La fastuosa boda de Natalia Ordóñez Hernández, hija del exprocurador Alejandro Ordóñez, en el Santuario Nuestra Señora del Carmen en 2013 fue el último evento social al que asistió Juan José García Romero en compañía de su esposa Piedad Zuccardi. A oídos de ‘Juancho’ García, ya condenado e inhabilitado por la Procuraduría, llegó información sobre una captura que estaba a punto de hacer la policía en su penthouse ubicado en el edificio Isla del Sol de Cartagena, donde era un recurrente anfitrión de fiestas y eventos políticos. Iban tras su esposa, la senadora Piedad Zuccardi por sus nexos con los paramilitares. La acompañó a entregarse, seguro que con ello no le arrebatarían el poder en el Congreso que había cultivado en los últimos 50 años, con dos curules seguras que tenían el sello García Romero.
Las andanzas de Piedad Zuccardi no eran el primer lío judicial que enfrentaba la familia; la cárcel ya la conocían el propio Juancho García y sus hermanos Héctor y Álvaro ‘el Gordo’. Mientras Piedad Zuccardi permanecía presa en una guarnición militar, los García Romero movían su maquinaría en Sucre y Bolívar para garantizar la continuidad del poder político de la familia en las siguientes generaciones.
El apellido García Romero es producto de un amorío entre dos hermanos, Gabriel y Juan José, de Sucre; y dos hermanas, Maddy y Betty, oriundas de Carmen de Bolívar. Con dichas uniones se sellaría una alianza económica con origen en el campo, ambas familias propietarias de prósperos negocios de tabaco, agricultura y ganado. A Juan José García quien se casó con Maddy Romero lo jaló la política, un gusto que le inculcó a cuatro de sus seis hijos. El primero en seguir sus pasos fue su primogénito, a quien bautizó con su mismo nombre, Juan José García Romero, quien llegó por primera vez al Senado en 1978 por el Partido Liberal durante la presidencia de Julio César Turbay, pero no por mérito propio sino como reemplazo de un amigo, Marún Gossaín Játtin que se lanzó a la gobernación de Bolívar y le dejó la curul a los García Romero.
Juan José García decidió armar rancho aparte y armar su propio movimiento. En 1981 convocó a una reunión en el restaurante Rancho In al que invitó a dirigentes liberales de toda la Costa y les propuso abandonar el Partido Liberal para armar la Nueva Fuerza Liberal. Permaneció 20 años en el Senado, hasta que en 1998 se vio obligado a renunciar cuando la Corte Suprema lo acusó por peculado de $110 millones en auxilios parlamentarios. Por fuera de la política y mientras preparaba su defensa Juan José García regresó a su negocio de tabaco en los Montes de María. Pero los líos no cesaron, dos años después la Fiscalía y el CTI lo capturaron en el Aeropuerto Rafael Núñez de Bogotá cuando llegaba de un viaje familiar en Alemania. Francisco Martelo, exgerente de Telecartagena denunció que García lo había presionado para que favoreciera a sus amigos personales y familiares con contratos en el canal.
La condena le llegó en 2007: tres años y medio de prisión por peculado que logró pagar desde su apartamento. Mientras tanto, su hermano Álvaro, conocido como El Gordo García, por sus más de 200 kilos, seguía afianzando su poder electoral en Bolívar y Sucre. A diferencia de Juancho, había llegado primero a la Cámara de Representantes en 1988. No tenía vocación política, nadie conocía su voz en el Congreso y tampoco le interesaba mojar titulares de prensa o sobresalir pero fue una picardía la que lo hizo sobresalir cuando durante una votación de la reforma agraria del entonces presidente Virgilio Barco, el Gordo García fue captado por las cámaras de televisión introduciendo más de un voto a la urna. La reforma se hundió y su trampa antes que tener consecuencias, lo catapultó al Senado en las siguientes elecciones legislativas. Llegó por el Movimiento Nacional Progresista y luego por Colombia Democrática en donde se convirtió en aliado de Mario Uribe, primo del expresidente Álvaro Uribe.
En 2010, exactamente tres años después de la condena de su hermano Juancho, salió a la luz su alianza con el Bloque Héroes de los Montes de María. Este había nacido en los años 90 en la finca Las Canarias, propiedad de su vecino Miguel Nule Amín, el papá de Miguel Antonio Nule, condenado en el escándalo de contratación de Bogotá. El Gordo García reunía a ganaderos de la zona con el jefe paramilitar Salvatore Mancuso, a esos encuentros también asistía su compinche el exgobernador de Sucre, Salvador Arana. Dicha alianza marcó el principio de su fin.
El 14 de octubre del 2000 cien paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) asesinaron a sangre fría con garrotes, machetes y piedras a 12 campesinos y desplazaron a 200 familias en el Carmen de Bolívar. La masacre de Macayepo aterrorizó al país y llenó los titulares de prensa a nivel nacional. Detrás de dicha masacre había estado Álvaro 'El Gordo' García, quien logró pasar desapercibido durante casi una década hasta que en 2010 la Corte Suprema de Justicia lo condenó a 40 años de prisión.
