Dicen encuestas y estudios sobre participación política que esta no es la época más popular para ejercer esta actividad. Hoy, la mayoría de los ciudadanos se definen como apolíticos y pocos militan activamente en los partidos. Y parece más fácil mover a la ciudadanía en torno a causas, algunas pasajeras y otras particulares, que tienden a materializarse en políticas públicas, decisiones de gobierno o leyes, si la correlación de fuerza lo permite. Y es que al final una importante proporción de ciudadanos espera que la política resuelva sus problemas prácticos y les preocupa menos los grandes debates ideológicos por los modelos que deben seguir nuestras sociedades.
Pero suele suceder que a las viejas canciones les hacen nuevas versiones, con títulos más sofisticados como las llamadas “Nuevas Ciudadanías” que en realidad no son tan nuevas, sino que gracias a la globalización se han cohesionado a través de redes sociales, consolidando colectivos más allá de las fronteras nacionales, creando causas globales, como las que libran las mujeres y la población LGTBIQ por la igualdad, los ambientalistas contra el cambio climático o los trabajadores del mundo por “trabajo decente”.
En Colombia los trabajadores hemos luchado por causas muy claras que nos unen y que necesitamos llevar al gobierno y al Congreso: la expedición del estatuto del trabajo que desde hace 30 años se incluyó en la Constitución para convertir el trabajo en derecho humano, la modernización de las normas colectivas del trabajo conforme a estándares internacionales para eliminar pactos colectivos y contratos sindicales, garantizar libertad sindical plena y el reconocimiento del derecho de asociación como piedra angular de nuestra democracia.
Necesitamos una inspección laboral fuerte y un Ministerio del Trabajo que haga respetar los derechos laborales, que promueva el diálogo social protegiendo a los trabajadores y trabajadoras y diseñe políticas activas para generar empleo y combatir la informalidad. También reclamamos la ratificación e incorporación de los convenios internacionales de la OIT que aún no han sido aprobados por Colombia, como, por ejemplo, el 135, 158 y el 190.
________________________________________________________________________________
La pandemia desnudó la precariedad laboral en el sector de la salud, miles de trabajadores de este sector son víctimas de explotación sistemática
________________________________________________________________________________
La pandemia desnudó la precariedad laboral en el sector de la salud, miles de trabajadores de este sector son víctimas de explotación sistemática, no pago de salarios y prestaciones, la tercerización y la precarización, a pesar de que han dedicado su vida a prepararse para salvar nuestras vidas. Esto no puede seguir así.
Todos en algún momento llegaremos a ser adultos mayores y aspiraremos a una pensión que nos retribuya todo lo que hemos producido durante nuestra vida laboral a la sociedad y a las empresas. Convertir la jubilación en un derecho universal que garantice calidad de vida debe ser una meta nacional además de la necesidad de actualizar las mesadas por encima de los índices de inflación.
Con los trabajadores “independientes” o vinculados por “órdenes de prestación de servicios” nos une la causa de laboralizarlos o al menos reducir las deducciones por cuenta de los impuestos o los aportes al sistema de seguridad social. Muchas de esas relaciones de trabajo disfrazan un verdadero vínculo laboral, pero no son todas, pues existen casos en los que hay verdadera independencia en el cumplimiento del objeto del contrato, sin que se exija prestación personal del servicio y subordinación. Igual la constitución protege todas las formas de trabajo y esta es una de ellas.
Con los informales nos une la necesidad de exigir políticas públicas para la creación de empleo formal, para buscar la protección social también por fuera de la esfera del trabajo, en torno a iniciativas como la renta básica universal y el acceso progresivo a la seguridad social integral. Recordemos que cerca del 50 % de la población económicamente activa vive en esta condición y carece de protección.
Las causas alrededor del mundo del trabajo requieren debate público, en el escenario político y en la deliberación nacional. Lo que estamos afrontando, producto de esta pandemia y del modelo neoliberal, es la crisis generalizada del trabajo que se está traduciendo en cada día más precariedad, en incremento de la pobreza y miseria de la mayoría.
Y no son solo las causas alrededor del trabajo las que nos unen, hay muchas otras en las que seguro nos encontramos: la transición energética, la paz, la radicalización de la democracia, el fortalecimiento de la educación pública, la necesaria reforma agraria, el fortalecimiento de lo público y la lucha contra la corrupción y el clientelismo.
Quizá hay otras causas que aquí no he mencionado y que nos puedan unir. Valdría la pena hablar de ellas, discutirlas e incorporarlas al debate público y político. Los invito a buscarlas.
Si ustedes ponen todas estas causas en un programa, es fácil encontrarse con distintos sectores alternativos, no necesariamente homogéneos o idénticos. De centro, de izquierda e incluso algunos de lo que conocemos como “derecha civilista”, que podríamos organizar una gran coalición para ser gobierno y mayoría en el Congreso del año 2022. Es necesario avanzar, para progresar, para no quedarnos inmóviles y mucho menos, ir hacia atrás.
Es por estas causas y otras más, que nos debemos unir en una gran coalición, sin vetos ni exclusiones. Podemos hacerlo. Tenemos la obligación de seguir insistiendo en ella.
ADENDA 1: Ayer entró en vigencia el decreto 1174 de 2020, sin duda, aumentará la precariedad laboral. Tenemos que luchar con fuerza por su derogatoria.
ADENDA 2: Mi solidaridad desde aquí con los compañeros de Unión Portuaria en Barrancabermeja que libran una huelga, una lucha desigual con la multinacional Impala con muchos amigos en el gobierno central.