Al caído caerle y al parado correrle. Javier Rojas hizo la denuncia, que recogió Vivanco, de que una bebé de dos meses muerta fue entregada a su familia en una caja de cartón. Una caja de cartón. No les da vergüenza, no les da siquiera miedo de un posible escándalo mediático. Nada. Atropellan a los indígenas y juran que no dirán nada, o que dirán y nadie les parará bolas.
Es la primera vez que veo que El Tiempo hace una nota que, en teoría no le importa a nadie. Felicitaciones. Visibilizar estos casos valen la pena contarlos. Pero el resto de medios, sobre todo los de la costa, no dicen nada. Y eso que parte de la culpa la tienen los mismos indígenas que manejan la EPS Anas Wayu.
La bebé estaba en cuidados intensivos desde el 22 de julio por desnutrición. Su familia, pobre como los más pobres, tuvo que venir a que la trataran en Barranquilla y ellos mismos estaban pasando hambre. Pero la niña murió y a nadie le importó devolverla de una manera decente. La empacaron en una caja de cartón que luego forraron en papel vinilpel, todo porque no tenían el millón quinientos que les pedían para los gastos funerarios.
Los papás, en medio del desconsuelo, buscaron ayuda del Ministerio de Salud pero les respondieron que no había presupuesto. Deambularon por la ciudad, hasta que algún alma caritativa les regaló dos pasajes para Riohacha, para donde cogieron con su muertico en la caja. Denigrante este Estado racista.
La salud en este país es un chiste para el pueblo, y un negociazo para los que la administran. Pero es muchísimos peor, como en el resto de las situaciones, para los indígenas, a los que tratamos ciudadanos de segunda clase en este país. Y eso que queremos un país en paz.
Recibimos denuncia sobre que hospital en Barranquilla habría entregado niño Wayuu fallecido x desnutrición en caja de cartón. Sin palabras. pic.twitter.com/kMaQixORXJ
— José Miguel Vivanco (@JMVivancoHRW) 9 de agosto de 2017