Salvatore Mancuso fue la piedra en el zapato para los García Romero. No solo reveló su relación con el Gordo García en 2009, su testimonio también puso en el radar de la justicia el nombre de Piedad Zuccardi, una de las fundadoras del partido La U junto a Juan Manuel Santos, baronesa electoral del departamento del Bolívar y quien logró 75.450 votos en 2010. Zuccardi fue señalada de relacionarse con el Bloque Héroes de los Montes de María, el mismo al que estaba vinculado su cuñado. Según el expediente de la justicia, entre el año 2001 y 2003 Zuccardi habría asistido a varias reuniones con los comandantes paramilitares Caramelo y Barranco de Loba, con quienes pactó un acuerdo político de cara a las elecciones regionales de 2003. El ‘Pacto de Barranco de Loba’ como fue conocido, implicaba que los paras apoyarían financiera y políticamente la campaña a la Gobernación de Bolívar de Alfonso López Cossio a cambio de cuotas burocráticas en varias secretarías.
Los paramilitares siempre jugaron a doble banda en las elecciones regionales y nunca hacían acuerdos con un solo candidato. Al mismo tiempo que habrían pactado en favor de López Cossio, hicieron lo mismo con Libardo Simancas Torres, quien terminó derrotando al candidato de los García Romero. La Corte Suprema de Justicia también lo condenó por parapolítica, después de que el exgobernador aceptara alianzas con el Bloque Héroes de los Montes de María.
Las relaciones de Piedad Zuccardi también se expandieron en los territorios de Enilce ‘La Gata’ López y el poderoso contratista de Bolívar, Alfonso ‘El Turco’ Hilsaca. La prueba reina fue una fotografía tomada en el año 2003 en donde Piedad Zuccardi se veían en la campaña de Alfonso López Cossio con Héctor Julio Alfonso López, hijo de La Gata.
En 2016, Zuccardi quedó libre por vencimiento de términos, pero su vida electoral era asunto del pasado. Sin embargo, dejó pavimentado el camino para que su hijo Andrés García Zuccardi se quedara con el cupo familiar en el Senado. Igual El Gordo hizo un período antes con su hermana Teresita quien obtuvo su curul en el 2010, después de haber sido nombrada por el expresidente Ernesto Samper en un cargo diplomático en Frankfurt, Alemania.
Teresita llegó al Senado con el partido Opción Ciudadana -antiguo PIN, fundado por Juan Carlos ‘El Negro’ Martínez y Luis Alberto ‘El Tuerto’ Gil- alcanzando más de 54 mil votos. En el Congreso se sostuvo hasta 2018, cuando decidió entregarle la curul a su hija Juliana Escalante, que recibió el apoyo de Germán Vargas Lleras y su partido Cambio Radical. Para asegurar los votos que Teresita heredaría a su hija, la familia hizo multitudinarias fiestas, regalaron billetes de $ 20 mil a diestra y siniestra, aprovecharon la tradicional fiesta de Betulia en Sucre en el criadero Veracruz del exsenador condenado Musa Besaile, para hacer una corraleja sin cobrar la entrada. A pesar de haber tirado la casa por la ventana, la hija de Teresita se quemó.
El poder legislativo de los García Romero fue menguándose hasta quedar como único representante de la familia: Andrés García Zuccardi, hijo de Juan José García Romero y Piedad Zuccardi. En 2014, con apenas 29 años, logró más de 50 mil votos para las elecciones a Congreso con el partido de la U. Repitió con un resultado similar en el 2018, el año en que con el fundador del partido Juan Manuel Santos logró su reelección. a pesar de la decadencia de la colectividad política que se vio reventada por la corrupción interna y la falta de un líder político.
Desde la cárcel el Gordo García intentaba inútilmente mantener algo del poder. Sin embargo, los votos no le dieron ni para asegurar la gobernación de Sucre donde había mandado en el pasado. En 2019, su candidato Yahir Acuña terminó derrotado por el liberal Héctor Olimpo Espinosa. El Gordo, retador y peleador, de otros tiempos era ahora un cacique derrotado que se le escondía a la gente que había aportado recursos para la fallida campaña; un comportamiento que le llevó a ganarse una intimidante amenaza que le llegó a la entrada de su mansión en el barrio Venecia en Sincelejo, que decía “Paga Rata”.
La cuarentena obligó a la familia García Zuccardi a recogerse en Cartagena y terminaron el 2020 golpeados por la pandemia: Juancho, el patriarca de clan pasado se lo llevó el Covid. Y con él se fueron finalmente los años de gloria en la política local y nacional, que ya venía en declive. Juan José mantuvo su presencia en el senado por vía Zoom desde su penthouse en el edificio Isla del Sol en Cartagena, y fue allí donde le informó a su mamá Piedad Zuccardi que no tenía planes de regresar al Senado. Con la decisión se enterró un poderío de 50 años que ya se había marchitado con la derrota de Juliana Escalante, hija de Teresita García, retirada ahora en Sincelejo con esporádicas visitas a su hermano Álvaro El Gordo, que espera que su testimonio en la JEP le aligere la pena de cuarenta años por homicidio para no terminar enterrado en una cárcel.