La Coalición de la Esperanza, CE, no recoge hoy sino una fracción del centro político. El 70 % de la opinión pública encuestada dice pertenecer al centro, no a los extremos de izquierda o derecha; y los apoyos sumados de intención de voto que hoy tienen los candidatos de esa coalición llegan sólo al 12 %. Lo cual quiere decir varias cosas: la principal, que es el grupo más consolidado del centro político. Luego de dos años de ires y venires han logrado identificar unos principios éticos y programáticos que cobijan a un grupo muy variado de candidatos en edad, dignidad y gobierno. A estas alturas del calendario electoral y en medio de la enorme cantidad de candidatos que no se reconocen de izquierda o derecha, tener un grupo organizado y experimentado de políticos profesionales respetados por la gente que buscan renovar la política, es un gran activo.
Lo segundo, que ha pasado suficiente tiempo de maduración de ese proceso como para que la CE cierre sus filas alrededor de sus candidatos, que han logrado el milagro de que la gente los reconozca como un solo cuerpo político, lo cual quizás no fuera su intención original, pues se trataba (y se trata aún) de competir entre ellos en las consultas interpartidistas de marzo de 2022 por una candidatura presidencial. Solo que esa competencia entre iguales que están de acuerdo en casi todo, se ha vuelto un tanto innecesaria. Todas las encuestas que miden intención de voto dentro de las coaliciones indican que la figura dominante dentro de la CE es Sergio Fajardo, seguido por Juan Manuel Galán. Humberto de la Calle no ha manifestado su interés en ser candidato y sería una excelente cabeza de lista para el Senado (sobre todo comparado con la tendencia a llevar figuras de la farándula y el deporte a esa posición en otros partidos), Jorge Robledo y Juan Fernando Cristo registran bajas intenciones de voto, pero aportan a la suma final. Haría falta una mujer.
Lo tercero, que sería una buena idea que la CE escogiera su fórmula presidencial, que está cantada, por algún mecanismo de encuestas antes de las consultas de marzo del año entrante, para poder llegar a esa consulta con sus filas cerradas alrededor de liderazgos ciertos (el liderazgo colectivo puede que exista en el sector empresarial pero no en la política) y entrar a competir con otros grupos que se consideran de centro. Para muestra dos ejemplos: la presidenta del Partido de la U, Dilian Francisca Toro, dice que ese partido no pertenece a los extremos políticos y está en conversaciones con partidos y candidatos independientes que creen lo mismo, Cambio Radical y Federico Gutiérrez incluidos, para formar una coalición de centro, que como se tomará su tiempo, cuando se forme perfectamente puede elegir una fórmula y entrar a competir con la CE en la consulta de centro.
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Alejandro Gaviria por querer ser al mismo tiempo independiente y candidato liberal se está quedando sin el pan y sin el queso
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El otro ejemplo es un tanto dramático. Alejandro Gaviria por querer ser al mismo tiempo independiente y candidato liberal se está quedando sin el pan y sin el queso. Hoy no lo reciben ni en la CE ni en el liberalismo. Cabe esperar que no se haya perdido la oportunidad que quiso darle César Gaviria a su partido de que llegara un liderazgo nuevo, moderno, a enmendar los fracasos de sus últimas candidaturas presidenciales. Si Alejandro Gaviria se decidiera por el Partido Liberal, fuera escogido como su candidato y dirigiera un proceso interno de renovación de ese partido, al cual no pertenece, tendría la oportunidad de recibir el apoyo de una formidable maquinaria electoral y mucho de la opinión pública liberal que aun suspira por las antiguas glorias de ese partido, que entraría así a competir también en la consulta de centro. Y si no es él, ¿adónde sino a la consulta de centro iría el candidato liberal, quien quiera que fuere, si existe alguna coherencia con su historia centenaria?
Para no mencionar un tercer ejemplo que se ha vuelto casi irrisorio. El Partido Verde, dividido en partes que están lejos de ser iguales, que había sido uno de los socios fundadores del CE, debate hoy si está o no en el centro. Una decisión que debería ser tomada por la mayoría y acatada por todos. Con el agravante de que no tiene un candidato presidencial elegible. Si se queda en el centro y elige uno, tiene dos opciones: llevarlo a la consulta de centro o negociar con la CE y apoyar su fórmula presidencial.
Todo ello para decir que el centro es mucho más que la Coalición de la Esperanza y que las posibilidades que ella tiene de ganar la consulta de centro no dependen de que mantenga los brazos abiertos para que todos lleguen a su seno, como si ella fuera la totalidad del centro, si no por el contrario que cierre las admisiones, comience de verdad su campaña y compita con los otros grupos que se sienten de centro, pero no afines a ella. Esa sería la consulta real que determinaría quién va a ser el siguiente presidente de Colombia.