En medio de los habitantes de Mompox la llamada tierra de Dios el diablo tiene propiedad.
Una casa de esquina atrapada por telarañas y musgo, desgastada por el tiempo y hogar de aves de rapiña, alimañas y serpientes contrasta con la belleza arquitectura colonial de la ilustre Villa de Santa Cruz de Mompox. Sus ventanas de hierros desgatadas y cerradas con madera podrida separan el frio de su interior del ojo de los transeúntes que aceleran su paso al divisarla.
En una ciudad donde priman las creencias católicas el diablo encontró su hogar en una construcción de hace 85 años que hasta el sol de hoy no ha sido terminada por razones desconocidas. Lo único que se sabe es que su propietario quien también lo es de las otras casas de la cuadra, nunca la habito.
Los habitantes de Mompox, asocian la presencia de este ser demoniaco a tratos convenidos entre el propietario de la vivienda y el mismo Satanás, donde a cambio de riquezas y bonanza le entregaron en alma a éste.
El diablo que noche a noche aterroriza a los que se atreven a transitan por el lugar, se ha convertido en amo y señor de este sitio, sembrando el rumor que las personas que entran a la llamada casa del diablo, nunca vuelven a salir.
Las creencias mal fundadas de la población llevan a profesar que cuando una persona aumenta sus riquezas es porque tiene algún tipo de trato con entidades demoniacas y al final debe pagar con una o varias almas según sea el convenio del contrato.