Con un grupo de turistas de Bucaramanga, Cúcuta y Barranquilla que decidieron conocerla, tomamos camino, ingresando de norte a sur desde el Departamento de Santander y luego de atravesar las gigantescas montañas de Iguaque, llegamos a una hermosa meseta natural llena brillantes pantanos y en la que se puede divisar un luminoso amanecer entre brumas de ensueño, media hora mas adelante el sol se sienta en su trono para apoderarse de todo el firmamento y empezamos a ver las casas de campo de Combita y Motavita, antiguas aldeas pertenecientes de la capital de la región, empezamos a bajar hacia el altiplano de Tunja, con unas panorámicas que permiten observar los municipios de Oicatá y Soracá, entre el mar de colinas que constituye el paisaje de la provincia boyacense de Hunza (Centro).
Seguimos acercándonos a la ciudad con alma, ya en la cuenca del recién nacido Rio Chicamocha, en la confluencia de los Ríos Funsi y Farfacá, éste último sagrado para la civilización Chibcha – Muisca y alrededor del cual se ubicó el “Gran Cercado de los Santuarios Chibchas”, sobre el cual se levantó la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia – UPTC, a donde llegamos, para empezar nuestro itinerario por lugares únicos de ésta milenaria ciudad, si, milenaria toda vez que quinientos (500) años antes de la llegada de los españoles, ya era capital del Reino de los Muiscas. Tunja, como muy pocas ciudades, conserva su carácter histórico indígena y colonial, rincones que manan poesía y parajes naturales que invitan a contemplar y disfrutar del descanso, la tranquilidad y de los mejores paisajes; pero a la vez hospeda grandes eventos culturales y artísticos por su intensa agenda creativa y de actividades de todo tipo, teatro, deporte, gastronomía, música, etc.
Continuando con nuestro recorrido dentro la Universidad Pública de Tunja, cuya sede central de ubica en la Avenida Norte # 39 -115, ingresamos al “Museo Arqueológico de Tunja”, sitio destacado a nivel nacional por salvaguardar gran parte del patrimonio de las culturas nativas que habitaron el altiplano cundiboyacense, el sur del departamento de Santander y también Casanare, teniendo en cuenta la estrecha relación entre éstos cuatro (04) departamentos. Es un parque-museo universitario, regional y centro arqueológico , el cual nace como iniciativa de la “Tertulia tunjana el Carnero” y la “Facultad de Arqueología de la UPTC”, liderado por la doctora Helena Pradilla y el doctor Germán Villate Santander, abriendo sus puertas el 30 de abril de 1990, constituyéndose en un lugar de conservación y difusión del patrimonio arqueológico, que da cuenta principalmente de las culturas ancestrales “Herrera” y Chibcha desde hace por lo menos 2.000 años, cuenta con colecciones de referencia, como son las de Cerámica Arqueológica, Cerámica Etnográfica, Monolitos, Herramientas líticas, Óseo Animal, vegetal, metales arqueológicos y Colección de Enterramientos. Cuenta con tres fabulosas exposiciones in situ, denominadas: Goranchachá (Príncipe Esmeralda), Vivienda y cotidianidad Muisca “Suhusimuy”, y Huerta Solar Muisca “Sembrao”, cuenta con excelentes guías para poder disfrutar de las joyas que custodia.
El recorrido sigue hacia el Museo de Arte de Tunja – MAT, ubicado dentro de la misma Universidad, pero en el edificio de la Facultad de Artes, fundado en el año 2000 por el licenciado en artes plásticas, Siervo de Jesús Hernández, el cual tiene como misión la salvaguarda y divulgación del patrimonio artístico de la ciudad y del departamento. A partir de 2018 conjuntamente con la Galería “el cuarto” de la Escuela de Artes Plásticas, inician una gestión de convocatoria y participación de los miembros de la comunidad Universitaria, de la ciudad y de la región, con el propósito de divulgar y promover la variada y multidimensional producción artística actual.
Muy cerca de allí se encuentra el “Museo de Historia Natural Luis Gonzalo Andrade – UPTC”, un espacio para la apropiación social de conocimiento en temas de biodiversidad, fauna silvestre y ecosistemas, especialmente alto andinos y subparamunos; museo creado por el Docente Luis Gonzalo Andrade, como colección didáctica para apoyar la enseñanza de la zoología, desde 1961. Este museo surgió principalmente como un espacio de contacto directo con ejemplares coleccionados y naturalizados; posteriormente se permitió que otros sectores de la comunidad académica visitaran y conocieran la fauna y así poder tener una comprensión más amplia de la diversidad animal, mostrando especies de aves, mamíferos y reptiles de diferentes regiones del país. Esta valiosa pinacoteca se complementa con otra muy cercana denominada: “Centro Herbario de Tunja” adscrito a la Escuela de Ciencias Biológicas de la Facultad de ciencias Básicas de la Universidad, fundado en 1970, junto con la carrera de Licenciatura de Biología y Química, bajo la dirección del profesor Rafael Guarín Montoya y como auxiliar de laboratorio Mardoqueo Villarreal. Cumple con funciones de determinar, organizar, almacenar, conservar, informar, actualizar e investigar colecciones biológicas (angiospermas, gimnospermas, briófitos, líquenes, pteridofitos y carpoteca), representativas de la cordillera Oriental colombiana, principalmente del departamento de Boyacá y áreas de incidencia; bajo un enfoque interdisciplinario y transdiciplinario, en torno a la flora y vegetación proyectado a la solución de problemas, desde un contexto científico, docente y de extensión a la comunidad.
