El empresario Isaac Gilinsky, el patriarca de la familia, a sus 86 años, prepara maletas para instalarse en Nueva York como embajador alterno ante Naciones Unidas, donde también vive su nieto Gabriel, actual propietario y tambor mayor de la revista Semana. Jaime, el único varón de los tres hijos de Isaac Gilinsky, papá de Gabriel y quien maneja los hilos empresariales de la familia, es uno de los cinco hombres más ricos de Colombia, se mueve entre Panamá y Londres.
La cercanía de Isaac Gilinsky con el Presidente Uribe es de vieja data cuando comenzaba su lucha por la presidencia. Isaac Yanovitch, caleño como los Gilinsky y también de la colonia judía fue una de los apoyos iniciales claves del expresidente, y le apostó cuando no marcaba ni un dígito en las encuestas y aunque se mantiene al margen de la política activa, es un soporte del Uribismo con quien siempre se cuenta; fue uno de los organizadores del homenaje empresarial a Ivan Duque en Cali, a finales del año pasado cuando el Presidente atravesaba por un mal momento político y frente a la opinión pública.
Tras su reelección de Álvaro Uribe nombró a Isaac Gilinsky embajador en Israel en octubre del 2009 y permaneció en el cargo durante los primeros años del gobierno de Juan Manuel Santos hasta el 2013, cuando regresó a Colombia.
Los propietarios del Grupo Gilinsky, como ocurre con los grupos empresariales, no han sido ajenos al devenir político del país y en las pasadas elecciones presidenciales del 2018, apoyaron financieramente la campaña de Iván Duque. La llegada de Gabriel Gilinsky a Semana con la compra del 50% hace 18 meses, en enero del 2019, cada vez pesa más en el manejo del medio especialmente en la parte digital -María, la única hija heredera de Felipe López dejó la Presidencia del Grupo Editorial hace mes y medio- y se ha ido sintiendo incluso en la línea editorial. El nombramiento diplomático de Isaac Gilinsky por parte del Presidente es un nuevo capítulo de la relación del fundador del emporio familiar Gilinsky con el Uribismo y trabajará de la mano de Guillermo Fernández de Soto, el excanciller de Andrés Pastrana, quien es el actual embajador de Colombia ante las Naciones Unidas.