Una familia colombiana de cinco integrantes que sume en total como ingresos mensuales cuatro salarios mínimos ($689.454 sm) deberá trabajar 41 años para tener la plata que también por un mes de trabajo recibe un multimillonario colombiano. Y a este multimillonario le ocuparía 9 minutos de trabajo obtener el ingreso de la mencionada familia.
Son los datos que arroja la Calculadora de la Desigualdad, una aplicación desarrollada por la organización internacional para el desarrollo Oxfam y forma parte de la campaña Iguales, es hora de cambiar la regla. Se trata de una herramienta digital que permite a cualquier ciudadano de 15 países latinoamericanos comparar los ingresos de su familia con lo que ganan los multimillonarios de esos mismos países y con las demás personas pertenecientes a diferentes niveles de ingreso de su país.
Al ingresar los datos de un Congresista colombiano, cuyo salario legal mensual es de $26’749.000 y quien tiene a cargo 3 personas, la calculadora indica que se trata de una familia privilegiada (con ingreso alto, el escalafón más cercano al de un multimillonario). El congresista tendría que trabajar 2 años y 7 meses para hacerse con el salario mensual de un multimillonario, en tanto que a una familia con ingreso bajo mínimo tendría que trabajar 445 años y dos meses para ver la plata que ve en un mes el rico.
De forma lúdica pero muy directa, la Calculadora busca confrontar a los ciudadanos con las terribles brechas que existen en las sociedades latinoamericanas. También se pretende concientizar a gobiernos y ciudadanía de que no existen pobres sin ricos y que la solución a la desigualdad y la pobreza implica mirar la otra cara de la moneda: la acumulación extrema de la riqueza.
Esta herramienta digital es la novedad central de la campaña ‘Iguales. Es hora de cambiar las reglas’ con la que Oxfam hace un llamado a los líderes mundiales para acabar con la concentración extrema de riqueza y poder. “La calculadora de la desigualdad muestra la cruda realidad de las sociedades fracturadas en las que vivimos. Nos permite evaluar cómo nos situamos en términos de ingreso con respecto al resto de la sociedad y nos muestra la desigualdad extrema que tenemos en comparación con algunas personas que, no solo concentran mucha riqueza e ingreso sino que también, concentran mucho poder”, explica Rosa Cañete, coordinadora de la campaña.
Según el más reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la desigualdad en Colombia es de las mayores del mundo y es realmente superior a la que reporta oficialmente el Dane. La desigualdad en el país, medida por el coeficiente de Gini –en donde 0 es total igualdad y 1 total desigualdad– según el Dane, es de 0,52, pero de acuerdo a su informe para la Cepal está en 0,55. La Calculadora de la Desigualdad indica que en Colombia hay 670 multimillonarios cuya fortuna representa 4.6 veces la inversión del Estado en educación y equivale el 22% del Producto Interno Bruto.
A nivel regional el panora no es menos lúgubre. Según el Reporte de Ultra Riqueza 2014 en Latinoamérica y el Caribe hay 14,805 multimillonarios. Su riqueza equivale al dinero necesario para eliminar la pobreza monetaria de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay, juntos. Una persona de un hogar multimillonario en América Latina gana 1,154 veces más de lo que percibe una persona de un hogar del 20% más pobre de la población. “Oxfam no está en contra de los ricos, pero sí de la acumulación extrema de riqueza y poder mientras se vuelve a ampliar en número de pobres de la región”, agrega Cañete.
De acuerdo al último Informe de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), 25 millones de latinoamericanos están en riesgo de ser pobres otra vez, debido al nuevo ciclo de recesión económica y a la creciente desigualdad social en esta región que persiste en ser la más desigual del mundo. Oxfam ha reiterado en varias ocasiones que la lucha efectiva contra la desigualdad y la pobreza solo será posible cuando los gobiernos sean capaces de desligarse de los intereses de las élites políticas y económicas y se acaben las prebendas para unos pocos, que deterioran la calidad de vida de la mayoría de la población.