Una gran cantidad de colegios privados han iniciado sus clases en el modelo de alternancia con el objetivo de retornar gradualmente a la presencialidad y a la “nueva normalidad” académica. Dentro de las muchas razones para volver a las instalaciones de los planteles educativos, valederas todas, está el mejoramiento de la calidad de los procesos académicos.
Sin embargo, frente a este aspecto particular de la calidad se ha dado un paso atrás.
Inicialmente, las instituciones educativas adaptaron sus procesos académicos para la educación a distancia y los docentes acomodaron sus procesos didácticos para mejorar la interacción en el aula virtual y generar educación de calidad. Era evidente que los estudiantes detrás de sus pantallas desarrollaban sus actividades y las condiciones eran iguales para todos.
Ahora, desafortunadamente, las condiciones cambiaron. El docente debe acoplar sus estrategias didácticas a dos grupos de estudiantes con condiciones diferentes: unos de ellos presentes en el aula, frente a él, y otros detrás de las pantallas en sus hogares (para cumplir con el aforo por salones). Además, debe estar pendiente que los estudiantes presenciales cumplan con las normas de bioseguridad en el aula y al mismo tiempo generar interés y motivación a los estudiantes virtuales.
Por otro lado, el espacio físico del aula cambió: ahora hay cámaras, micrófonos, tapabocas, gel, lavamanos portátil, entre otros. Sin contar con que las instituciones pasaron de promover la calidad de los procesos educativos, de clases de 60 o más minutos que atrapaban de la mejor manera el interés de los educandos, a la calidad de las normas de bioseguridad, con horas que se convierten en 45, 40 o 30 minutos de clase real por estar pendientes de tomar temperaturas, lavarse las manos, aplicar gel y velar por la disciplina y el distanciamiento social. Los padres de familia evidenciamos los cambios al observar virtualmente cómo los docentes exhortan a sus estudiantes presenciales a colocarse bien el tapabocas una, dos o más veces, perdiendo minutos valiosos que antes se invertían en clases de calidad.
Los niños, niñas y adolescentes han vuelto a encontrarse en el espacio físico de sus aulas, una gran ganancia, pero la calidad de la educación no mejoró con la alternancia. Lastimosamente, dio pasos hacia atrás de algo que había evolucionado luego de 10 meses de trabajo académico fuerte de instituciones, educadores, estudiantes y padres de familia.