Cuando a un nativo Tuareg (etnia del desierto) se le preguntó sobre su primera impresión al conocer la ciudad, afirmó: “vi el primer grifo de mi vida: vi correr el agua… y sentí ganas de llorar. ¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando veo las fuentes de adorno, aún sigo sintiendo dentro un dolor tan inmenso…”. Como los Tuareg, al menos el 20% de la humanidad se muere de sed.
En menos de 20 años el mundo podría sufrir una escasez crítica de agua, si no se actúa con urgencia, preservando el medio ambiente. Significa que más de 3 mil millones de personas podrían carecer de los requerimientos básicos del líquido vital. En la actualidad, cada día unas 10.000 personas, principalmente niños, mueren por enfermedades intestinales, relacionadas con el saneamiento de aguas. Si bien las tres cuartas partes de la tierra son recubiertas de agua, solo 2,5% del agua del planeta no es salada. De esta cantidad, los dos tercios están en forma de hielo, y del resto, menos de una quinta parte es accesible y apta para el uso humano.
El informe «Visión Mundial del Agua», señala que la disponibilidad “per cápita” de fuentes renovables de agua, que hoy es de 6.000 metros cúbicos, disminuirá a 4.500 m3 en 2030. Dada la distribución desigual de estas fuentes, y el aumento poblacional, significa que para entonces cerca de la mitad de la población mundial vivirá en zonas áridas o semiáridas donde contarán con menos de 1.200 m3 per cápita, considerado el nivel mínimo. En menos de cien años, quizás, no habrá petróleo, pero la gente tiene que tomar agua. Por lo mismo, es potencialmente una fuente de riqueza para quienes la controlan, y se dice que será el «oro azul» de este siglo.
Hay que considerar el cambio climático, pero también hay que revisar que mucha gente no tiene clara la cantidad de agua que necesita para algunas cosas. Por ejemplo, si una persona se come un bistec de 200 gramos, ¿Cuánta agua se necesitó para producir esa pequeña porción de alimento? Hay que calcular la vida del animal hasta que llega al matadero. La cantidad de agua que toma diariamente el semoviente, el líquido que requieren los cereales y demás vegetales que consume el animal… La industrialización de la carne para consumo humano tiene unos enormes costos energéticos, que incluyen uso de agua y otros recursos.
Y el resultado final es pasmoso: se gastaron más de 16 mil litros de agua y usted se comió un bistec de menos de media libra, con el alto riesgo que implica la ingesta regular de carnes rojas. La regulación en el consumo de alimentos de origen animal es parte de la solución. La ganadería intensiva está depredando el planeta. Casi la mitad del cereal producido en el mundo es usado para alimentar animales proveedores de carne. Ese cereal reorientado al consumo humano, mitigaría el hambre, de al menos unas mil millones de personas.
Es urgente, generar mayor conciencia y visibilizar esta dramática situación. Una quinta parte de la humanidad, 1,5 mil millones de personas, no tiene acceso a agua potable. La mayoría de ellos, niños y mujeres, diariamente deben caminar unos seis kilómetros para conseguir una miseria de agua, que ni siquiera satisface sus necesidades básicas. Por ello, por solidaridad, por responsabilidad, por compromiso, es perentorio compartir la invitación para participar el día 23 de abril en la “VIII carrera Verde 2023” edición Bogotá. El agua y el aire limpio se cuidan y preservan, si pintamos de verde natural el planeta sembrando miles de miles de árboles a través de buenas prácticas de acción climática y esta es una de ellas.
El desafío es correr con el propio poder y energía, una distancia de 10, 5 o 3 kilómetros, para contribuir en una transformación legítima para preservar el medio ambiente. Es una actividad altruista, saludable y sostenible que incluye además del ejercicio atlético, eventos culturales y educativos con el fin de aportar a un masivo movimiento mundial que contribuya a superar esta crisis. Por un día vamos a ser nómadas del medio ambiente, hemeródromos de la sostenibilidad, vamos a emular a los pastores Tuareg.
A propósito, el mencionado nativo Tuareg relató cómo es un momento de felicidad intensa en su lejano desierto: “Cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, hombres y animales regresan lentamente al campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, amarillo, verde… Es un momento mágico… Entramos todos en la tienda y hervimos té. Sentados, en silencio, escuchamos el hervor… La calma nos invade a todos: los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del hervor…” “En la ciudad tenéis reloj, allí tenemos tiempo”.
Los Tuareg siguen buscando agua y un poco de verde en su desierto, al tiempo que ganan en sentido de vida y sabiduría. Como un pequeño homenaje a ese esfuerzo eterno, la "Carrera verde" es un reto de emulación. https://carreraverdecolombia.com/
*Consultor EcoPlan International Team: “Amor Perfecto”
[email protected] Twitter: fabioarevalo