Hace algunos días un nuevo portal de entretenimiento regional publicó un artículo titulado: ‘El contrato de Chao Racismo en Buenaventura’. Las 621 palabras, entre puntada y dedal, estaban hiladas con frases bastante editorializadas y cargadas de adjetivos ofrecían tan solo un dato que se viralizó dentro de la hinchada del humorista Roberto Lozano (El soldado Micolta) para atacar al director de Chao Racismo. “Charrupí firmó un contrato por 1.600 millones con el ICBF regional Valle del Cauca (…) De manera que ‘Chao Racismo’, además de defender la corrección política y buscar la prohibición de las manifestaciones humorísticas ‘ofensivas’, están en el bonito negocio de la contratación estatal”, decía la publicación.
La cifra suelta de los 1600 millones de pesos se sumó al debate de discriminación y racismo que estalló a nivel nacional tras la solicitud de la organización Chao Racismo para que Lozano modificara el papel de El Soldado Micolta en el popular programa de humor Sábados Felices. Los argumentos de Chao Racismo se basaron en demostrar que el personaje vulneraba la dignidad de la población afro y afectaba el autoestima de los niños que resultan influenciados negativamente por un estereotipo que en el papel hacían ver a un soldado negro, pícaro, ordinario, poco inteligente y grosero.
Colombia se dividió: mientras los más representativos personajes afrodescendientes de la vida nacional estaban a favor del pedido de Chao Racismo, otro grueso de la población -en su mayoría televidentes y seguidores del programa- opinaban que el personaje no atenta en ninguna medida contra la dignidad y que quienes lo sienten así era por “Ser acomplejados”. El debate generó una cacería de brujas en la cual se comenzó a tildar a Ray Charrupí hasta de corrupto. En este escenario apareció el contrato de Chao Racismo por una cifra que a media luz suena escandalosa. Ante la duda Las2Orillas se dio a la tarea de investigar lo que en palabras del Elchontaduro.com era: “Descubrir que organizaciones que promocionan la censura son financiadas con los recursos que pagamos los contribuyentes. Es decir, los colombianos le pagamos con nuestros impuestos a ‘Chao Racismo’, para que se dedique a perseguir la libertad de expresión. Muy bueno enterarse de que todos financiamos el fin de esas odiosas libertades”.
Primero se descubrió que la cuantía del contrato si fue de 1600 millones de pesos, pero solo 700 millones fueron aportados por el ICBF, mientras que Chao Racismo tenía la obligación de aportar una contrapartida de 970 millones de pesos. También se logró conocer que el contrato no se ejecutó en tres meses, termino inicialmente pactado, sino en nueve meses; a pesar de incrementar el tiempo de ejecución para garantizar una intervención social más prolongada, la cuantía siguió siendo la misma. Lo anterior quiere al contrario de lo que suele suceder con la contratación estatal, el ejecutor del proyecto esta vez no pidió más dinero para ejecución sino que ofreció más tiempo de trabajo e intervención.
Ver informes de operación del proyecto (1) (2) (3) (4)
Este medio también se dio a la tarea de hacer un trabajo de campo para desmenuzar en qué se gastaron los 1600 millones de pesos que tenían alarmados a tuiteros y a detractores del trabajo de Charrupí. La historia es realmente interesante.
En 2014 Buenaventura experimentó la crisis humanitaria más violenta de su historia; el abandono del Estado, la concentración y generación de riqueza que entra y sale del puerto sin tocar en nada el bienestar de los habitantes de Buenaventura, la corrupción del liderazgo local heredado del nacional, sumado a las bondades geográficas del territorio fueron condiciones más que suficientes para que el narcotráfico se aposentará en el puerto, con sus maléficos procedimientos. Fue tanta la especialización del crimen y la delincuencia que cuerpos desmembrados flotaban por los palafitos (casas sobre el mar); A este capítulo de terror en la historia de Buenaventura se le denominó como ‘La época de las casas de pique’, en casuchas abandonadas, las mafias y grupos ilegales ajusticiaban, torturaban y mutilaban a sus víctimas.
El Gobierno nacional ante la movilización de la sociedad bonaerense exigiendo intervención urgente, le dio el mandato a todas sus agencias de atender de forma contundente Buenaventura, correspondiéndole al ICBF ocuparse del sector más vulnerable, los jóvenes. Fue de esta manera que Jhon Arley Murillo Director del ICBF Regional Valle, buscó a Chao Racismo para que presentara una propuesta de intervención social diferente a partir de las potencialidades de los adolescentes.
