Desde hace muchos, pero muchos años Bogotá es una ciudad caótica y la movilización por sus calles y avenidas y autopistas, que no son autopistas, no es la excepción.
Bogotá es la ciudad de los trancones. No hay calle de la mal llamada metrópoli latinoamericana, que, por distintas razones, como alto flujo vehicular o mal estado de sus vías, que no estén trancadas.
Hay sectores de la ciudad en los que los conductores de carros pueden durar más de una hora estancados y en la actualidad, con las obras que se están adelantando en toda la ciudad, la cosa está mucho peor.
La carrera 68, de principio a fin, está en obra y los trancones por esta importante vía son monumentales, principalmente en los tramos entre la calle tercera y la calle 53, llegando al Parque Metropolitano Simón Bolívar.
Otro de los puntos de alta congestión de la carrera 68 es en el norte de la ciudad, desde el centro Comercial Metrópolis hasta la Autopista Norte, donde la carrera 68 se convierte en Calle 100. Las obras que se adelantan sobre esta vía es la construcción de la troncal de Transmilenio.
En el sur de la ciudad, en la localidad de Bosa, también están construyendo otra línea de Transmileno que irá sobre la Avenida Ciudad de Cali, que por estos días tienen estresados y trancados a los habitantes de aquel punto de Bogotá.
En la Avenida Caracas al norte, sobre la calle 72 hay otros puntos neurálgicos invadidos de trancones donde se adelanta el intercambiador de la calle 72 para la primera línea del metro. El costado norte de la calle 72 está cerrado y hay un contraflujo que debilita la circulación en este sector.
La extensión de la Avenida Caracas hacia el sur, desde la última estación de Transmilenio en el sur hasta el Portal de Usme es otro infierno vehicular que está justo al frente de la cárcel la Picota y el batallón de Artillería del Ejército Nacional. Según los que pasan por este sector de la ciudad los trancones por allí son de al menos dos horas.