A finales de 2022, la noticia empezó a expandirse por toda Rusia. Vladimir Putin sería padre por tercera vez. Ya había tenido dos hijos con su primera esposa Liudmila, a quien conoció en sus años como miembro de la KGB, la poderosa agencia de inteligencia estatal, equivalente a la CIA de Estados Unidos.
Toda Rusia conoce a las dos hijas mayores de Putin. Se trata de la académica y empresaria María Vorotsova, de 38 años de edad y la científica Katherina Tikhonova, quienes, al parecer, tendrían otros dos hermanos sobre los que Putin no habla.
Esta vez, los hijos serían de Alina Kabaeva, la campeona olímpica de gimnasia rítmica con quien Putin sostiene una relación secreta desde 2008. Putin cuida con celo su vida privada, pero se dice que con esta mujer ya tiene dos hijos.
El diario The Mirror de Inglaterra aseguró que la reacción de Putin ante la noticia no pudo ser más fría: "Ya tengo suficientes hijos y tuve suficientes hijas hace mucho tiempo".
En 2004, Alina Kabaeva estaba en la cresta de la ola. En su cuello colgaba un ramillete de medallas Olímpicas ganadas en las olimpiadas de ese año en Atenas y, además, se destacaba por su belleza. Incluso, una revista le llegó a pagar una millonada para que posara desnuda en sus páginas.
Todo iba bien hasta que la alcanzaron dos desgracias. La primera fue un escándalo de dopaje que la borró del mapa y la segunda que Vladimir Putin, el hombre más poderoso que ha tenido Rusia desde los años de Stalin, se enamoró de ella y entonces, salió del foco mediático.
En los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 en Sochi, Alina fue una de las seis atletas que llevó la antorcha olímpica. Por esa época, ya habían nacido sus dos hijos con el hombre fuerte de Rusia y por quien abandonó todo.
Putin ha tenido varios escarceos amorosos con poderosas mujeres como la exesposa de Donald Trump, Ivanka, o con Wendy Deng, quien se casó con otro multimillonario, Rupert Murdoch.
En Rusia, hay quienes ven en Putin, un hombre de 70 años, a una especie de símbolo sexual que ha llegado a ser portada de varios calendarios en los que ha posado sin camisa.
El interés y obsesión de Putin por Alina poco a poco se fue desinflando como un balón de éter. Hoy, sumido en la invasión de Rusia a Ucrania, acorralado por la contraofensiva que desde ese país hacen a sus tropas, no tiene tiempo para posar de ser un buen papá o un buen esposo.
En 2011, apoyado en su amigo íntimo, el Pope Kirill, el sacerdote con más poder dentro de la Iglesia Ortodoxa, Putin se separó de su primera esposa, Liudmila, para iniciar una relación con Alina Kabaeva, treinta años menor que él.
Ahora, que se ha enterado de que va a tener un tercer hijo de ella, la rechazó con desdén. Alina pudo haber sido una de las mejores gimnastas rítmicas en la historia de este deporte, pero lo dejó todo por estar al lado de un hombre que tiene otras pretensiones como, por ejemplo, conquistar el mundo.