La campana y la campaña electoral
Opinión

La campana y la campaña electoral

¿Lo que no se ha dicho será divertido?

Por:
enero 30, 2014
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El llamado está al momento. Suenan las campanas, todo dispuesto para que el certamen comience; las vísperas hacen que las campanas suenen y retumben en la villa; el tañido es tan fuerte, tan persistente que los más distraídos ya deben estar  en punto. Atención, se avecina el momento: las campanas resuenan, los anuncios se aproximan.

La campaña electoral inicia y, habíamos dicho que comenzó como muy aburrida, nada nuevo se aproximaba, ninguna contienda se preveía ni se ofrecían ideas acerca del cómo satisfacer los fines del Estado; un conjunto vacío; ni una diferencia en la marca de los postulados —ahhh, la gente se preguntaba si había postulados—; como que todo estaba por una simple fórmula de ampliación del período, por cuatro años más, pasando obvio —pues así lo establecen las reglas—, por medio del ajetreo electoral. Estábamos ya casi conformes, tristemente conformes, con que los días pasaban y, sin duda un nuevo período, que no gobierno, se sucedería.

Pero las marchas protestantes; la cuasidestitución del alcalde mayor —en lo que va— y, por supuesto, ahora, por último y que, no será lo último, la designación de candidata a la Presidencia de la República, por el Partido Conservador.

De lo primero, parece que la representación de los partidos políticos y de los gremios de la producción, insistimos, ya no colman las expectativas o las labores por las cuales fueron conformados; las redes sociales, las manifestaciones de inconformidad que, también utilizan las redes mismas y, el cambio de paradigma de representación, por la de participativa, es decir, los canales de atención y expresión dados por la necesidad de reivindicación —casualmente como lo ordena la Constitución Política—, están dando un campanazo de alerta: suenan campanas. Tañen una modificación. La segunda, al poner al alcalde en sede de lo que es propio, vale decir, no en la actividad de administrar, sino a la de agitar las masas sedientas de protesta, la decisión administrativa del procurador unió toda manifestación de inconformidad, por todo y sobre todo; allí los llamados nodos de la diversidad sexual, los amantes de los toros, que no de la denominada fiesta brava, los estudiantes, los paperos —que según dijo el procurador, no tienen carácter y yo creo lo contrario; allá él—, los recicladores, etc., etc.; todos a una como en Fuenteovejuna tañen por ser reconocidos, por tener visibilidad, por, en fin, obtener atención a su requiebro. Todos en la plaza, con viva amenaza a la conformidad; con amenaza a la conformidad, repito, que puede llevar a la inconformidad con la reelección o, técnicamente, con la ampliación del período presidencial que, por certamen electoral, se pueda presentar. Y allí, la campana, el tañido de la campana irrumpe frente a la conformidad, al lado de los vítores anticipados de los resultados. Alerta: los movimientos sociales, las redes sociales, reflector de sucesos inesperados.

Y, en tercer lugar, el pregón[1]: ‘saltó la liebre’. No era de esperarse, pero así sucedió. El Partido Conservador recordó que era partido y, no algo tan raro como ‘la fuerza que decide’  — ¿‘que decide no competir por la primera magistratura’?!Preguntaban los doctrinarios—; y, así, escogió por participar como tal, como partido en las elecciones y, así, designó candidata presidencial. Era lo lógico, lo programático, lo políticamente correcto; se superó la época de un partido que recogía votos para otro, actuando como una sucursal que vende de lo mismo pero en local aparte, pero sin poder producir lo que intermedia; fue una cosa rara. La campana ideológica dio por el tañido. Alerta: los partidarios de los partidos programáticos se despiertan.

Tres elementos unidos, relacionados o no, se deben tener en cuenta en la realidad política. Son campanas sonando, subiendo de tono: ¿una campaña viva o el apocalipsis de la reelección? Usted analice.

 



[1]pregón.(Del lat. praeconĭum).1. m. Promulgación o publicación que en voz alta se hace en los sitios públicos de algo que conviene que todos sepan.(…) 4. m. ant. Alabanza hecha en público de alguien o algo.tras cada ~, azote.1. expr. fest. U. para zaherir a quien tras cada bocado quiere beber.Real Academia Española http://lema.rae.es/drae/?val=preg%C3%B3n

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