Subiendo hacia el conjunto monumental de Tunja, declarado oficialmente Monumento Histórico Nacional, justo en la segunda sede de la UPTC (calle 24 # 6-53), encontramos el “Museo de Historia de la Medicina y la Salud”, el cual tiene por misión crear un espacio pedagógico que integre la docencia, la investigación y la extensión, en torno de la historia de la medicina, la bioantropología, la paleopatología y los saberes y prácticas populares en salud de Tunja y las regiones circundantes. Creado en 1996, mediante proyecto de investigación del Grupo Historia de la Salud en Boyacá-UPTC, para contribuir a la formación de los estudiantes de la Facultad y como parte del Proyecto Académico de la Escuela de Medicina. El museo hace universidad dedicándose a la investigación, fortaleciendo la docencia, generando espacios pedagógicos y haciendo extensión a la comunidad, al divulgar los resultados de las investigaciones realizadas, al tiempo que recupera el patrimonio histórico de la medicina y la salud en Boyacá.
Ya en pleno centro histórico, explorando al azar, descubrimos el “Museo Colonial Santa Clara La Real”, construido en 1571 como parte del primer convento de monjas de clausura del “Reino de Nueva Granada”. Sor Francisca Josefa de la Concepción Castillo y Guevara, una de las escritoras más importantes de la España Neogranadina, nació en Tunja y vivió en el templo de Santa Clara ‘La Real’, donde se conservan sus restos en una cripta de mármol. - Carrera 7 # 19 – 58.
En la zona sur del Conjunto Monumental, llegamos al “Museo Casa Cultural Gustavo Rojas Pinilla”, es una unidad de extensión al servicio de la comunidad con Responsabilidad Social Universitaria y reporta beneficios directos para la comunidad, porque procura la preservación del patrimonio cultural material y el registro del patrimonio tangible e intangible. Declarado monumento Nacional con Ley 50 de 1986; contiguo a la iglesia de Santa Bárbara. Enriquecedor de la vida y de la identidad nacional, regional y local como espacio de encuentro y disfrute de los diferentes públicos, salvaguardando el patrimonio histórico y cultural le permite al visitante a través de sus colecciones, reencontrarse con la memoria de la Gran Colombia, los Estados Unidos de Colombia y la República de Colombia. Fue puesto al servicio de la Comunidad como Entidad Museal desde 1990. El inmueble antiguo, a finales del siglo XIX, el coronel Julio Rojas Jiménez (padre del General Gustavo Rojas Pinilla), jefe civil y militar de la región durante los días difíciles la guerra de los Mil Días.
Diagonal a la Plazoleta de la Pila del Mono, sobre la Calle 20, bajando hacia la carrera 8, se encuentra un completo tesoro del patrimonio colombiano: “Museo de La Casona del Escribano del Rey, Don Juan de Vargas”, la cual según los expertos en la materia, es “la joya de la corona” en cuanto a arquitectura y arte colonial español en suelo colombiano, destacando las influencias castellanas, andaluzas y mudéjares, con una excelente conservación del mobiliario que permiten vivir una experiencia inmersiva en la época colonial del Nuevo Reino de Granada, al apreciar su artesonado y viajando en el tiempo a través de elementos, accesorios y alhajas de la más fina manufactura de la época, saltando a la vista especialmente la pintura mural y de sus cielos españoles bajo tejado árabe.
A unos pasos de allí, sobre el costado oriental de la Plaza Mayor de Armas, se encuentra el “Museo Casa del Fundador Gonzalo Suárez Rendón” la cual es la única casa de fundador de una ciudad en todo el continente americano, que aún cuenta con la casa en donde habitó su fundador europeo. En ella funcionan el Punto de Información Turística (PIT) de la Alcaldía Mayor, y la Academia Boyacense de Historia. Es la segunda gran joya arquitectónica más característica de las residencias particulares del siglo XVI, y se conserva la historia privada de la aristocracia tunjana desde los años de la fundación hispánica de la ciudad.
Testigo de la época colonial ha quedado en la ciudad un verdadero catálogo monumental con verdaderas joyas de la arquitectura barroca, neogótica y renacentista: iglesias, fuentes, monasterios y otras grandes casonas por todo el centro histórico, evidencias excepcionales del carácter céntrico de primer nivel que tiene la ciudad desde hace siglos. El Conjunto Monumental de Tunja, también muestra encantadoras capillas y ermitas al tiempo que está salpicada de calles nobiliarias de palacetes renacentistas que lucen en sus esculpidas fachadas escudos, arcos y ventanales con grandes elementos decorativos. De gran encanto, belleza y simbolismo son también las construcciones de estilo barroco que se pueden admirar tanto en la ciudad como en las periferias, destacando la ermita de San Laureano y de San Lázaro, construida sobre la “Loma sagrada del Zaque”, donde arte y naturaleza se funden magistralmente.
Santiago de Tunja, a la que se le atribuyen muchos lemas y títulos: el más antiguo “Muy noble y Muy Leal Ciudad de Tunja”, “Tunja, la bella bajo la luna”, también es “Sultana de los Andes”. Muchos visitantes, abren sus sentidos a esta ciudad y la describen como la ciudad del eterno otoño, con colores rojizos de los tejados, los marrones de sus monumentos, al verde de sus parques, al ocre de sus campiñas circundantes. A los olores de los montes que le rodean, de sus agradables noches de verano. A los sabores de sus fogones, de su mantequilla, sus amasijos y sus fermentos de maíz como el masato, la chicha y el guarapo. A los sonidos de sus fiestas, de sus terrazas, de sus sierras. En definitiva, una experiencia distinta, y alejada del turismo masivo, una ciudad intima que trata con hospitalidad al viajero, encantando su estadía para hacerlo sentirse muy cómodo y relajado.
*Magister. en Gestión Urbana