de elecciones, deberíamos hablar más de comunicación asertiva y respetuosa, la lucha constante es tratar de elevar la calidad en los mensajes de redes sociales, tenemos derecho a decir lo que pensamos, el tema es cómo decirlo, así como rogamos para que no haya más corrupción, deberíamos tener el respeto por bandera, por algo dicen que la prudencia hace verdaderos sabios.