Leyendo el análisis realizado por el ambientalista Rodrigo Botero para la revista Semana del domingo 2 de Abril de 2017, encontramos una serie de coincidencias en la conformación topográfica del valle en el que se asienta Mocoa y el valle del municipio de La Ceja en el departamento de Antioquia.
En los tratados de hidrología hacen énfasis en que el agua hay que dejarla correr. Esto significa que los ríos y quebradas tienen su propia dinámica natural, el cauce propiamente dicho por el que circula el agua en tiempos de verano cuando los caudales son normales; pero también cuentan con llanuras de inundación que son adyacentes al cauce y que son llamados llanuras de alivio en tiempos de inviernos y crecientes. Adicionalmente, los bosques en las zonas de ladera son esa esponja que retiene buena cantidad del agua generada por la lluvia y son reguladores de caudal. Por supuesto que esas áreas no deben ser ocupadas con ninguna construcción por liviana y efímera que sea, y tampoco se debe permitir la tala indiscriminada de esos bosques.
Pero acá es donde viene el problema y la insensatez de los habitantes del territorio que, contra todas las advertencias, ignorando el ciclo normal de las aguas, y empujados por la ambición, talan los bosques y ocupan esas áreas que le pertenecen al río. Como resultado el río aumenta significativamente su caudal y además encuentra las llanuras de inundación ocupadas. En un invierno viene la creciente y se lleva lo que se encuentre en su recorrido. Con el ejemplo de Mocoa debería ser suficiente para que las administraciones entiendan esta problemática y tomen las acciones correspondientes.
¿Qué falló en Mocoa?
Subestimaron el cambio climático. “Para entender lo que está sucediendo en Mocoa hoy hay que ubicarse en la inmensidad de sus montañas y sus aguas. La cuenca alta del río Mocoa, como pocas, transcurre en un escenario de belleza singular, desde la parte alta de los Andes, cerca del Sibundoy, hasta llegar al río Caquetá, a pocos kilómetros de Mocoa, capital del Putumayo. Al pasar por esta antigua capital, el río pasa raudo en dirección del imponente cerro del Churumbel, en el vértice del Parque Nacional Churumbelos.”
Además, no hubo planificación urbana. La ciudad queda “ubicada a la salida del contacto del río con la planicie, más de la tercera parte de su casco urbano se encuentra en áreas de antiguas terrazas de este río.” Igualmente, la deforestación, la falta de atención a la estabilización de taludes que llevó a la erosión creciente, generó un efecto acumulativo y sinérgico que potenció la avalancha. Los nefastos resultados de estas omisiones ya los conoce el país.
¿Qué pasa en La Ceja?
El municipio se encuentra en el extremo sur del valle de San Nicolás, al pie de la ladera que recoge las aguas de la montaña. La historia de las crecientes de la quebrada la Pereira que recibe los caudales de la Payuco y la Palosanto, y la deforestación creciente debe llamar la atención de las administraciones y de las autoridades para reaccionar y tomar acciones inmediatas que generen un sistema de prevención ante este tipo de desastres. Mocoa con 500 años de fundada, lo sufrió. No esperemos a que llegue la avalancha y arrase con medio pueblo para reaccionar.