No, al parecer no es de Benedetti, no fue escrito por la pluma del brillante poeta uruguayo; al parecer ni siquiera fue un reconocido poeta sino un ingenioso comediante cubano quien escribió tan bellos versos conocidos en la web con el título: Cuando pase la tormenta. Alexis Valdés es su nombre y refiere que llamó a su obra Esperanza. Saber esta curiosidad es importante no solo porque hay gente con un estilo semejante al de los grandes literatos o porque una vez más los derechos intelectuales se ven traspapelados en medio de este océano de información hipermanipulada, sino porque la obra de 11 versos es bella y retrata un mundo privado que es de interés de todos.
Me enteré de este escrito en un hermoso video difundido en redes sociales por la Universidad Católica de Manizales el pasado 29 de abril y de inmediato me puse en la búsqueda de ir tras la huella de los sensibles renglones recitados por diferentes colaboradores de esta institución en la que realicé mi posgrado hace algunos años. En un juego creativo una persona distinta pronunciaba cada verso ante la cámara. El poema dice así en sus tres primeras estrofas:
1. Cuando la tormenta pase/Y se amansen los caminos/y seamos sobrevivientes/de un naufragio colectivo.
2. Con el corazón lloroso/y el destino bendecido/nos sentiremos dichosos/tan sólo por estar vivos.
3. Y le daremos un abrazo/al primer desconocido/y alabaremos la suerte/de conservar un amigo.
Gusté de sobremanera escuchar esas voces de la educación recitando en tiempo futuro el adjetivo perfecto para describir el valor de la unión ante la amenaza, el quebranto que se aferra a la esperanza, la promesa de volver a sonreír y la gratitud de la existencia. Lo que dice el poema que haremos es sumergirnos en la alegría de sobrevivir bajo el reconocimiento de las convivencias.
Los siguientes versos continúan así:
4. Y entonces recordaremos/ todo aquello que perdimos/ y de una vez aprenderemos/ todo lo que no aprendimos.
5. Ya no tendremos envidia/ pues todos habrán sufrido. / Ya no tendremos desidia/ Seremos más compasivos.
6. Valdrá más lo que es de todos/Que lo jamás conseguido/Seremos más generosos/ Y mucho más comprometidos.
7. Entenderemos lo frágil/que significa estar vivos/Sudaremos empatía/por quien está y quien se ha ido.
Entre la rima envidiable y el decoro de los intérpretes, la poesía nos rescata diciendo aquello que se ansía, pasar el trago amargo y dejar aquello que la indignidad prohibiría. Volver a la pérdida para ganar experiencia por el entendimiento de sufrimientos compartidos que al fin se levantarán para seguir ya no en soledad, sino traspasados en la lógica del hogar y la comunidad. Heridos y exiliados somos personas vulnerables con la inmensa fortuna de poder contar este cuento.
Al final el poema termina así:
8. Extrañaremos al viejo/que pedía un peso en el mercado, / que no supimos su nombre/y siempre estuvo a tu lado.
9. Y quizás el viejo pobre/era tu Dios disfrazado. /Nunca preguntaste el nombre/porque estabas apurado.
10. Y todo será un milagro/Y todo será un legado/Y se respetará la vida, /la vida que hemos ganado.
11. Cuando la tormenta pase/te pido Dios, apenado, /que nos devuelvas mejores, /como nos habías soñado.
Con la emoción que puede generar este arte justo para nuestro tiempo, desee llenar de metáforas los corazones inundados de sufrimiento, igual, en la espera de una redención posible, de un milagro de dignidad y de la posibilidad de soñar con una conciencia esperanzadora, longánima y trascendente, una que vincule a la gente inspirada en el breve espacio de la armonía, como las personas del video de la UCM.