Es una realidad que el candidato uribista tiene asegurado un lugar en la segunda vuelta presidencial de 2018. Un escenario muy similar al que se va a presentar en Francia pues Mariane Le Pen a la cabeza de un Frente Nacional depurado de controversias antisemíticas y con una plataforma alejada de la extrema derecha clásica tiene un lugar fijo en la segunda vuelta presidencial de 2017. Todo parece indicar que tanto en Colombia como en Francia la habilidad de los candidatos que lleguen a la segunda vuelta para tejer coaliciones será el factor fundamental para ocupar el Elíseo y la Casa de Nariño respectivamente. En estos momentos en el país todos los partidos y candidatos independientes tienen enfiladas las baterías para unas presidenciales que no distaran mucho de la segunda vuelta presidencial en 2014 cuando un discurso excluyente de paz y guerra determinó la jornada electoral. En ese sentido las declaraciones de Rodrigo Londoño en la firma del Acuerdo relativas a un “gobierno de transición” dejaron a muchos desconcertados y a otros pensando en la estrategia de las Farc ya como un partido político de cara a las próximas elecciones presidenciales.
Queda claro que el futuro inmediato de Acuerdo y la implementación territorial de la Reforma Rural Integral, la sustitución de cultivos de uso ilícito y la Jurisdicción Especial para la Paz, dependen en gran medida de la voluntad política del eventual congreso y presidente, es decir, si en 2014 asistimos a la esquizofrenia de una campaña que estaba enfocada en la continuidad de la negociación posiblemente para 2018 el discurso estará orientado a consolidar una implementación robusta pues aunque se habla de 15 años en ese proceso sino se tiene una estructura inicial sólida muchos apartes del Acuerdo podrían quedar en franca letra muerta. Ese es el temor de las Farc y de muchos sectores cercanos a la negociación. De la afirmación de Londoño también se puede concluir que las Farc no van a tener un candidato propio para 2018 y tal vez buscarán integrar un Frente amplio por la paz. Esto implicaría asumir un gran riesgo pues la presencia del movimiento político de las Farc podría restar muchísimos respaldos ciudadanos a un candidato de coalición, especialmente entre los electores urbanos más cercanos a las propuestas del Uribismo, a los denominados independientes como el fajardismo y a la aplanadora clientelar de Vargas lleras. Construir confianza entre los electores y restarle importancia al lastre de terror y violencia con el cual han sido caracterizados será un reto que le tomará un buen tiempo a las Farc y en esa perspectiva no creo que para 2018 se haya desmontado esa imagen (si se llega a desmontar) y su presencia en una coalición podría ser muy lesiva en términos electorales.
¿Quién podría ser el candidato de la transición?, el único de los presidenciales que podría garantizar la adecuada implementación del Acuerdo es Humberto de La Calle. No hay nadie más. Asimismo, es el único candidato que en una eventual segunda vuelta podría tejer una coalición con sectores de izquierda, movimientos sociales, centro izquierda y algunos partidos de derecha (la U). De la Calle no representaría el candidato de la continuidad pues el capital político de Santos se encuentra tan lesionado que pensar que con su mera bendición De La Calle tendría la presidencia asegurada es un despropósito. Del candidato uribista y Vargas Lleras (que podrían ser el mismo en primera vuelta), no se evidencia el más precario interés la implementación. Algo muy acentuado en Vargas Lleras para quien el tema de la “paz” al parecer nos es muy importante. Aunque no creo que se desmonte el Acuerdo un presidente contrario al proceso si afectaría sustancialmente la línea de implementación y los proyectos necesarios para convertir en realidad la propuesta de paz territorial que atraviesa todos los puntos. Sobre los independientes, tal vez Fajardo sea el más cercano a respetar la implementación pero su cercanía con el uribismo y su pragmatismo desbordado no dan parte de tranquilidad.
Finalmente, desde el puerto de la Izquierda la implementación no sería el centro pero si un factor importante, sin embargo, la inviable posibilidad de que la izquierda consolide una coacción en la primera vuelta hace inexistente su presencia en la segunda. En conclusión, en los próximos meses quedará claro si el discurso de la implementación de la “paz” será determinante en las presidenciales, si se crea un Frente amplio que integre a las Farc con otros sectores y de De la Calle como candidato y si en 2018 se iniciará un denominado gobierno de transición. Al igual que en Francia, las próximas presidenciales marcarán en punto de partida de grandes trasformaciones en el país.