Desde que Germán Vargas Lleras anunció su candidatura por firmas con el movimiento #MejorVargasLleras se burló de los ciudadanos colombianos por varias razones: en primer lugar, porque es una jugada de mercadeo político que intenta venderlo como el político anticorrupción, cuando todos saben que hace parte de uno de los partidos políticos más cuestionados; y en segundo lugar, (razón grave) porque está infringiendo las normas electorales colombianas.
Propiamente, infringe el artículo segundo de la ley 1475 de 2011, el estatuto de partidos políticos y movimientos políticos, por lo que estaría incurriendo en doble militancia. El calendario electoral establecido por la Registraduría Nacional del Estado Civil determinó como fecha de inicio de las campañas presidenciales el 27 de enero de 2018 y con ello la inscripción de las candidaturas que se extenderán hasta el 9 de marzo, de acuerdo a la Resolución 552 del 26 de mayo de 2017.
El artículo segundo de la citada ley establece que aquellos candidatos que resulten electos y decidan presentarse a la siguiente elección por un partido o movimiento político distinto deberá renunciar al cargo al menos doce meses antes del primer día de inscripciones, es decir, debió haber renunciado el 27 de enero de 2017. Teniendo en cuenta que el exvicepresidente renunció en marzo de este año, Germán Vargas Lleras está inhabilitado jurídicamente para ser candidato presidencial por firmas.
Ya ocurrió un caso similar en la ciudad de Cali: Angelino Garzón no pudo ser candidato por un movimiento significativo de ciudadanos, debió hacerlo por el Partido de la U porque no renunció en los tiempos legales. En el diario Occidente de dicha ciudad se dio a conocer el concepto de un abogado que analizó el caso de Angelino Garzón. El abogado argumentó que la inhabilidad de que trata el artículo segundo de la ley aplica para los movimientos significativos ciudadanos: “Como quiera que se consideró que los grupos significativos de ciudadanos también entran en la prohibición, a pesar de no contar con personería jurídica, le sucederá lo mismo al candidato que se inscriba por firmas si se encuentra incurso en la inhabilidad de doble militancia”.
¿Qué ha respondido el partido? En entrevista con el diario El Nuevo Siglo, Luis Felipe Henao argumentó que Germán Vargas Lleras no está incurriendo en doble militancia porque en 2014 fue candidato de la coalición entre el Partido de la U, el Partido Liberal y el Partido Cambio Radical: “Germán Vargas Lleras renunció al partido Cambio Radical, él era un simple militante. Segundo es que salió elegido conforme a una coalición, él no resultó electo por Cambio Radical, sino por la coalición y según las leyes del artículo 29 de la Ley 1475 de 2011, el candidato de coalición será el candidato único de los partidos políticos y de los movimientos significativos de ciudadanos.”
Luis Felipe Henao concluyó la respuesta con esta afirmación: “Por tal razón un movimiento de firmas puede tener coalición con Cambio Radical, no se configura la doble militancia”.
¿A dónde nos lleva entonces esto? A una estrategia de marketing político que pretende engañar a incautos, inocentes e ingenuos y mejorar la imagen de Germán Vargas Lleras y desligarlo de la cantidad de escándalos de corrupción que ha padecido Cambio Radical. Tomando en consideración la declaración del exministro Henao, la estrategia nos conduce a un único destino posible: una candidatura por coalición con Cambio Radical.
Germán Vargas Lleras será candidato por una coalición entre el movimiento #MejorVargasLleras y el partido Cambio Radical. Así está engañando al país mostrándose como un líder antipartidista y no lo es. Impulsar un comité promotor de firmas inicia su campaña antes de la fecha oficial, es decir, se genera una competencia desleal y va a desperdiciar una gran cantidad de recurso público en el proceso de verificación de las firmas para que al final, todo sea en vano.
Frente a este último punto, Vargas Lleras debe recolectar 386.000 firmas, hasta la fecha y según él mismo, ha recogido más de 400.000 y ha argumentado que su objetivo es llegar a las cuatro millones de firmas. ¿Cuánto le cuesta al Estado y específicamente a la Registraduría todo este proceso? Y no hablo solamente de recursos económicos, sino también recursos logísticos y de talento humano, todos desplegados a adelantar un proceso que reposa sobre la incertidumbre jurídica y que solo sirve para los intereses particulares de Germán Vargas Lleras.
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Está bien que un grupo de ciudadanos decida apoyar un candidato presidencial, se movilice en las redes para mostrarle su apoyo y todo lo demás que deseen hacer, pero movilizar el Estado y hacerle desperdiciar recursos validando millones de firmas que después no se van a emplear, es una jugada sucia que atenta contra el régimen democrático colombiano.
Las candidaturas por firmas son un mecanismo pensado para que ciudadanos desvinculados de los partidos puedan participar en elecciones y promover así la participación ciudadana. Germán Vargas Lleras se aprovecha de esta figura legal contenida en la ley 130 de 1994 cuyo espíritu siempre fue brindar la oportunidad a los ciudadanos de inscribirse como candidatos y no la de apoyar candidaturas de otros partidos.
El movimiento #MejorVargasLleras es un engaño a la ciudadanía colombiana, es un proceso político que se adelanta para promover e impulsar a un candidato, pero no para avalarlo legamente. Hay una gran diferencia con eso. En este caso es evidente que el citado Vargas Lleras no podrá inscribirse por el movimiento que recolecta las firmas dado que existe una prohibición ya citada en la ley 1475 de 2011.
