Ocurrió el miércoles de la semana pasada, en pleno Tour. Estaba a punto de largar la etapa 17 y ya Nairo Quintana tenía el cuerpo como un nazareno. Sus tres caídas arruinaron su rendimiento en la competencia. La policia francesa ese día irrumpió en los cuartos de Nairo y Dayer Quintana además de a su compatriota Winner Annacona. Sobre ellos tres pesaba la sospecha de dopaje.
Lejos de apoyar a sus muchachos el director del Arkea, Emmanuel Hubert, se desmarcó de ellos y los dejó absolutamente solos con su declaración: "La semana pasada se realizó una búsqueda en nuestro hotel, como ya he confirmado a varios medios de comunicación. Se refería solo a un número muy limitado de corredores, así como a su equipo cercano y no remunerado"
Con esta declaración ellos quedaron absolutamente solos. Nairo llevó a Annacona y a Dayer porque confía en ellos. Fueron su sombra en Movistar, donde también se sintió menospreciado dentro del grupo. ¿Qué es lo que pasa con Nairo? ¿Hay racismo? ¿Por qué los dos equipos en los que ha estado no ha recompensado su sacrificio, su clase? Nos negamos a creer que sobre Nairo pese algún indicio de dopaje. Esos señalamientos y la falta de apoyo preocupan.
En vez de estar enfocados en hacer un mejor equipo para el próximo año, los del Arkea, quienes hicieron la contratación más importante de la historia, quieren limpiarse sus manos sobre los uniformes de nuestros compatriotas. Otra vez Nairo tiene que ver como el puñal que tiene en su espalda salió de su propio equipo