La idea, como siempre, fue de Megan. Cansada de los tabloides británicos que la vienen destrozando desde que anunció su compromiso en noviembre del 2017, estaba desesperada por abandonar la isla. Este mensaje en el Instagram oficial de la pareja despejó una sospecha que llevaba meses sonando: Megan y Harry se mudarían a Canadá, el lugar donde la pareja ha vivido sus mejores momentos y en donde pasan vacaciones desde hace seis semanas.
Pero los periódicos no son los únicos que habla mal de Megan dentro de Inglaterra, también el servicio doméstico real ha revelado sus secretos. Todas las mañanas a las cinco de la mañana el personal que trabaja en el Palacio de Kesington tiembla. A esa hora Meghan Markle se despierta y empieza a dar órdenes. A veces, cuando está de humor, se va a los gritos. Las más de las veces sus órdenes vienen en mensajes de texto. Las ordenes, aunque todas son imperiosas, apremiantes, siempre son confusas. Los caprichos de la nuera de Lady Di han generado un caos en Kensington hasta el punto de que ha ocurrido una desbandada entre sus asistentes personales.
La culpa de estos caprichos desbordados de la duquesa de Sussex viene directamente de su esposo, el príncipe Harry, quien le ha dicho a los cuatro vientos que su esposa puede hacer lo que se le dé la gana en Palacio y que lo único que tiene que hacer el personal es cumplir los caprichos de Markle. Sin embargo ni siquiera la reina tiene tantas exigencias como Markle. Por eso su asistente fiel, Mellisa, fue la renuncia más sonada en el 2018. Las humillaciones son repetidas e insoportables. Markle no camina, levita. La distancia entre los dos se ha evidenciado ya que se ve que a Megan la pompa real, todo el protocolo, le resulta de lo más insoportable.
Además están los caprichos. La actriz estadounidense quería a como diera lugar que su esposo le diera una joya preciosa que podría tener su origen en la Rusia y habría pasado por la cabeza de Catalina La Grande. Solo la furia de la reina Isabel pudo calmar las ínfulas de Megan quien habría dicho: “No siempre se saldrá con la suya, ella llevará la tiara que yo le ceda”. La manera como trata a sus empleados llevó a que Kate Middleton, duquesa de Cambridge, le llamara la atención públicamente.
¿Quiénes soportan a Megan? Su círculo inmediato lo ha creado ella misma, rodeándose de gente que ha conocido como su amiga del alma, la estilista Jessica Mulroney o su compañera en la clase de literatura en la Northwestern University en Illinois.
Los rumores han caído mal entre los británicos hasta el punto que muchos afirman que la relación con su suegra, Lady Di, sería desastrosa ya que no se parecen en nada. El ánimo del matrimonio ha afectado directamente el genio de Harry. Dicen que ha cambiado diamentralmente y que ya no se divierte como nadie. Por ese conflicto habría renunciado Samanta Cohen, secretaria privado de los recién casados y quien aconsejaba a Megan en cada aparición pública. Edward Lane Fox, mano derecha de Harry desde hace cinco años, tampoco soportó el trote y abandonó el cargo.
Sin embargo todavía la Reina Isabel, al menos en apariencia, sigue respaldando a la pareja. A la madre de Megan la invitó personalmente a pasar las navidades del 2018 en el palacio de Buckingham, aunque en este último fin de año la relación fue menos afectuosa, aunque el príncipe Carlos se ha mantenido cercano a su hijo y a su yerna. Sin embargo los ingleses, que en últimas encuestas, empiezan a cobrarle su altivez y los rumores y ahora este exilio que le adjudican a Megan. Empieza otra vez a surgir entre ellos un odio parecido al que sintieron por Yoko Ono cincuenta años atrás.