La organización diseñó, presentó y ejecutó LA BAM –La Buena Aventura Musical–. Según pudimos constatar LA BAM es una estrategia que entiende el arte como potencialidad presente en la juventud del puerto para lograr intervenir a adolescentes y familias vulnerables. Al proyecto se integraron los reconocidos artistas Willy García y Junior Jein. El grupo de trabajo en pleno creó una suerte de reality show que en principio buscaba talentos en la música y en la danza pero que después desplegó toda una escuela de aprendizaje en diversos escenarios del arte. El gancho era el reality, entendiendo la fuerza que los concursos tienen sobre la juventud y más si hay cámaras. Verbi gracia, la gente en Colombia conoce más al Soldado Micolta por su aparición cada ocho día en televisión que a Hugo Candelario, compositor que ha ganado premios hasta en Amsterdam por sus trabajos musicales con la esencia y el sabor del Pacífico colombiano.
Así mismo Chao Racismo logró vincular a la Armada Nacional para que los helicópteros ya enviaran volantes con mensajes como: “desmovilízate guerrillero”, sino que desde el aire hicieran llover invitaciones a las audiciones de LA BAM. El día de las audiciones los ejecutores del proyecto realizaron un montaje con una producción técnica como la que exige un concierto internacional.
“Nunca fue un REALITY, pero si dejamos que así pareciera, pues los jóvenes no le creen al típico proyecto social de capacitación, de eso están cansados y sabíamos que, ya que nunca los canales privados van a estos territorios donde está el verdadero talento, los chicos iban a asistir; Cuando los pelaos acudieron creyendo que era un reality o concurso de canto, se encontraron con clases de Managment, Derechos de Autor, Ruedas de Negocios, Redes Sociales, y todos los conocimientos básicos que se deben tener en el mundo de la música en la actualidad. LA BAM se convirtió en una mini-universidad para el emprendimiento musical, ósea llevamos a los mejores del negocio musical, a los que esos muchacho sí les creen para que les dieran clases de cómo vivir de la música, o en la industria musical”. Señalo Ray Charrupí.
Descriminación gastos Proyecto La BAM (PDF)
En la primera etapa llegaron más de 300 jóvenes, y recibieron clases de al menos 15 profesores reconocidos en la industria musical; luego pasaron a la etapa de fogueo y fue otra estrategia exitosa que logró llegar mediante cinco conciertos a los sectores con indicadores más altos de violencia, riñas y homicidios. Según las cifras oficiales, no hubo ni un solo herido y mucho menos peleas. Posteriormente los 25 mejores beneficiarios fueron llevados a Cali en lo que se llamó Etapa de Circulación. Algunos de estos talentos, por ejemplo, nunca habían salido de Buenaventura. En el proceso en la capital del Valle grabaron en estudios, se presentaron en la Feria de Cali, e hicieron su primera gira de medios donde daban cuenta que Buenaventura es mucho más que casas de pique.
El proyecto por otra parte tuvo una meta de intervenir mediante acompañamiento psicosocial a 1273 familias de sectores vulnerables, pero CHAO RACIMO decidió capacitar 127 más, es decir a 1400 familias, en salud sexual y reproductiva, hábitos saludables, ciudadanía, emprendimiento y formalización.
El proyecto debía dejar entre otras obligaciones un estudio de grabación profesional. Contrario a lo que pudieron haber hecho contratistas marrulleros, como alquilar una casa y dotarla de equipos de segunda mano, el director del proyecto Ray Charrupi, junto a García y Junior Jein se la jugaron por dejar algo que perdurara en el tiempo: “Nos esperamos. Con calma empezamos a buscar un inmueble propiedad del Estado o de la oficina de estupefacientes; por cosa de Dios nos encontramos con un casa abandonada y en ruinas. La encontramos en pleno centro de Buenaventura donde no hay influencia de fronteras invisibles y todos los jóvenes podían acudir; cuando vimos esta ruina, solo la insonorizada costaba 150 millones de pesos y ya íbamos desistiendo de esa idea, cuando sentí que algo me empujo a ver hasta la parte de atrás, y encontramos que esa casa tenía un sótano con dos habitaciones totalmente insonorizadas... ¡imagínese! Pero para ratificar que a las obras buenas le pasan cosas buenas sucedió que la casa era propiedad del mismo ICBF. Como teníamos que recuperar el inmueble y el proyecto no preveía recursos para construir, hicimos una “minga por la juventud” entre ferreteros y pequeños empresarios de Buenaventura y la gente, cada quien puso lo que pudo: cemento, inodoros, baldosa, tubería, etc. Trajimos los equipos de grabación nuevos de Estados Unidos. Aparte, logramos que los instrumentos los donara la OIM. Ver el antes y después nos saca lágrimas al saber que hemos dejado a Buenaventura el mejor y más moderno estudio de grabación y ensayos del Litoral Pacífico”, cuenta el director de Chao Racismo.
