La mejor casa de Pablo Escobar en Miami estaba ubicada en 5860 North Bay Road. Tenía salida directa a la bahía Biscayne. Este es uno de los sectores más exclusivos de Miami, donde solo millonarios pueden levantar sus lujosos búnkeres. El capo colombiano compró la mansión en 1980. Pagó por ella algo más de 762 mil dólares. . La historia no cuenta si la casa ya era de color rosado cuando el narcotraficante colombiano la compró. Fue una casa que permaneció en pie hasta el 20 de enero de 2016, cuando sus últimos dueños, una pareja de esposos gringos de apellido Berdouare decidieron derribarla.
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Después de que las investigaciones de Colombia y Estados Unidos confirmaron que Escobar era un poderoso capo de la cocaína, la DEA confiscó las propiedades que el jefe del Cartel de Medellín tenía en Estados Unidos. La casa rosada la incautaron en 1987.

La casa rosada, la que fue por muchos años el lujoso refugio del capo frente al mar. La gigante casa solo tenía cuatro habitaciones, varios baños, un par de salas y una piscina donde Escobar y sus invitados pasaban tardes amenas entre whisky, cerveza y marihuana.
Aunque por aquella época era uno de los hombres más ricos del planeta, y podía comprarse cuanto palacio quisiera, esta casa fue una de las preferidas de Escobar.
Después de que fuera decomisada, la casa quedó en un limbo legal, a la espera de que la justicia de Estados Unidos decidirá qué hacer con ella.
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Los dueños de la casa de Pablo Escobar
Fue hasta 2014, cuando el empresario de Denver de nombre Christian de Berdouare y su esposa Jennifer Valoppi, periodista y escritora, compraron la propiedad. El plan era rediseñarla totalmente.
La pareja pretendió, tumbando los muros y construyendo una mansión nueva, eliminar también el pasado oscuro de narcos y bandidos que la habitaban. Los Berdouere, originarios de Francia y dueños de la cadena de restaurantes Chicken Kitchen, pagaron por la casa rosada nueve millones de dólares.
Metieron maquinaria pesada para destruirla. Pero antes de destruirla hicieron de esa demolición un espectáculo. Llamaron periodistas, llevaron cámaras y hasta un detector de metales fue protagonista recorriendo los escombros. Buscaban los famosos escondites secretos del capo. Los encontraron: enterrada en el piso encontraron una caja fuerte. Estaba desocupada.

Antes de que levantaran los nuevos muros de otra casa, en 2022, otro hombre norteamericano se hizo dueño de la casa. El magnate inmobiliario Jarrett Posner, presidente de BMC Investments, una empresa de inversiones inmobiliarias, se quedó con el terreno. Por el lote donde estuvo la casa rosada pagó 11 millones de dólares.
Posner es un financista a quien le gustan las oportunidades para hacer buenos negocios. Como presidente de BMC Investments, se ha dedicado a hacer inversiones en proyectos de alto perfil. Le gusta la compra, venta y desarrollo de bienes raíces exclusivas. Mientras que los Berdouare querían borrar el pasado de la vivienda, Jarrett Posner dijo que construiría allí una mansión acorde al sector de élite de Miami Beach.
Después de más de 30 años de muerto, el capo colombiano sigue teniendo fama y sigue siendo un buen elemento de marketing. Vende programas de TV, vende libros, vende camisetas. Escobar es el protagonista de una historia que sigue multiplicandose cada vez que se repite. La que fue su casa en Miami es también parte de este sistema. El precio de la casa rosada frente al mar, ha ido creciendo a medida de que se habla de ella. Este lugar ha sido desde los años 90 un fetiche, un mito, un lugar que no ha dejado de ser una leyenda que, aunque demolida, sigue sin desmoronarse del todo.