La “suspensión temporal” por presunta participación en política del alcalde Daniel Quintero de Medellín… la pronta y fulminante actuación de la Procuraduría es lo que podríamos llamar “un tiro en el pie” de parte del Gobierno en campaña y con candidato, a dos semanas de la primera vuelta presidencial.
En su pronunciamiento la procuradora general Margarita Cabello dijo: “Los servidores públicos deben tener en cuenta que la intervención en política no se reduce al pedido expreso de votar por un candidato, sino que contempla cualquier actuación que genere en el imaginario colectivo la realización de alianzas o apoyo que rompan con el equilibrio de la contienda electoral”.
En este orden de ideas, es innegable que a Duque le aplica en todo el sentido de la palabra el concepto de: “Actuación que genere en el imaginario colectivo” expresado por la procuradora.
Esta actuación sesgada es más un favor para Quintero que un castigo. Si con esto, se pretende minar su capacidad política y administrativa en la alcaldía. Máxime si recordamos el efecto político contrario que produjo la destitución de Petro en tiempos de Santos por parte de Ordoñez, pues, si algo catapultó la carrera política de Petro fue el haberlo puesto en el paredón y más: el tener que restituirlo por un fallo de la CIDH lo convirtió en un mártir popular.
El tiempo de sanción de Quintero (3 meses) le da la oportunidad de hacer su propia campaña. Recordemos que acaba de pasar por un fallido y cuestionado proceso de revocatoria. Ha hecho una alcaldía brillante y es una figura administrativa y política de gran futuro.
Todas estas actuaciones deliberadas con el propósito de atravesar un palo en la rueda de su administración no contribuyen sino a la difusión de su nombre y a convertirlo en figura pública nacional. Además, esta decisión administrativa incentivará la discusión internacional porque hará eco en la CIDH.
En otras palabras, se equivocó nuevamente el Gobierno, le ha dado a Quintero la oportunidad de su vida entregándole la mejor herramienta de popularidad.
Aumenta la impopularidad del gobierno y resta a su candidato, pues, pondrá en el ojo del huracán la memoria de Hidroituango y todas las actuaciones administrativas que afectan directamente al candidato de Gobierno durante su alcaldía.
¿Otra "jugadita" que le sale mal al Gobierno?