Comfandí la caja de compensación más grande del Suroccidente colombiano, también decidió apoyar este proyecto: “Con iniciativas como LA BAM se garantiza la conservación de la cultura de nuestra región, que refleja nuestra historia y nuestra idiosincrasia… porque invertir en cultura implica aumentar y ensanchar en nuestras sociedades el acceso a ella, tanto en su creación como su goce”. Su vinculación se hizo efectiva al comprar y de esta manera 10.000 copias del disco que grabaron los chicos seleccionados por los jurados. Esta acción le otorgó a los beneficiarios de LA BAM la distinción de DISCO DE ORO por ventas en Colombia. A su vez El periódico EL PAÍS de Cali, se sumó también a LA BAM para encargarse de distribuir las copias que adquirió Comfandi.
Las copias se vendieron por un valor de 4000 pesos, para un gran total de 48 millones de pesos incluido IVA; el 56 % de las utilidades netas fueron repartidas entre los 24 beneficiarios finales, y el resto (44%) invertido en La Casa Musical de LA BAM previo acuerdo con los nacientes artistas. “Me siento orgulloso de haber sido un socio de LA BAM, y haber puesto mi conocimiento y trayectoria de 10 años como artista para que un proyecto de intervención social, por primera vez generé un DISCO DE ORO y le devuelva esperanza a mi tierra y sobre todo oportunidades legales y visibles a los jóvenes”, manifestó Junior Jein, artista bonaverence directivo del proyecto.
Cuando le preguntamos a Ray Charrupi, director de Chao Racismo: ¿Por qué se ha dado más a conocer el episodio del Soldado Micolta que el proyecto de La BAM?, el abogado respondió:
“Los medios de comunicación importantes y serios de este país siempre nos han respaldado. En su momento estos medios difundieron la noticia del inició de LA BAM, cosa que agradecemos no por Chao Racismo, sino porque mostraron el otro lado de Buenaventura. Y ahí está: no se volvió viral porque a la gente le importa un pito lo que pase en ese puerto. Haga una convocatoria para trabajar en un proyecto como LA BAM en Tumaco por ejemplo, a ver cuántos se salen de la comodidad de su Facebook o de su Twitter. El zaperoco que se armó con lo de Micolta tiene otro escenario, el de las redes sociales. Si se mira, los medios grandes y profesionales como La W Radio hicieron el debate con las dos partes. Roberto Lozano expuso su posición y yo expuse las de Chao Racismo. Ese equilibrio informa. Pero en cambio en las redes sociales, como algunos detractores se pueden ocultar tras un nombre falso, se le da paso al facilismo de la calumnia y la injuria. En el equipo hemos analizado la andanada, con calma y premura. ¿Qué descubrimos de fondo?: pues que la gente no tiene tiempo para investigar que hace día a día Chao Racismo, pero sí la tienen fácil con un personaje que sale cada ocho días en el Prime Time de la televisión y que de entrada solo sabemos que cuenta chistes. ¿Pero qué clase de chistes y a qué precio en el futuro de los niños? Sin embargo, no quiero decir que invitar a que Roberto Lozano modifique el personaje del SOLDADO MICOLTA para que no continúe agrediendo la dignidad de los afro sea tan o menos importante que otras situaciones que vivimos en el país, como lo que hicimos con LA BAM. No obstante, una y mil veces hay que abrir el debate y hacer reaccionar a la sociedad cuando se acostumbra a lo incorrecto, lo indigno, lo injusto. Todo lo que hacemos en Chao Racismo ha sido importante: demandar el robo de las curules de los afro en el congreso usurpadas por mafias electorales; lograr que la publicidad en Suramérica sea más incluyente como ya lo estamos generando; traer al publicista con más premios Cannes en su haber para que de ejemplo; convertir un fumadero de bazuco en un parque turístico en Cartagena; o ser la única entidad en Latinoamérica que lleva software etnoeducativo a escuelas y colegios, para que las próximas generaciones sepan el aporte que los afro e indígenas hemos hecho a la construcción de nuestras naciones; porque es una vergüenza que en Colombia se conozca más al Soldado Micolta que a Benkos Bioho primer libertador de América y fundador de San Basilio de Palenque. Sé que tengo que pagar el costo de intentar mejorar algunos imaginarios de nuestra sociedad. Hacerla realmente incluyente y por tanto desarrollada. Sé que algunos hurgarán varias veces; pero también sé que tener una boca tan grande como la mía exige ser muy trabajador y sobre todo honesto, porque el día que me robe un peso habré defraudado no solo a una sociedad sino a todo un equipo de trabajo que conforma Chao Racismo. Debo perseverar ante la tormenta de lo contrario es imposible inspirar y transformar”.