Parece utopía, pero propongo, antes que el suicidio, un acuerdo nacional sobre esta base:
1) Cumplir plenamente el Acuerdo de Paz
2) Cero corrupción
3) Convocar Asamblea Nacional Constituye el día de posesión del presidente
4) De la Calle, presidente
5) Claudia López, vicepresidente
6) Gustavo Petro, cabeza de lista al Senado
7) Jorge Robledo, coordinador de la campaña y luego de la Constituyente
8) Clara López, canciller
9) Antonio Navarro, alcalde de Bogotá
10) Sergio Fajardn, ministro de Educación
11) Carlos Caicedo, ministro de Defensa, etc.
Hablo en serio. Esto o algo parecido puede construirse antes del suicidio colectivo.
Todos ustedes me están diciendo: ¡Está loco! Y sí, estoy loco.
Primero porque no hay tiempo para tal arreglo. Segundo porque son muchos nuestros egos, todos quieren —queremos— ser presidentes, o soñamos con serlo. Tercero porque, a esta altura, De la Calle tendría que ir como candidato del Partido Liberal y no de esa coalición sin nombre. Cuarto porque esa supuesta lista al Senado encabezada por Petro afectaría a los congresistas liberales que bloquearían el acuerdo. Todo lo demás es posible, incluyendo la opción cierta del suicidio colectivo. Vamos por partes.
¿Puede De la Calle renunciar a la candidatura del Partido Liberal y encabezar un proyecto nacional diferente? Caso contrario, ¿podría César Gaviria ser creíble si propone esa coalición pero mantiene a De la Calle como candidato liberal? Muy difícil pero no imposible.
Una coalición como la propuesta puede poner una lista cerrada al Senado, encabezada por Petro, y disputar las actuales hegemonías. El problema es para los senadores liberales que no se beneficiarían. Por eso pueden bloquear un pacto de ese tenor.
Otro punto difícil es el de la Constituyente. El propio De la Calle puede oponerse y claro, los congresistas liberales. Pero se trata de construir acuerdos para una nueva nación. La agenda de la equidad, la transparencia y la justicia efectiva, así como los aspectos ya birlados del Acuerdo de Paz, deben pasar por un nuevo pacto fundacional de la nación.
No obstante, el mayor obstáculo, el verdadero, es el de los egos. Nadie quiere ser ministro antes de ser presidente. Ojalá en eso yo esté equivocado y no solo loco.